Si uno quiere pasar un rato simpático viendo una peli de terror a lomos de mucho humor negro y un motón de homenajes al cine de terror y sus variopintas disciplinas, nada mejor que echar un vistazo a la divertida Vicious Fun, film pergeñado por Cody Calahan, director que ya estuvo en Sitges presentando la normalita Antisocial en el 2013, y que nos introduce en una historia diferente.

Joel, el protagonista de Vicious Fun
Joel, el protagonista de Vicious Fun

Escrita por el debutante James Villeneuve, supongo que nada que ver, nos introduce en la historia de Joel, Evan Marsh (¡Shazam!), un ácido crítico de cine, podría pasar por blogger, especializado en el género de terror que, por avatares de la vida, acaba en medio de un grupo de terapia para asesinos en serie. Este es el original punto de partida de Vicious Fun, y desde este instante el bueno de Joel tendrá que apañárselas como puede para plantar cara al grupo de matarifes encarnados por Ari Millen, Julian Richings (El hombre de acero), Robert Maillet (el gigante de Pacific Rim o "The Strain") y Sean Baek ("Killjoys"), contando con la ayuda de Carrie, Amber Goldfarb ("Helix"), una del clan que tiene mucho más que decir. Ah, y en medio del fregado el siempre molón David Koechner (Cheap Thrills, Piraña 2 3D o Krampus: Maldita Navidad). Resulta que Vicious Fun se mueve a ritmo electro, con mucho aroma años 80 y luces de neon, Calahan y Villeneuve se sacan de la manga un buen paquete de referencias a iconos del género como la saga Viernes 13, obras de culto como American Psycho, o revistas míticas como Fangoria, todo regado con generosas dosis de hemoglobina, algún que otro miembro amputado y mucho absurdo por minuto. Muy recomendable.

Genial cartel de Vicious Fun
Genial cartel de Vicious Fun