octubre 2025
Sáb 11 Oct 2025
Ya inmersos en octubre recupero lo pendiente de septiembre, un mes de baja carga en salas y especial para recuperar clásicos de todos los tiempos. Se lleva la palma Una batalla tras otra de Paul Thomas Anderson, probablemente de lo mejor de este año que va ya apurando sus últimos meses.
Una batalla tras otra (One Battle After Another) de Paul Thomas Anderson. El cine de PTA es siempre diferente y sorprendente, y Una batalla tras otra no es la rara avis de su carrera. Esta vez PTA narra la historia de un padre fumeta, trasunto de “El nota”, adaptando vagamente una obra literaria icónica y referente en USA titulada “Vineland” sobre los movimientos revolucionarios anti-Nixon y pro-drogas entre las décadas de los 60 y 80. El tema se centra en este personaje bastante pasadillo y flipadete encarnado por un genial Leonardo DiCaprio, y su peripecia de ser un antisistema experto en explosivos transformado en único tutor al cargo de su hija (de bebé a adolescente). DiCaprio está acompañado por un elenco donde destacan Benicio del Toro, Regina Hall o Teyana Taylor, pero donde alcanza un nivel desorbitado de alucine un inclasificable ultrafacha (Sean Penn), villano sórdido, desagradable y grotesco que responde al nombre Lockjaw. Lo genial de Una batalla tras otra es que se pasa sin que te enteres, sus cerca de tres horas no se notan merced a lo vibrante, divertida, absurda o excesiva que es. ¡Está plagada de momentos cumbre que se disfrutarán hoy, mañana y durante los próximos años! ¡A lo más alto esta maravilla!
Un cartel de Una batalla tras otra
Materialistas (Materialists) de Celine Song. Tras la maravillosa Vidas Pasadas, Song regresa con más amor, pero esta vez desde la hipocresía, el control y la medición que domina el mundo, y más cuando la sociedad te encamina a una situación social muy concreta. Materialistas muestra un mundo donde las alcahuetas / celestinas ayudan a que existan Calistos y Melibeas, y donde la customización no se queda en el coche… trasciende ya a tu amor ideal (vamos, lo impostado vende y la gente se adhiere a esa opción de forma desesperada). Ahí están el omnipresente Pedro Pascal (derrocha encanto), un flaco Chris Evans y Dakota Johnson (todos muy bien sea dicho). El conjunto se ve, viene a demostrar que el amor verdadero existe, y que en New York hay ricos a rabiar ansiosos por encontrar pareja… si es que hoy en día naces, creces, trabajas y mueres (al menos en ese mundo que propone Celine Song).
Los Rose (The Roses) de Jay Roach. Vaya reparto molón, y si bien vuelve a adaptar la famosa «La guerra de los Rose», esta vez se pasa la historia por el tamiz de Jay Roach, especialista del humor hablado zafio y extremo merced a la saga de los Focker y la de Austin Powers. La química entre Benedict Cumberbatch y Olivia Colman traspasa la pantalla, encandilan al espectador con su simple presencia y eso puede que reste valor al resultado final. Pero aun así se disfruta gracias también a esos otros personajes que hacen cosas que no te explicas como el matrimonio entre Kate McKinnon y Andy Samberg. Puede que un poco irregular en su ritmo, pero por momentos de esas que te echas unas buenas risas.
Expediente Warren: El último rito (The Conjuring: Last Rites) de Michael Chaves. Titulada Expediente Warren: El último rito o más bien Expediente Warren: el último jump scare… se cierra una de las patas del universo The Conjuring explotando en su más irregular propuesta. Un nuevo caso que, carita triste, se desvanece en un drama familiar más terrorífico si cabe que lo sufrido por la familia Smurl. Demasiado sentimentalismo y preocupación, demasiado contar cosas que no interesan si bien deben ser expuestas y ya. Larga como el demonio, se podrían haber ahorrado mínimo una hora y así la habríamos disfrutado más. Como siempre mola ver a Patrick Wilson y a Vera Farmiggia (versión guapérrima del verdadero matrimonio Warren), y ya… el tercer acto es el único que funciona, el resto es para tirarse por un puente o invocar al mismísimo Belfegor. Ah, el film disfruta simpáticamente de un momento Hitchcockiano o del bien conocido Shyamalanismo. Hace gracia, por dos un poco menos, pero gracia igual.
Tras lo nuevo llega lo clásico, y me paro a recomendar el cine de Marco Ferreri, y concretamente El cochecito de 1960 y El pisito de 1958. La primera está Filmin, la segunda en Flix Olé.
El cochecito de Marco Ferreri. La obsesión, la cabezonería, la envidia… Marco Ferreri viste a Pepe Isbert de abuelo desquiciado por tener un cochecito para inválidos. A partir de ahí comedia macabra, con una pandilla de lisiados que se lo pasan mejor que el resto de los seres humanos, con carreras de cochecitos por las calles de Madrid, y mil y un tejemanejes de este abuelete con tal de hacerse con su absurdo deseo… compartir las penurias de los lisiados, pero sin serlo. Isbert monumental. El final rodado por Ferreri y obviado por la censura franquistas transforma a esta maravilla en una obra maestra más grande si cabe.
El apartamento de Marco Ferreri. Pues confieso que nunca la había visto, y tras alucinar con El cochecito decidí ver la anterior de este director. Igualmente ácida pero cabrona, y suficiente para admirar la vida de un pelele, de un don nadie que acaba fagocitado por su propio destino, obligado por todos, y mangoneado principalmente por su pareja. Una maravilla de pagafanstismo más extremo.