diciembre 2020


Este año ha sido atípico. Operado por suerte de una hernia de disco a principios de marzo, lo que iba a suponer un corto periplo sin ir al cine, se convirtió en tristeza general con la llegada del maldito COVID-19. Justo una semana después de pasar por quirófano, la ausencia temporal alcanzó niveles eternos y globales… y seguimos. Pese a todo, el mundo del cine ha seguido ofreciendo buenas propuestas, historias para disfrutar y, sobre todo, para dar forma al ya clásico top de final de año. Ojo, como siempre el top no sigue un orden, sencillamente son las 10 + 1 que os quiero recomendar.

Las 10 de Uruloki en 2020
Las 10 de Uruloki en 2020

Possessor Uncut de Brandon Cronenberg. Una de las gratas sorpresas de este año. Ganadora de Sitges 2020 y segunda película del hijo de David Cronenberg tras Antiviral, 2012. Excesiva, muy violenta, transgresora y altamente perturbadora. La invasión corporal como leit motiv de una empresa de asesinos que se cuelan en la mente de incautos para cambiar el rumbo de las grandes corporaciones. Uno necesita verla para disfrutarla.

Tenet de Christopher Nolan. Pues sí, junto con Wonder Woman 1984 única película que he visto en cines en esta pandemia. Puro Nolan, film de espías en dos direcciones. Sesuda, elaborada, detallista e intrincada. Un lío genial con una historia de esas que el director británico se saca de la manga para rizar el rizo a niveles difícilmente imaginables. Nuevamente se juega con el tiempo, el futuro, el pasado y el presente, sin tener muy claro qué ves en cada momento y, sobre todo, hacia dónde te diriges.

VFW de Joe Begos. Deliciosa modernización de la clásica historia de apaches acosando a un grupo de cowboys, o directamente un nuevo homenaje al Río Bravo (Rio Bravo) de Howards Hawks, o más directamente una revisión de aquel Carpenter debutante en la magnífica y negativa Asalto a la comisaría del distrito 13 (Precint 13). Esta vez un grupo de veteranos hacen frente a una banda de traficantes, armados hasta los dientes y drogados hasta las cejas. Despiporre violento, gore, salvaje y sobrado. Una joya.

Sesión Salvaje de Julio Cesar Sánchez y Paco Limón. El gran documental. Viaje necesario por el cine de serie B / Z autóctona, por el western rodado en Almería, el gore patrio, las drogas duras, el destape y la famosa clasificación S, el fantaterror y un largo etcétera. Entretenido hasta decir basta, pegadizo hasta darte ganas de grabártelo en la retina para verlo una y otra vez. Todo regado con una canción mágica de Javier lbarrán. Obligada para saber más de nuestro cine.

Vicious Fun de Cody Calahan. Otra más vista en Sitges 2020 y sincero homenaje al cine de terror de serie B que todos hemos mamado desde hace muchos años. Historia de un bloguero que se cuela en una reunión de alcoholic… digo asesinos en serie. Todos los estereotipos del género, comedia, algo de gore y bastante humor. Bajo presupuesta pero ya lo dice su titulo: viciosamente divertida.

Jo Jo Rabbit de Taika Waititi. Estrenada allá por enero, y ganadora del Oscar al Mejor Guión Adaptado. Comedia triste, surreal y protagonizada por un niño que no tiene un tigre de peluche como amigo imaginario… si no al mismísimo Adolf Hitler. Ya de paso metes a Yorki en el film, esa especie de Russell salido de Up, y lo acompañas por un reparto molón y que muestra un universo nazi variopinto, triste pero optimista, plagado de odio pero esperanzador. El reparto genial con la Johansson o Sam Rockwell dándolo todo y acompañados por el propio Taika Waititi, el chaval Roman Griffin Davis o Thomasin McKenzie.

Mandibules de Quentin Dupieux. Si ves cine de Dupiex AKA Mr. Ozzio entonces estás viendo seguramente una de las películas más inclasificables del año y, por ende, 101% recomendable. Dos colegas, a cada cual más tonto, una mosca gigante, un objetivo inconcebible y una serie de personajes accesorios geniales. Breve y directa, graciosa y necesaria. De esas que si hay oportunidad uno de no debe perderse.

Color Out of Space de Richard Stanley. De nuevo cine independiente y aroma a Sitges, pero 2019. Estrenada en agosto de este año es el retorno de Richard Stanley al cine tras casi desaparecer fagocitado por La isla del Dr. Moreau (The Island of Dr. Moreau). Inclasificable adaptación del homónimo relato de H.P. Lovecraft, y perfecta en todos los sentidos. Transformadora y gore a partes iguales, con un Nicolas Cage haciendo frente a la aterradora espiral de deformación en la que se cuela su familia tras la caída del famoso meteorito. Queremos más Stanley visitando el universo Lovecraft.

La caza de Craig Zobel. La película maldita del 2019 que fue estrenada en 2020. En mundo de los mentideros de Reddit, Twitter o YouTube, de las fake news y lo que provocan en esos igualmente famosos leaks (gamergate, celebgate y otros tantos), llevado al extremo de la venganza contra aquellos que han lanzado el rumor… pero claro, con una curiosa equivocación que da lugar a la entrada de la deslumbrante y psicotrónica Betty Gilpin, la brutal wrestler fémina Debbie de "GLOW". Muertos por minuto igual a muchos. Otra que ha sido un gustazo ver.

El diablo a todas horas de Antonio Campos. No sé si la más inesperada de las que pongo aquí, pero desde luego un film destructivo y desmoralizante. Adaptación de una de las obras de Donald Ray Pollock, y periplo por un mundo plagado de suciedad, seres infectos, deleznables, crueles y grotescos. Tristeza de dimensiones catastróficas engrandecida por mala suerte, crueldad, corrupción, y mediocridad. Negativa de principio a fin, por ello lo del diablo a todas horas.

Cartel de Soul
Cartel de Soul

Soul de Pete Docter y Kemp Powers. Incorporación de última hora, de hecho se ha estrenado el 25 de diciembre en Disney+. Entre tanto film oscuro, siniestro, violento y negativo, el film positivo del año, y una nueva joya / obra maestra salida de la factoría Pixar. Un sobresaliente canto al simple hecho de vivir, sin necesidad de objetivos a llevar a cabo, retos personales o propósitos. Divertida, emotiva, entrañable, graciosa, pizpireta y repleta de buenas sensaciones. Así uno cierra el año cinematográfico de mejor humor.

Y ya está. Las 10 + 1 que quería destacar quedan sobre la mesa. Pero en este 2020 hemos tenido otras muchas cosas para disfrutar. Hace no hace mucho Wonder Woman 1984, y ya más lejanas la lovecraftiana Underwater, pasando por la no menos marina El faro, la hiperactiva Guns Akimbo o la socialmente terrorífica El hoyo, triunfadora de Sitges 2019. Hubo también espacio para revisar clásicos como Terror en el espacio, Robot Jox, Humanoides del abismo, Campamento sangriento, Repo Man, El imperio de la muerte, Las garras de Satán, El regreso de los muertos vivientes o Kung-Fu contra los 7 vampiros de oro.

Ojo, de aquellas esperanzas del 2020, ocho se han quedado en el tintero para… el 2021 (espero): Dune, Last Night in Soho, Candyman, Prisioners of Ghostland, En un barrio de Nueva York (In the Heights), Sin tiempo para morir (No Time to Die) y Antlers, esta despreciada y desaparecida del todo. En fin, a seguir mirando hacia adelante…

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En todas partes cuecen habas, y desde luego en las oficinas de Warner Bros. Pictures saben de sobra cómo hacerlas a fuego lento. Patty Jenkins regresa a los mandos de la primera secuela del hit taquillero Wonder Woman de 2017, propuesta fresca y casi perfecta que confirmó a Gal Gadot como ideal Diana Prince, y elemento crucial dentro del ahora supuestamente extinto DCEU. Tres años después de amasar más de 800 millones, Wonder Woman 1984 da un paso adelante en el tiempo, y dos atrás en su dimensión, llevando al espectador a entretenerse durante unas largas dos horas y media de histrionismos dignos de esa década plagada de color, extravagancia, nostalgia y tecnología obsoleta.

Como punto de partida Wonder Woman 1984 ofrece al respetable un arranque espectacular, fresco, entretenido e inesperado. Un arranque centrado en un breve instante de la formación de la Diana niña, en esa Themyscira de amazonas y dioses a los que rendir culto y temer. A golpe de maestría y durante una introducción que debe rondar los 5 minutos, la Jenkins pergeña una secuencia que te deja anonadado por la picardía de esa joven Diana y merced al tema central del film compuesto por Hans Zimmer, y que invita a vibrar sentado en la butaca del añorado cine. El problema es que ese inicio enciende al espectador y pone el listón a un nivel excesivamente alto que no se logrará mantener durante los restantes 145 minutos. Cosas que pasan.

Wonder Woman 1984 se apoya de forma inteligente, y obvia, en los mimbres que llevaron al éxito a su predecesora: plagar la película de buen rollo, química entre sus personajes y cierto aspecto naif que la hacen encantadora… aunque a la Gadot no le hace falta nada más para seguirlo siendo. Recupera para ello a viejos personajes, ahí tenemos de nuevo y bien justificado a Steve Trevor (Chris Pine), y nos presenta un nuevo par, la cerebrita Barbara Minerva (Kristen Wigg), y el casi telepedricador y maestro del engaño piramidal Maxwell Lord (Pedro Pascal). Lo ingenuo y buen rollista se demuestra con escenas que merecen ser mencionadas como la secuencia del atraco en el centro comercial, presentación pública de Wonder Woman en esos años 80, y que recuerda a la simpática escena de los atracadores del Superman de Donner (los del barco delante de la comisaría), o todos los instantes en los que nuestra heroína corre que se las pela, momentos que de nuevo nos retrotraen a otra era y en donde el aspecto de la Gadot , salvando las evidentes distancias, hacen que veamos a la mismísima Lynda Carter dándolo todo… Del mismo modo el film bebe de los cómics y las propuestas más estrambóticas y dignas de homenaje de su era dorada. Ahí está el jet invisible que el personaje usaba para desplazarse. Obviamente la continuidad no es posible, pero es un gustazo verlo en pantalla como amable guiño.

Pero como ya comentaba en todos lados cuecen habas, y las cosas buenas de WW84 están rodeadas por otras que no lo son tanto. La película acaba perdida entre el mayor de los caos, ya sea por la vertiginosa evolución del gran villano Lord, una vorágine de caos incontrolable, excentricidad extrema y cierto aburrimiento obsesivo, o la tardía y subexplotada transformación de Minerva en uno de los icónicos personajes del universo DC, difusa ya de paso en el ya clásico despiporre y atronador exceso visual a tropecientos más frames por segundos del que el cerebro humano puede soportar. Wonder Woman 1984 sufre más que su predecesora, que ya es decir, en el aspecto villanil, llegando a rozar cierta penuria de este factor tan necesario en el cine de superhéroes.Ya de paso se extiende tanto como el látigo de la verdad en el tormento del personaje, resultando algo cansino visitar el aspecto más psicológico de la superhéroe.

En fin, Wonder Woman 1984 entretiene, eso es innegable, pero desde luego no alcanza los niveles logrados por la película de 2017, dejando cierto sabor agridulce en un año donde el cómic convertido en cine nos ha convertido en huérfanos con ganas de más. A ver si no morimos de exceso en 2021… aunque no lo creo.

Colorido cartel de Wonder Woman 1984, los 80 están aquí
Colorido cartel de Wonder Woman 1984, los 80 están aquí

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Este fin de semana toca opinión de Wonder Woman 1984 para animar un poco más el tema. Hoy de nuevo toca invasión de nostalgia y pena con el anuncio del fallecimiento de Jeremy Bulloch, el actor británico que encarnó a Boba Fett en El imperio contraataca (Star Wars: Episode V – The Empire Strikes Back) y El retorno del Jedi (Star Wars: Episode VI – Return of the Jedi).

Ha fallecido Jeremy Bulloch, el Boba Fett original
Ha fallecido Jeremy Bulloch, el Boba Fett original

Bullock tuvo también un papel corto, muy corto, pero recurrente en el universo James Bond, encarnando a Smithers (empleado en el laboratorio de Q) en Sólo para sus ojos (For Your Eyes Only) y Octopussy. Curiosamente George Lucas contó con él en Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith (Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith), donde interpretó al Capitán Colton. También compartió pantalla con Jon Pertwee, el tercer Doctor, en "Doctor Who", haciendo frente a los míticos Sontaran.

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Resulta que Possessor Uncut es una de la grandes sorpresas de este 2020 que pronto termina, y la segunda propuesta cinematográfica como director / guionista de Brandon Cronenberg tras visitar también Sitges en el ya lejano 2012 con la enfermiza y contagiosa Antiviral, premiada también e igualmente recomendable.

Marcando su propio terreno pero a la evidente sombra de su padre, al César lo que es del César, el joven Cronenberg nos embarca en un tecno-thriller que presenta como base de su argumento la existencia de medios para la intrusión tecnológica mental (y corporal), amén de otro tipo de intrusiones, equivalentes a las cookies de nuestros navegadores… vamos, que cuidado con lo que haces en la intimidad de tu casa. En fin, tras un arranque sumamente violento, no es la tónica del film pero este está sembrado, conocemos a una asesina a sueldo llamada Tasya Vos (Andrea Riseborough), empleada de primera clase de una empresa que mediante alta tecnología, e implantes cerebrales, cuela a sus sicarios en la mente / cuerpo de gente normal para cometer crimines salvajes y pasados de rosca.

Possessor: Uncut AKA Christopher Abbott, pelele en manos de Andrea Riseborough
Possessor: Uncut AKA Christopher Abbott, pelele en manos de Andrea Riseborough

Es evidente que el trabajo pasa factura, y el nuevo encargo de Vos lleva a esta a un universo de dudas existenciales, en la que su propia conciencia es acechada y perforada… o no. Ahí está John Parse (Sean Bean), simulacro de Jeff Bezzos y por lo tanto CEO de una compañía que nos investiga, conoce nuestros gustos y orienta nuestras compras… amén de otras cosas más oscuras. Trabajando para este y en altos directivos su hija Ava (Tuppence Middleton), haciendo lo propio pero en puestos de recolección de datos el novio de esta, Colin, encarnado por Christopher Abbott, y a la postre enlace con el distante y exclusivo Parse… el nuevo encargo de Vos.

La película debe verse, sí o sí, y al igual que en el cine de David Cronenberg, el de Brandon va más allá. Apoyándose en una violencia extrema, muy gore, desagradable y abrumadora, marca de la casa, Possessor Uncut explora a golpes la intrusión en las conciencias, el lavado de coco o la maleabilidad de la identidad humana. Todo es alterable, todo es penetrable, todo es violable… ya lo era en el cine de su padre en el fondo, por lo tanto de tal palo, tal astilla. Por lo tanto, elementos presentes en nuestra sociedad, llevados al extremo claro está, y enfrascados en un frasco plagado de esencias de ciencia ficción y distopía que, esperemos, nunca llega a ocurrir. Possessor Uncut no es nueva carne, podría serlo, pero sí es un nuevo episodio en la cinematografía de un director que no deja indiferente.

Cartel de Possessor Uncut
Cartel de Possessor Uncut

 

Este fin de semana publico una opinión nueva, prometido, pero el mundo de las despedidas hoy tiene otro nombre que debe ser destacado. Tras Daria Nicolodi y David Prowse, la noticia triste del día es el fallecimiento de Hugh Keays-Byrne.

¿Hugh Keays-Byrne? Os preguntaréis muchos. Seguramente no pondréis cara a este actor nacido en la India británica de ojos penetrantes, pero si os digo Cortadedos en Mad Max: Salvajes de la Autopista (Mad Max) o Immortan Joe en Mad Max: Furia en la Carretera (Mad Max: Fury Road), pues la cosa seguro que cambia y os quedáis pegados. No se puede negar, estos fueron sus papeles, y el universo Mad Max el mundo por el que se le recordará, si bien participó en series Z / B varias de los 70 y 80 poco o nada conocidas como Guerreros de la muerte (Stone), El dragón vuela alto (The Man from Hong Kong), Mad Morgan (Mad Dog Morgan), Peligro: reacción en cadena (The Chain Reaction) o Droides (Starship).

Ahora bien, no sé cuántos recordaréis esto, pero Hugh Keays-Byrne casi fue el Detective Marciano AKA J’onn J’onzz en Justice League Mortal, el fallido plan de George Miller por contar la historia de la Liga de la Justicia allá por 2008, cuando la huelga de guionistas se llevó por delante varios proyectos potentes. En fin, otra triste noticia… siempre que recorramos el páramo le recordaremos.

Cortadedos
Cortadedos

Inmortan Joe
Inmortan Joe

Simplemente Hugh Keays-Byrne
Simplemente Hugh Keays-Byrne

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