agosto 2022


Hace tiempo que no me paso por aquí, y qué mejor razón que hacerlo para dedicarle un rato a ¡Nop! (Nope), lo nuevo del siempre intrigante y sorprendente Jordan Peele. El tercer superlativo trabajo como director y guionista del responsable de Déjame salir (Get Out) y Nosotros (Us), navega en un mar que rememora eternos iconos de años atrás, con reflejos evidentes de los inmortales Spielberg o Shyamalan, pero otorgando personalidad al trabajo final, explorando el horror, la comedia, la grandiosidad de las grandes aventuras… y el western salido de las piezas musicales, obras maestras, compuestas por el virtuoso Michael Abels.

OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia
OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia

No lo voy a negar, soy de esos que de forma irracional adoran el cine que hace Jordan Peele. Su enfoque del error moderno, ese que muchos gustan denominar como terror elevado, es singular y diferente, siempre complejo de asimilar a primera vista, repleto de secretos, imposibles, giros y más giros, de esos que seguramente pueden acabar volviéndote tarumba o dejarte el culo roto. De ¡Nop!, extraño título el elegido pese a ser una especie de traducción directa de la expresión americana, pero en realidad un acrónimo de No Of Planet Earth, poco se puede y se debe decir.

Si no lo ves, no lo crees
Si no lo ves, no lo crees

En modo breve comentar que la familia Haywood tiene un rancho. Sus caballos, famosos en otro tiempo, caen en desdicha el día que el viejo Otis Haywood Sr. (ese mítico Keith David), fallece en extrañas / rocambolescas circunstancias atravesado por una moneda . Su hijo OJ, Daniel Kaluuya es el amo, dirige un negocio en caída libre, mientras que su hermana Emerald (Keke Palmer), hace de su capa un sayo. Un día algo pasa y ante OJ y Emerald se abre la puerta de lo imposible, lo inconcebible y lo irracional. Del deseo por ser el centro de atención de todos, y de hacerse de oro en cero coma, se nos traslada a un aventura repleta de momentos escalofriantes, donde la tensión no deja de presionarte. Ahí es donde ¡Nop! visita y enarbola una bandera que tributa a lo bestia evocando mitos de la aventura fantástica como son Tiburón (Jaws), La guerra de los mundos (War of the Worlds), Señales (Signs), Encuentros en la tercera fase (Close Encounters if the Third Kind) o Jurassic Park / King Kong.

Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes
Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes

Entre medias hay espacio para un desconcertante pasado en forma de serie de televisión, tan de moda ahora, donde de vemos en modo espejo miniaturizado un reflejo de lo que ocurre a lo largo de la historia principal… ¡Nop! es además obsesión por el cine, por llevar al límite de lo imposible, sobrepasándolo, las ideas mas arriesgadas. Está claro, en ¡Nop! tenemos evidentes equivalentes a Brody, Hooper o Quint… ese Michael Wincott deseoso de llevar todo más allá como hiciera un desquiciado Robert Shaw en el clásico del verano, o el tecno adicto Brandon Perea, también tenemos una especie de Roy Neary en la piel de Steven Yeun… vamos, que hay de todo en el maravilloso film de Jordan Peele.

Lo dicho, en lo más alto de este año, cine de terror, pero cine de aventuras, comedia, fantasía… gloria bendita.

Un cartel diferente de ¡Nop!
Un cartel diferente de ¡Nop!

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Hace ya unos días llegó a la pequeña pantalla, servicio de streaming Disney+, Prey de Dan Trachtenberg, una nueva visita de la famosa criatura Depredador, pero desde un punto de vista bastante diferente. Tras casi 40 años de historia a sus espaldas, la creación de Jim y John Thomas se reinventa trasladando la acción a un momento impropio y para nada esperado, amén de cambiar las reglas hasta ahora establecidas. La costumbre siempre ha sido ver a los protagonistas de los diferentes films de la saga armados hasta los dientes, con potencia de fuego como para arrasar un edificio completo, y, por qué no, relativamente ciclados y muertos de calor… Prey da un giro de 180 grados y nos propone enfrentar al humano contra el monstruo unos cuantos siglos atrás en el tiempo y, para rizar el rizo, con una joven india con ansias de demostrar como centro de la aventura.

Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey
Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey

Prey transita en dos terrenos muy diferentes. Dentro de la evidente incredulidad de la saga Predator tras su gloriosa y musculosa primera parte, Prey no cae en las rocambolescas y pizpiretas aventuras de Depredador 2, con ese increíble Danny Glover brincando por los tejados de esa calurosa Los Ángeles mientras que Gary Busey ponía caras, pero tampoco se pasa de vueltas visitando descarriados sectores estelares como en Predators, ni pergeñando gamberras batallas épicas cargadas de locos momentos como las vividas en Predator, la de Shane Black y Fred Dekker de 2018. Prey digamos que es más costumbrista, fiel a la idea original de un Depredador cazando, pero libre como la tribu de indios que se enfrentan a invasores diversos… depredadores todos ellos venidos al caso. Trachtenberg, director de la muy molona Calle Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane), se embarca en una historia complicada, con una historia donde prima lo tribal / invasor sobre lo sobrenatural llegado del espacio hasta, claro está, que la criatura decide dar el primer paso… (en ese momento gloria bendita).

El nuevo Depredador que vemos en Prey... un modelo atípico
El nuevo Depredador que vemos en Prey… un modelo atípico

Dentro ya de ese lo admito / no lo admito, Prey funciona bastante al límite, sobre todo por los antecedentes que nos han contado desde hace ya casi 40 años y donde primaba el músculo siempre. Se toma su tiempo, largo todo sea dicho, para presentar lo que podría ser un primer encuentro entre un humano y un Depredador. Empodera a una mujer, en tiempos donde dudo que este concepto si quiera se planteara, y propone el film como un reto para alcanzar el grado de madurez de la protagonista, al tiempo que establece unos convincentes nexos entre este film y sus futuros antepasados. Ese trabuco de Raphael Adolini de 1715 que vimos en Depredador 2 y del cual ya se pretendió dar sentido en el cómic "Predator: 1718", creado por Henry Gilroy y Igor Kordey, y publicado en julio de 1996, ese "si sangra, podemos matarlo" de Dutch (Arnold Schwarzenegger) repetido por Taabe (Dakota Beavers), etc. Además, todo apunta a primer encuentro por la actitud de la criatura, cazando una cobra, un lobo, un oso y acto seguido, un ser humano. El Depredador además va un poco en modo berserker, no parece estar tan preparado como en futuros encuentros, por lo que da más sensación de que sí, esta podría ser la primera vez que humano y criatura se ven las caras.

En definitiva, Prey mola, funciona mejor en sus descontrolados últimos 30 minutos donde el cruce entre Depredador y ser humano se establece, pero por otro lado palidece en la construcción de la historia durante unos largos 60 minutos… aunque sea para probablemente establecer el origen. Se puede ver y desde luego disfrutar.

Uno de los pósters de Prey
Uno de los pósters de Prey

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Publicado por Uruloki en

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