octubre 2021


Tras varios años inmersa en el mundo del cortometraje y otras tareas secundarias en esferas más altas, va la veterana Camille Griffin, este de aquí es su debut tras las cámaras en un largometraje, y se saca de la manga el guión de Silent Night… sí, mismo título que el mítico slasher ochentero. Al tiempo, Matthew Vaughn (Kick-Ass, Stardust o Kingsman) se presenta a la hora y momento señalados para descubrir el escrito de la Griffin y de forma decidida apostar por esta curiosa sorpresa. Arrancamos…

Keira Knightley te da la bienvenida a Silent Night
Keira Knightley te da la bienvenida a Silent Night

Cuando uno se planta delante del Silent Night, todo apunta a que va a ver uno de esos dramas navideños estándar con reminiscencias de Los amigos de Peter (Peter’s Friends) plagado de secretos ocultos, verdades dolorosas y momentos de reconciliación. Lo típico, vamos. Ya de paso, un reparto de nivel alto con rostros reconocibles como los de Keira Knightley (Expiación) y Matthew Goode (Watchmen), dos de esos actores británicos top, acompañados por Lily-Rose Depp (The King), Sope Dirisu ("Gangs of London"), Annabelle Wallis (Maligno) y, otra agradable sorpresa, Roman Griffin Davis, el fabuloso chaval de la triste pero divertida Jojo Rabbit, todo sigue haciendo pensar que el tono es el que te ha parecido así a primera vista. Sin embargo, golpe de efecto, lo que Camille Griffin propone es una tragicomedia "navideña" de tono bastante negro donde se propone un juego inesperado y nada agradable, por no decir que cero estándar. Vamos poco a poco.

Todos reunidos para recordar tiempos pasados y quedar jodidos por el no futuro
Todos reunidos para recordar tiempos pasados y quedar jodidos por el no futuro

Silent Night cuenta la efímera historia de un grupo de antiguos amigos del colegio y la de sus seres queridos (hijos) cuando se reúnen para celebrar la Navidad y recordar los tiempos pretéritos que han compartido… Nell (Knightley) y Simon (Goode) son los anfitriones, el clásico caos navideño es inevitable, los hijos de estos no soportan a la hija de Sandra (Wallis) y Tony (Rufus Jones). Poco después llegan Bella (Lucy Punch) y su nueva novia Alex (Kirby Howell-Baptiste), esta última no está nada convencida con la idea de celebrar este día con un grupo de gente que no conoce y no le importa. Rematan el grupo James (Dirisu) y Sophie (Depp), que nunca ha caído bien al resto de mujeres de la casa porque es la demasiado joven pareja de James y no entienden que ha podido ver este en ella. Pero ciertamente, sólo podrán celebrar el pasado ya que el futuro se presenta negro al haberse producido un desastre natural (si es que estamos jodiendo el planeta) en modo mortal erupción medioambiental que amenaza con acabar con la raza humana en cuestión de días.

De buenas a primeras ya nada es lo que parecía ser, y Silent Nigth nos enfrenta al hasta dónde están dispuestos a llegar los protagonistas para evitar el sufrimiento de una muerte inevitable y así proteger del dolor a sus seres más queridos.
El film va y viene jugando el mismo juego de amor y resentimiento que propuso Kenneth Branagh en su film, pero con un tono oscuro, aterrador y triste… muy triste. Definitivamente, Silent Night debe verse, para reírse con los simpáticos gags que su directora / guionista cuela, pero también para palpar la crudeza de unos momentos fatales y terroríficos. Todavía podéis verla en Sitges Online.

Póster de Silent Night
Póster de Silent Night

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Sale uno de ver Titane de Julia Ducournau y no sabe si se ha comido una fabada asturiana con su chorizo, su panceta y su morcilla, o si acaban de darle gato por liebre y lo que ha degustado ha sido una hoja de lechuga lacia y revenida.

Agata Rousselle es Alexia, diosa de noche, no sé qué de día
Agata Rousselle es Alexia, diosa de noche, no sé qué de día

Tras dejarnos con el estómago revuelto hace unos años con la muy truculenta Crudo (Raw), carne de festival, la Ducournau nos deja ahora con el culo torcido al juntar en su triunfadora nueva obra, Palma de Oro del Festival de Cannes, cosas tan grotescas como el body horror más enfermizo y disparatado, los asesinos en serie de sota, caballo y rey, el amor mecánico vía palanca de cambio o freno de mano, y la transformación personal, ya sea quirúrgica como queer. La verdad, si te planteas lo enfermizo que resulta todo lo flipas… pero por otro lado, y de alguna forma, lo que ves te engatusa.

En Titane, la versión niña de Alexia (Agathe Rousselle) tiene un accidente de tráfico que le deja con una placa de titanio en el cráneo. Años después, la adulta Alexia luce cuerpo en una feria de automóviles y tunning: allí retoza con su particular Christine, allí se descubre como asesina en serie que aterroriza la Provenza francesa. Alexia es una mujer más (o menos): a sus treinta y tantos vive con sus padres, su cuerpo está poblado de tatuajes y la mala hostia que desprende su cara mantiene a todo el mundo a raya (o no). El tema es que esta aparente normalidad, ser una asesina en serie debería ser lo más normal del mundo visto la que se nos viene encima, se cuela de cabeza en el body horror pergeñado por David Cronenberg en su era gloriosa de Videodrome, La mosca (The Fly) o Vinieron de dentro de… (Shivers).

Vicent Lindon es Vicent, un padre obsesionado y decadente
Vicent Lindon es Vicent, un padre obsesionado y decadente

La Ducournau no se corta, y de forma evidente la relación entre lo orgánico y lo mecánico es parte de Titane. Hay cirugía, hay fluidos, hay transformación, hay lo que tiene que haber y algo más. Hay también una propuesta tan inesperada que es imposible imaginar que es lo siguiente que puede suceder, Ducournau va por libre y por ello Titane e alguna forma te engancha, y puede que hasta te llegue a convencer. El film sigue su ruta plagada de curvas, pero juega también una coherencia emocional merced al destruido personaje encarnado por Vincent Lindon, un jefe de bomberos que vive consumido por el dolor de la desaparición de su hijo 17 años atrás. Si es que al final hasta Titane transmite cierta conmovedora humanidad, pese a lo grotesco y anticlimático que resulta todo.

En definitiva, Titane es, que no es poco, pero cuesta procesar todo lo que ocurre, como ocurre, y como es pasado por la batidora Ducournau. Acojonantemente rara.

Póster de Titane
Póster de Titane

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En 1987, el mítico maestro de los efectos visuales y el stop-motion Phil Tippett (La guerra de las galaxias, El imperio contraataca, Piraña, Willow, RoboCop, Parque Jurásico o Starship Troopers) se embarcó en un ambicioso proyecto personal: Mad God.

Uno de los protagonistas de Mad God, un soldadete que recorre el grotesco y pintoresco mundo siniestro
Uno de los protagonistas de Mad God, un soldadete que recorre el grotesco y pintoresco mundo siniestro

Para dar vida a Mad God el bueno de Tippet fabricó y animó un mundo surrealista y muy siniestro en el que monstruos, mad-doctors loquísimos y señores de una muy bizarra guerra vagaban libremente sin sentido aparente. Tippet creó de la nada docenas de escenarios, cientos de marionetas y elementos de atrezzo, y unos cuantos cuadernos repletos de miles de bocetos y story-boards donde Mad God cobraba vida. Luego vino el éxito de Tippet Studio y el tan ansiado proyecto personal quedó olvidado en un cajón. 30 años después, un grupo de animadores del renovado Tippet Studio ("The Mandalorian" por poner un ejemplo de sus últimos trabajos) animaron al maestro a sacar adelante su sueño y vía KickStarter el plan de Phil Tippet resucitó en forma de conjunto de cortometrajes que, finalmente, se convirtieron, mira tú, en cine… llega por lo tanto Mad God y, tras triunfar en el Locarno Film Festival, ahora la tenéis para comprar y ver en Sitgesfilmfestival.online hasta el domingo 17.

Una de las criaturas de Mad God, de las mejores ortodoncias que podría uno imaginar
Una de las criaturas de Mad God, de las mejores ortodoncias que podría uno imaginar

Mad God es una película grasienta, oscura, siniestra, mecánica, escatológica, purulenta, palpitante y mugrienta. Carente de voz, no así de lloros y gritos, uno no puede más que agarrarse a la partitura que acompaña una historia sangrienta, donde además de notables elementos simiescos y mucho detalle macabro enfermizo, el enfoque es francamente deudor de los sueños más retorcidos que os podáis imaginar si uno es conocedor del universo Silent Hill. De paso Mad God no duda en guiñar el ojo a uno de los iconos de la historia cinematográfica de Tippet: ED-209 (por ahí sale de fondo y medio destrozado). Pero, o estoy muy loco o me lo estoy volviendo, también hay guiño guiño al mismísimo Clint Eastwood, o más bien a las vestimentas de este en la mítica El bueno, el feo y el malo (Il buono, il brutto, il cattivo), habiendo un momento muy surreal donde poncho, camisa y chaleco borreguero de los vestidos por "Rubio" en el film hacen acto de presencia. Lo dicho, Mad God es una rareza absoluta, una obra de arte del stop-motion, curiosa de ver, tediosa por momentos, pero sin lugar a dudas diferente a nada que uno haya podido imaginar en su vida. Totalmente diferente, embaucadora y grotesca.

Póster de Mad God
Póster de Mad God

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Va a ser complejo hablar de Sin tiempo para morir. Va a ser complejo echar la vista atrás y valorar con serenidad el largo y completo periplo de Daniel Craig al frente de uno de los más icónicos personajes recurrentes de la historia del cine. Va a ser complejo darse cuenta que se ha terminado una era de mayor gloria para una de las sagas más longevas, irrepetibles y geniales del séptimo arte.

Cuando James Bond (Daniel Craig) te mira así... ya te puedes ir despidiendo
Cuando James Bond (Daniel Craig) te mira así… ya te puedes ir despidiendo

Cuando Daniel Craig llegó para encarnar a James Bond en 2006, lo hizo con un complicado reto delante: ser el protagonista de una saga anclada en un estilo obsoleto y que ya de paso no pasaba por su mejor momento en cuanto a originalidad y creatividad (sin desmerecer eso si el trabajo del anterior agente del servicio secreto británico, el varonil Pierce Brosnan). Durante 4 años de silencio Barbara Brocolli y David G. Wilson picaron piedra para recuperar al héroe por excelencia y al agente secreto más intrépido. Casino Royale se reveló como un bombazo y el inicio de una nueva era Bond ligada al duro y rudo Craig, ya conocido por mucho por sus papeles en Layer Cake, Camino a la perdición (Road to Perdition) o Munich. Desde ese año y hasta 2015 el actor protagonizó la mencionada Casino Royale, Quantum of Solace, Skyfall y Spectre (una montaña rusa de sensaciones); seis años después de la última, 5 más 1 de pandemia debería decirse, se estrena Sin tiempo para morir, producción no exenta de laboriosidad, que sufrió el abandono de Danny Boyle, la entrada apresurada de Cari Joji Fukunaga, y una nueva oportunidad de los eternos guionistas Neal Purvis (7 bonds) y Robert Wade (otros 7 bonds), excluídos por Boyle en favor de la propuesta de John Hodge, que colaboraron ahora con el propio Fukunaga (creador de la primera temporada de "True Detective", "Maniac", Beast of No Nation o Jane Eyre), y Phoebe Waller-Bridge, diosa de la irreverencia en "Fleabag", "Killing Eve" o "Crashing".

Durante una secuencia inicial larga, la más completa de la saga, conocemos la traumática infancia de Madeleine Swann (Léa Seydoux), su encuentro con el villano de Sin tiempo para morir, el intrigante, pero anodino, Lyutsifer Safin (Rami Malek), y asistimos al impresionante despliegue hiperactivo y tortuoso por las estrechas calles empedradas de Matera (Italia), en donde vuelven los fantasmas del pasado de Bond en forma del sempiterno villano Blodfeld (Christophe Waltz) y recuerdo a Vesper Lynn. Superada esta parte se nos plantea lo nunca visto… el tiempo pasa. Un lustro y pico después del retiro de Bond en la apartada Jamaica, el destino lleva al exagente del MI6 a cruzar su camino con un viejo amigo, Felix Leiter (Jeffrey Wright), y ponerse tras los pasos de un científico loco que trabaja para Safin. En medio del fregado la nueva 007, Lashana Lynch, y una trama que vincula todo lo vinculable y un poco más.

Bond siempre ha sido galán
Bond siempre ha sido galán

Sin tiempo para morir es un film crepuscular, centrado más en el envejecimiento del personaje, la melancolía que le ha acompañado desde aquel Casino Royale y la traición de Vesper, amén de los secretos que ha ocultado y se le han ocultado. El favor que Craig ha hecho a la franquicia ha sido el de verle crecer como actor, pero también envejecer como personaje. Gracias a esto se reconoce a James Bond como un humano más pese a todo eso que es capaz de hacer y cualquier de nosotros no. Por ello esa eterna juventud a la que 007 ha estado abonado durante 60 largos años, el Dr. No pronto cumple, aquí se concibe de otra forma, siendo el destino que durante muchas décadas fue obviado el que se gana el derecho de surgir y puede que por deseo del propio Craig. Sin tiempo para morir no es la mejor de las películas de la serie Daniel Craig, pero sin lugar a dudas es un viaje más allá del propio Bond, con emotivos detalles en torno a varios de sus personajes, así como por la recuperación de Louis Amstrong y John Barry. Ese "We have all the time in the World" , tema central de 007 al servicio secreto de su Majestad (On Her Majesty’s Secret Service), no sólo enlaza momentos personales del personaje, si no que sirve de declaración real del sueño imposible al que el propio Bond se enfrentará en este nuevo reto.

En definitiva, sobresaliente y emotiva despedida de Daniel Craig, y paso adelante hacia la renovación… diferente si, pero una renovación más al fin y al cabo (aunque te toque la patata). James Bond regresará como siempre ha regresado, pero echaremos de menos el rostro de Craig, Daniel Craig.

Uno de los carteles del 2020... cuando abril iba a ser su fecha de estreno
Uno de los carteles del 2020… cuando abril iba a ser su fecha de estreno

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