junio 2025
Vie 6 Jun 2025
Un mes de mayo cargado de cine, donde me ha encantado Havoc de Gareth Evans, pero donde ha habido grandes titanes cinematográficos como Misión: Imposible – Sentencia final y Thunderbolts*, además de buenos terrores franquicia como la debutante Until Dawn o la que retorna… Destino final: Lazos de sangre. Un muy buen mes, no se hable más.
Estragos (Havoc) de Gareth Evans. Esta la quiero en mi top del año. Me la sopla si tiene dos persecuciones donde el CGI canta cosa fina, lo que flipa es el cine de gánsteres visto por Gareth Evans: extremo, violento, salvaje, imaginativo… sanguinario. Ya ocurrió y ocurre con la maravilla que es “Gangs of London”, ya ocurría con The Raid y su secuela Berandal… Evans es dios en el cine de acción más brutal plagado de perversidad sangrienta. Es el puto amo y por ello encumbro Havoc para que salga en algún top este 2025. Tom Hardy no puede ser más duro, el resto es una barbaridad donde las balas son infinitas, y muchos que lo agradecemos.
Cartel de Havoc
Until Dawn de David F. Sandberg. De esas que resultan juguetonas. Cine de terror nueva era (scare jumps unos cuantos) que te deja el paladar con gusto Cabin in the Woods. Mola el non-stop mortal, siendo el body count corto pero elevado a una potencia indeterminada… gore generoso, momentos salvajes, y todo triturado para que la secuela (llegará) se estrene en 2026. Una al año no hará daño.
El contable 2 (The Accountant²) de Gavin O’Connor. Ya han pasado unos años (9) y probablemente nadie se la esperaba, pero se junta el mismo equipo y zasca… a falta de uno, dos contables y los niños prodigio de la escuela de Charles Xavier de regalo. Entretenida, que ya es algo, pero con menos espíritu que su predecesora. Ojo, se ve y se disfruta, pero el carrusel de ejemplos gran hermano que controla el personaje de Ben Affleck es tan grande, que El contable 2 roza ya la ciencia ficción pura. La miga Affleck con John Bernthal funciona.
Ash de Flying Lotus. Si lo que quieres es buscarle cierto encanto, pues piensa en que estás disfrutando de un homenaje a Terror en el espacio fusionado con el poder del horror de H.P. Lovecraft. Igual así le encuentras sentido a este despropósito espacial donde no se salva nada. Engaño tras engaño, así pasan los eternos minutos de Ash, pensando en una realidad que en verdad es otra cosa. No tiene ni pies ni cabeza, visualmente mantiene cierto encanto, pero todo el color, toda la potencia visual, acaban resultando asfixiantes y horribles, se mire por donde se mire. Un peñazo de tomo y lomo, de los que cuesta seguir y en el que el truco es de matraca.
Cartel de Destino final: Lazos de sangre
Destino final: Lazos de sangre (Final Destination: Bloodlines) de Zach Lipovsky y Adam B. Stein. Se dice pronto… 25 años y la saga Destino Final resurge del fondo de armario de New Line (o su baúl de los recuerdos) para sacarse de la manga un nuevo pizpireto carrusel de sangrienta muerte y agonía juvenil. En esta ocasión la saga extiende su legado hasta lo impredecible, de varias formas redefiniendo ciertas reglas y creando nuevas para mantener la sorpresa. El resultado tiene su guasa, tiempo para varios guiños, y un emotivo, aunque triste homenaje al gran Tony Todd. Se deja ver, no es la quintaesencia de la saga, pero desde luego uno se lo pasará pipa.
A Working Man de David Ayer. “Mata y deja morir” será el epitafio de más de uno. El obrero Jason Statham, y el en otro tiempo potente David Ayer, se juntan otra vez tras la muy olvidable The Beekeper (infumable). Pese al total sinsentido de la historia, un porque sí de principio a fin, la cosa entretiene conforme el disparatado bodycount de rusos estrafalarios y moteros flipados comienza a crecer sin ton ni son. Se deja ver, que no es poco, y ofrece lo que pretende… los “kill them all” siempre cumplen.
Thunderbolts* de Jame Schreier. Que Marvel necesita reformularse es un hecho, y con Thunderbolts* más o menos lo consigue. De esta aventura vale la pena rescatar a Yelena (el mejor personaje amén de la naturalidad de Florence Pugh), la vuelta de Bucky Barnes (mola Sebastian Stan), Red Guardian (el habitual alivio cómico encarnado por David Harbour) y John Walker (me gusta por todas las oportunidades que tenga Wyatt Russell en cines) … pero Ghost no me interesa y lo de Taskmaster es de chiste absoluto. Con Sentry no conecto, no conozco al personaje, no sabía que quien lo encarna es el hijo de Bill Pullman, y no me interesa el drama permanente que supura. Me supera. Ojo, entretiene, es notablemente superior a la de Hulk Rojo y Falcon 2.0, y tiene una música muy molona compuesta por Son Lux (no los tenía controlados). A nivel narrativo se pasa 1 hora con varios de los personajes protagonistas en un zulo, y la otra hora envueltos en una metáfora de lo primero… no es mal, no es bien, es normal. Veremos el camino que sigue esto, pero Marvel cansa.
Cartel de Misión: Imposible – Sentencia final
Misión: Imposible – Sentencia final (Mission: Impossible – The Final Reckoning ) de Christopher McQuarrie. Punto y final a 30 años de locura interminable y pericia cinematográfica. Tom Cruise y Christopher McQuarrie la lían parda una vez más en una no menos imposible aventura donde aúnan los momentos más emotivos de la franquicia con los dos set pieces más inconcebibles y chiflados de una saga para el perpetuo recuerdo. Esa mirada al pasado dando valor especial al primer film de Brian de Palma (que gustazo lo que se han currado) y al tercero de J.J. Abrahams (fue un punto de inflexión y la pata de conejo cobró una importancia brutal), se junta con un presente desolador, donde o se resuelve el entuerto cueste lo que cueste o no habrá salvación. Nunca estuvimos más cerca del final y la dupla Cruise / McQuarrie lo saben, de ahí que nos embarquen en una muy larga despedida, donde puedes sufrir con ese primer acto menos entretenido, pero donde agonizarás e infartarás con la tensión y paranoia de los dos siguientes. No deja de sorprender y se disfruta lo suyo, quedando muy claro que Cruise y McQuarrie nos dejan huérfanos de este proto-Bond, y que por encima de todo será difícil, si no imposible, volver a ver algo como esto… al menos con un circense de la talla de Cruise al frente.
La calle del terror: La reina del baile (Fear Street: Prom Queen) de Matt Palmer. Floja como el demonio. Exceso de nostalgia mal adobada, muertes que ni fu ni fa, y una evidente falta de mando… lo que hizo Leigh Janiak tenía estilo, frescura y buena mano. En este caso nada está presente y esta nueva Fear Street no llega a rondar el mínimo deseable. Ojo, se ve, pero se olvida.
Un cartel molón de Puppet Master: The Littlest Reich
Con todo lo de este año, miro ahora hacia atrás y comento unas cuantas de las que tenía unas ganas locas. Comienzo con Puppet Master: The Littlest Reich de Sonny Laguna, Tate Steinsiek y Tommy Wiklund. Pues la mejor de la saga, punto y palote. Charles Band inventó Puppet Master a finales de los 80 y ha sido el guionista S. Craig Zahler (el mago tras Bone Tomahawk, Brawl in Cell Block 99 y Dragged Across Concrete) y el sello Fangoria, los que han venido a ofrecernos el mayor de los disparates en modo de convención de coleccionistas pasada por la picadora de las marionetas de Andre Toulon, nazi mayor del reino aquí encarnado por Udo Kier… ¿quién si no? Las risas con todo aquel que sea judío pasado por el filo de los icónicos Blade, Pinhead y Tunneler, la versión avanzada de Torch en modo Kaiser, y otras variantes juguetiles como son Klinge, Money Lender o Grashüpfer. Festín gore, se nota ajustado, pero no exento de barbaridades varias como manos cercenadas, cuerpos humanos usados como marionetas, pechos siliconados, o tripas colgantes. Nada, no se corta un pelo, ni falta que hace. Charles Band aplaude.
Sigo con El hombre del norte (The Northman) de Robert Eggers. What if Conan en manos de Robert Eggers?… pues The Northman. Una barbaridad shakesperiana, no en vano todo viene de la misma fuente, donde la venganza se va labrando sin saber y luego sabiendo. Un Alexander Skarsgård desbocado que no escatima en picar en piedra cueste lo que cueste para caer bien al tiempo que te abre en canal, una Nicole Kidman post-botox mutágeno (vaya pena), y otros de la inmensa talla como Claes Bang, Ethan Hawke o la siempre maravillosa e inquietante Anya Taylor-Joy. Violenta como pocas, es de esas que denominarías como épica, con valkiria, el Valhalla y hasta un viaje al Helheim, el infierno nórdico y dar así sentido a un destino escrito en el minuto uno. Curiosa y entretenida.
Altitude de Kaare Andrews. Llevaba muchos años queriendo verla… y ha cumplido (muy muy complicada de encontrar). El tema está en que con cuatro duros y una idea simple y juguetona pues zasca, una serie B muy notable y disfrutona. La idea incluye criatura chuthuliana, cómic salido de "Tales from the Crypt" o "Weird Tales", y … juego de paradojas temporales que WTF. En definitiva, muy molona y percusora de cosas igualmente chulas como "Flight Risk".