Opinión


Fundido en negro… en ese estado está el futuro del maestro del giallo Dario Argento tras perpetrar la más abominable producción cinematográfica de los últimos años. Con el apoyo, menudos arrestos les han echado, de productores como Enrique Cerezo, Film Export Group y alguna compañía más, entiendo que sabían en lo que se metían, estamos ante un intragable producto de serie Z que por alguna extraña e inmerecida razón, hay manos negras con poder que todo lo consiguen, ha logrado ser estrenada en cines. El film se pudo ver en el Festival de Cannes y más recientemente surcó los cielos de Sitges, donde tuve oportunidad de sufrirla de principio a fin, y ha sido ahora, este pasado viernes 9 de noviembre, cuando Dracula 3D (2012) ha llegado a no se cuantas salas de cine de España. El tema es que la película esta no hay por donde cogerla. Técnicamente es una especie de pastiche hecho con una cámara casera y haciendo uso de los recursos más pírricos imaginados para una producción con algún objetivo mayor que causar vergüenza. Además, ya son ganas de meterse en camisa de once varas y más para tirarse al vacío con uno de los mitos de la literatura contemporánea como es la fantástica novela de Bram Stoker.

Por que encima tenemos a Argento haciendo de guionista, a Stefano Piani haciendo de guionista, a Antonio Tentori haciendo de guionista y, redoble de tambores, al mismísimo Enrique Cerezo haciendo de guionista. Estáis leyendo bien, ENRIQUE CEREZO GUIONISTA. Y ojo, porque esto no es lo peor que le podía ocurrir a la producción. Sumemos que es ponzoña en todos sus aspectos técnicos, ya hablemos de la dirección artística de mercado de barrio, los horribles efectos digitales, transformaciones más baratas que las ya limitadas de la magnífica Hammer o el momento surrealista de la mantis religiosa son un buen par de ejemplos, el descuajaringado montaje que marea casi tanto como el penoso 3D, o el maquillaje, ¿pero existe?, del genio venido a menos Sergio Stivaletti… ¿por qué narices han permitido esto? Y no hablemos del reparto, porque es lo último que quedaba para terminar de hundir en todos los aspectos este despropósito. Básicamente se podría resumir en que tenemos un pack de actores que merecen que les den de comer a parte. Desde Unax Ugalde y Thomas Kretschmann, el primero un Jonathan Harker patético y el segundo un Conde Drácula que se arrastra, o los objetos de nuestros más oscuros deseos Asia Argento y Miriam Giovanelli, que buenas están. Lo de estas dos es de traca, sobre todo la segunda. Sus papeles se reducen a generoros y calenturientos escotazos, ropas mínimas, despelotes casi integrales y muchas ganas de retozar cual golfas infernales… se podría decir que son la versión videocaspa de Monica Belluci, Michaela Bercu y Florina Kendrick. Y no hablemos de Rutger Hauer, un Van Helsing de segunda mano, lo más barato que debía haber en el mercado, que no lo puede hacer peor.

En definitiva, Dracula 3D es horrible. Pero horrible de verdad. Uno puede verla por eso de echarse unas risas, o pasarlo bien disfrutando de los cuerpos de la Argento y Giovanelli, pero Dario en otro tiempo era mucho más que esto, pero mucho, mucho. Por respeto al maestro deberían reestrenar en cines sus grandes obras como director, que son un montón – El pájaro de las plumas de cristal (L’uccello dalle piume di cristallo, 1970), El gato de nueve colas (Il gatto a nove code, 1971), Cuatro moscas sobre terciopelo gris (4 mosche di velluto grigio, 1971), Rojo oscuro (Profondo rosso, 1975), Suspiria (1977), Inferno (1980), Tenebre (1982), Phenomena (1985), Ópera (Opera, 1987) o Los ojos del diablo (Due occhi diabolici, 1990) -, o producciones en manos de otros cracksDemons (Dèmoni, 1985), El engendro del diablo (La chiesa, 1989) o La secta (La setta, 1991).

Cartel de esa cosa llamada Dracula 3D
Cartel de esa cosa llamada Dracula 3D

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Sigo aprovechando los estrenos oficiales en cines para recuperar opiniones sobre películas que he podido ver en el pasado Festival de Sitges. Este fin de semana ha llegado a los cines Sinister (2012) de Scott Derrickson, una nueva propuesta de cine de terror al amparo del cada vez más llamativo Jason Blum, tío inteligente que se reinventó con la franquicia Paranormal Activity y que ha sabido mantener el pulso a Hollywood con esa propuesta de hacer cine de género con pírricos presupuestos asegurando, por ahora, una marca de calidad digna de aplauso.

Y es que en Sinister tenemos una buena película de terror, con un planteamiento singular y que, pese a explotar elementos comunes muy trillados del género, mantiene el interés y la tensión aportando suficientes factores positivos como para encumbrar el resultado final a un puesto muy alto si de cine de terror de calidad hablamos para este 2012. La película aprovecha no solo el buen hacer de su director Scott Derrickson, también guionista junto a C. Robert Cargill, ya que cuenta de paso con puntos fuertes como la perturbadora fotografía de Chris Norr o los habituales y meritorios golpes de efecto tanto sonoros, acompañados por la batuta de Christopher Young, como de montaje, el terror vive en gran parte de esta ventaja. Junto a esto tenemos a Ethan Hawke, fantástico como de costumbre y gran especialista en echarse a las espaldas todo el peso interpretativo sufriendo lo indecible gracias a esa aparente fragilidad, que si bien cuenta con reconocibles apoyos como los de Vincent D’Onofrio (irreconocible), Fred Dalton Thompson, James Ransone o la jovencísima Clare Foley, se saca de la manga un personaje de principios discutibles que incapaz de esquivar el tormento que le espera verá con horror como pasa a formar parte de una espiral de la que, como siempre ocurre en estos casos, no debes contar con salir bien parado.

Un escritor llamado Ellison Oswalt (Ethan Hawke), estrella hace unos cuantos años gracias a un best seller que analizaba una serie de crueles asesinatos con consecuencias desagradables, trata de buscar el sustento de su familia y su realización personal con un nuevo proyecto literario. Su cabezonería le llevará a enfrascarse en una nueva investigación periodística para tratar de descubrir la razón del asesinato de una familia al completo en un pequeño pueblo. Son tales las ganas de Ellison por pasar a formar parte de la esencia de lo que estudia, que no dudará en irse a vivir a la casa donde la familia fue asesinada. En plena instalación en su nueva vivienda nuestro escritor se encontrará con una vieja caja repleta de bobinas de super 8 y un reproductor. El visionado de estas películas caseras descubrirá a Ellison el verdadero horror de lo que pretende investigar… y algo más.

Cartel español de Sinister
Cartel español de Sinister

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Primera deuda a subsanar este fin de semana, escribir una merecidísima opinión de Skyfall (2012), el film número veintitrés dentro de las aventuras del mítico agente del servicio secreto británico James Bond. La verdad sea dicha, el nivel de Casino Royale (2006) fue muy alto, Martin Campbell ofreció un Bond distinto enmarcado en un actor imponente como es Daniel Craig que llegaba dispuesto a dejar huella y hacer temblar los cimientos del más obsceno bondianismo exacerbado… superar al mismísimo Sean Connery. Daba gusto el enfoque que tomaba la franquicia, con una caracterización del personaje mucho más dura, cruda y sin tapujos de lo que podíamos imaginar. Luego vino el medio bajón que resultó ser Quantum of Solace (2008) de Marc Forster, una especie de forzada aunque correcta continuación a los acontecimientos de Casino Royale donde se puso de manifiesto que el imperturbable James Bond también tenía sentimientos, otra nuevo valor que abría un nuevo espectro personal en la coraza del personaje. Y con esas llega Skyfall, tras cuatro años de maduración donde se ha encauzado la franquicia nos entregan una delicia en todos sus aspectos, un trabajo excelso de dirección del gran Sam Mendes, un guión perfecto escrito a tres manos por Neal Purvis, Robert Wade y, valor añadido, John Logan, o un trabajo técnico increíble donde destaca la fotografía de Roger Deakins, atención a futuros premios, o el montaje de Stuart Baird. Skyfall lo tiene todo. Además, Daniel Craig sigue completando un personaje ahora abierto a nuevas experiencias, comienza a recordar a sus ya viejos predecesores, pero al tiempo mucho más intimo, más rudo y muy pero que muy personal y, por qué no decirlo, humano. Junto a Craig un villano a destacar encarnado por un superior Javier Bardem, simple en objetivo maligno pero eficaz y francamente obsesivo. No todo tiene que ser dominar el mundo…

Póster español de Skyfall, los carteles de esta película no hacen sombra a la realidad
Póster español de Skyfall, los carteles de esta película no hacen sombra a la realidad

La última misión de 007 en Turquía ha salido rana. Tratando de eliminar a un fulano llamado Patrice (Ola Rapace) que ha robado un disco duro donde se registra la identidad de diversos agentes del servicio secreto infiltrados en múltiples grupos terroristas y paramilitares de todo el mundo, James Bond sucumbe a la decisión de M (Judi Dench) y es dado por muerto. Varios meses después regresará de entre los muertos cuando vea que su fallida operación ha provocado que el pasado de M vuelva para atormentarla de múltiple maneras… aniquilando agentes encubiertos o atentando directamente contra el cuartel general del MI6. Tras varias malas decisiones el puesto de M está en el aire presionada por Mallory (Ralph Fiennes), Presidente del Comité de Inteligencia y Seguridad, y la ministra de seguridad al cargo. Bond se reincorporará y hará lo indecible por detener a Silva (Javier Bardem), el cabecilla de todos los males que azotan a M y del cual se desconoce que narices pretende en realidad.

Skyfall sirve además para establecer un reenfoque de la renacida saga que nos acerca, puede que peligrosamente, esto no lo tengo muy claro, a la veterana y olvidada durante mucho tiempo estructura del universo Bond. El film ofrece varios momentos que podremos enmarcar los fans de la saga como instantes míticos que han logrado que se nos hayan puesto los pelos como escarpias. Solo hablaré sobre la emoción que se siente cuando uno ve a Daniel Craig montarse en el Aston Martin DB5 acompañado por la famosa fanfarria de la saga. Los otros prefiero dejarlos en el anonimato porque merecen ser disfrutados en una sala de cine y así esbozar una sonrisa cómplice con el mismísimo James Bond cuando tengan lugar, eso si, todos ellos llegan conforme se completan las casi dos horas y media de metraje, duración que puede parecer excesiva pero que sirve para terminar de pulir una película que figurará en los anales de la saga como una de sus mejores aventuras. Y esto es prácticamente todo lo que puedo decir de Skyfall sin entrar en detalles de la historia. Probablemente una de las cosas que más me han gustado es que la película sirve también de interesante homenaje, no se si intencionado, a una de esas obras no-Bond que decoran Hollywood, la no reconocida como válida Nunca digas nunca jamás (Never Said Never Again, 1983). Ver a Bond pasarlo mal nos acerca mucho más a la debilidad de un personaje que ha sido por defecto una roca. Esto es lo bueno del enfoque que le han dado estos últimos años con Daniel Craig al frente, un agente que llegó en plenitud de facultades, pero que ha sufrido y que por lo visto lo seguirá haciendo mientras el cuerpo aguante. Y ojo, porque poco a poco le cuesta más superar los retos.

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Otra de las películas que más disfruté en el pasado Festival de Sitges fue el remake de Maniac (1980), el ya cult film gore de William Lustig que protagonizó en su momento un gran Joe Spinell ofreciendo una de las interpretaciones más desagradables, grasientas y enfermizas salidas del celuloide. En esta era de insulsos e innecesarios refritos del pasado, Franck Khalfoun, viejo colaborador de Alexander Aja como actor en la sangrienta y truculenta Alta tensión (Haute Tension, 2003) o como director de Parking 2 (P2, 2007), se hace cargo de un potente remake que de paso sirve como demostración de que el POV shot puede funcionar francamente bien, y con sobresaliente impacto, en una película de estás características… un slasher directo, brutal y que no deja títere con cabeza… o cabellera.

Protagonizado por Elijah Wood, este nuevo Maniac (2012) es tan salvaje, sucio, crudo, incomodo y enfermizo como lo fuera el film de Lustig. Alexander Aja y su inseparable colaborador Grégory Levasseur, trabajan sobre el guión original escrito por C.A. Rosenberg y el propio Spinell, aportando modernidad y su particular estilo a la hora de hacer cine de horror moderno. Además, curiosidades de la vida, Wood sorprende al respetable saliéndose de su habitual registro interpretativo, aunque esto de serial killer, aunque sea comiquero, le viene al pelo, apostando por un estilo aparentemente nada acorde con sus anteriores incursiones en el cine. Sobre el resultado obtenido decir que el remake es fiel al film de Lustig, mismas obsesiones, mismo modus operandi, mismas grotescas vicisitudes personales pero actualizado gracias a los recursos cinematográficos de hoy en día. Lo que resulta más llamativo es el buen juego que da el uso de la cámara subjetiva, estamos ante una apuesta por este sistema del 99%, logrando que uno se sienta parte de la perversas perturbaciones de la mente del personaje de Wood aunque hay un genial homenaje en ese ligero 1% donde nos alejamos del punto de vista del protagonista. Como extra destacar la electrónica música del film, pieza fundamental que añade personalidad al producto final como lo hiciera la BSO de film ochentero compuesta por Jay Chattaway. Sólo eché de menos un cameo homenaje de Caroline Munro o Tom Savini, ya que del pobre Spinell ya solo nos queda echarle de menos.

Cartel de Maniac
Cartel de Maniac

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Este pasado fin de semana se estrenó otro de los films que pude ver en la 45ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya , que digo ver, más bien sufrir. Estoy hablando de Paranormal Activity 4 (2012) de Henry Joost y Ariel Schulman, cuarta entrega de la conocida saga que tanto miedo ha echo pasar a millones de personas a lo largo del último lustro, y que de alguna forma se ha hecho con un importante hueco en el corazoncito de un amplio grupo de seguidores que disfrutan con este modelo de películas. Antes de comentar qué me ha parecido en el fondo esta cuarta parte de la franquicia, tengo que reconocer que no soy seguidor ni siento interés por este impulso al género del horror cámara en mano salido de la mente de Oren Peli y sobreexplotado de forma anual en modo máquina de churros. Diría más, ahora que nos esperan ya confirmadas Paranormal Activity 5 (2013) y el spin-off latino, auténticos sinsentido visto lo visto, confirmo más que esto está acabado y definitivamente hundido, creativamente hablando claro está. Hay que rendirse ante la evidencia ya que a nivel taquilla estamos ante un nuevo monstruo de hacer dinero… con un costo de 5 millones de dólares esto ha recaudado en un fin de semana 55 aunque todos aseguran que apunta a desplome en comparación con las anteriores ideas de la franquicia.

En fin, Paranormal Activity 4 es una engañifa más, un subproducto que le da caña a lo mismo de siempre pero que por primera vez se queda obsoleta en su planteamiento y, diría más, en su intento por causar verdadero pavor. No lo voy a negar, la película tiene un par de sustos que te hacen brincar pero para de contar. Insulsa, aburrida, transitoria, perezosa, repetitiva, más y más y más y más… lo tiene todo para ser olvidada rápidamente y comenzar a marcar la pauta de caída libre en la que puede entrar la saga si no hacen algo para remediarlo, aunque por mi parte como si optan por cerrar el chiringuito mientras apuestan por innovar con alguna idea diferente. Esta cuarta parte pretende sacarse de la manga nuevos orígenes de la cámara para el almacenamiento de las imágenes que nos harán pasar un mal rato… que si el portátil de turno, en este caso un par o tres, que si la XBox todo el día encendida e iluminando toda la habitación por las noches en modo discotequero, etc. El resto el pan nuestro de cada día, un vecino puñetero, espíritus burlones y aquí te pillo aquí te mato. Hora y media de suplicio en la que no merece la pena perder el tiempo.

Una no más Santo Tomás
Una no más Santo Tomás

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Ya iba siendo hora de que llegara a los cines uno de los films de ciencia ficción más esperados del año. Junto a Prometheus (2012) de Ridley Scott, aquí más de uno me tirará los trastos, el retorno al cine con mayúsculas del peculiar Rian Johnson ha sido una de las cosas más fabulosas que nos podían haber pasado este año cinematográficamente hablando. Porque si, estamos posiblemente ante un nuevo clásico, un film de culto que con el paso de los años irá ganando más y más firmeza pero que ya, así de buenas a primeras, ha caído como agua fresca en un universo colapsado por cargantes florituras. Recuerdo el día que vi por primer vez Brick (2005), una auténtica y sorprendente delicia de cine negro en un ambiente escolar que dejaba claro que Johnson apuntaba alto si era capaz de concebir ideas tan impensables, a la par que cotidianas, como esa. Si bien con su segundo film se desinfló un poco el ilusionante globo que había comenzado a volar con su primera aventura, The Brothers Bloom (2008) fue un tropezón, ahora uno vuelve a ganar ilusión y confirma que tenemos un nuevo miembro de esa futura generación de directores que nos auguran mucho entretenimiento en pantalla de aquí a un buen puñado de años vista. Y ojo, porque hablamos de entretenimiento del bueno, del inteligente, del que te hace darle vueltas al coco para comprender, para descubrir los secretos, para darte cuenta de que todo está hilvanado de forma consecuente. Vamos, un trabajo muy elaborado, fantástico, aunque a algunos les parezca diarreico. Nada más lejos, Rian Johnson además es de los que se lo guisan y se lo comen, director y guionista como ya hiciera en Brick y The Brother Bloom, por lo que todavía tiene más mérito haberse sacado de la manga una película tan peculiar como esta que deberías ver si o si. Y claro, si encima vuelve a contar con Joseph Gordon-Levitt, hablemos ya de actor fetiche, sacas de él una mutación, la mejor simbiosis posible con uno de los grandes de las últimas décadas como es Bruce Willis, y de paso lo decoras con valores como la magnífica Emily Blunt, Paul Dano, Noah Segan, Jeff Daniels o Piper Perabo pues eso… por mi que Looper (2012) se eternice.

Póster español de Looper
Póster español de Looper

Estamos en el futuro, Joe (Joseph Gordon-Levitt) es un looper, una especie de asesino del presente que limpia problema del futuro que llegan por arte de magia gracias a máquinas del tiempo que todavía no existen. Junto a sus amigos de oficio todo es fabuloso. Por cada trabajo ganas dinero y esto te permite disfrutar de un ritmo de vida donde las drogas y las mujeres de pago, las caras, son el pan nuestro de cada día. Pero el día que a Joe se le aparece delante él mismo pero con treinta años más a las espaldas, Bruce Willis, todo tomará un rumbo inesperado, un rumbo donde el futuro trata de resolver su pasado al tiempo que este está obligado a evitar que él mismo, aunque con unos años más, tome decisiones que podrían alterar el destino de terceros… y el suyo propio.

Y aquí estamos, ante otra de delicia conceptual muy en la línea de esas dos o tres que hemos podido visionar en los últimos años, donde las acciones presentes, siniestras en todos sus aspectos, tiene su reflejo vengas de donde vengas, más si eres del futuro, y donde los detalles están ahí para ser analizados en profundidad y hacerlos todavía mucho más misteriosos. Esas paradojas temporales que cuesta comprender, que ocultan lo verdaderamente magnífico que es el trabajo de Rian Johnson, y que sirven de pegamento para contarnos no solo una historia, si no posiblemente un par o tres porque de todo hay en Looper. Acompaña a esto con buenos actores, no me cansaré de decir que la transformación de Joseph Gordon-Levitt se pasa de castaño oscuro, buena música, inmejorable montaje, grandes efectos visuales o modernidad controlada para nada disparatada, el futuro no tiene por que ser extremo, y lograrás esto, uno de los mejores films de ciencia ficción de los últimos años, uno de esos que no tiene que desmerecer de otras grandes películas de este siglo como Origen (Inception, 2010), Moon (2009), Código fuente (Source Code, 2011) o Distrito 9 (District 9, 2009), por citar unas cuantas. Y si encima de lograr algo así, le añades estructura mainstream, puramente palomitera, pues entonces aplaudes, porque no se puede haber dado más acertadamente en el centro de la diana.

¿Qué narices haces leyendo esto si no has ido a ver Looper?

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Ala, una vez vista en Sitges es hora de publicar la mini review de La cabaña en el bosque (The Cabin in the Woods, 2012) de Drew Goddard y Joss Whedon. Una película que además, y para joder un poco más al prójimo, se ha quedado sin distribución en los cines de España, por lo que no esperéis verla hasta su lanzamiento en DVD / Blu-Ray… cosa de las malas políticas de planificación y distribución, sumadas a esa facilidad surgida a la hora de conseguir una copia en alta definición de la película desde hace ya unos cuantas semanas / meses. En fin, personalmente no puedo más que decir que estamos ante una de las mejores producciones de terror del festival, del año y puede que de un buen número de años, una película creada al unísono por las mentes juguetonas de Goodard y Whedon. The Cabin in the Woods, me gusta más como suena en inglés, es una obra inteligente, con un planteamiento moderno e innovador, repleta de guiños, vale la pena verla unas cuantas veces para pillar todos esos detalles, y con una cantidad de encanto tal que es difícil describirla.

El film explota el clásico concepto del grupo de amigos que se van de fin de semana a la igualmente clásica medio abandonada cabaña en el bosque. Añadamos un lago, siempre está bien darse un baño, los habituales perfiles del deportista, el cerebrito, la cachonda, la virgen y el friki, y momento de ponerlos a pasarlas putas asediados por… por lo que sea, todo lo que vuestra mente pueda imaginar. Ese es el truco de The Cabin in the Woods, sembrar todos los tópicos, manidos y explotados hasta la extenuación a lo largo de las últimas décadas, pero al tiempo sacarse de la manga un concepto innovador, nada habitual y, por qué no decirlo, irrepetible. Un reparto jugoso encabezado por Kristen Connolly, Chris Hemsworth antes de ser Thor, Anna Hutchison, el fijo en la vida de Whedon Fran Kranz y Jesse Williams. Estos son las víctimas de The Cabin in the Woods, al otro lado tenemos a Richard Jenkins y Bradley Whitford, un par de directores de orquesta gamberros que de manera casi inmediata comenzarán a ponernos sobre la pista de lo que se oculta en realidad tras todo lo que vemos.

En fin, creo que es imposible seguir hablando sobre este muy recomendable film sin entrar en detalles de la trama, así que paso. Vedla, disfrutadla y puede que en un futuro no muy lejano adquiridla en merecido Blu-Ray o DVD. No se puede negar que la culpa de que no llegue a cines como estaba previsto para finales de mes es nuestra a un 60%, pero el maltrato que sufrimos por parte de las distribuidoras en este país no tiene parangón… siete meses de retraso en una película donde al mínimo detalle te destripan la película entera es inconcebible. Demasiado hemos aguantado muchos. En mi caso me la destriparon en agosto más o menos, y ya de jodidos al río. Eso si, vista en el Festival de Sitges 2012 la disfruté como la primera vez.

Fabuloso cartel Mondo para The Cabin in the Woods
Fabuloso cartel Mondo para The Cabin in the Woods

 NOTA  Como iba a celebrar un concurso con motivo del estreno en cines de The Cabin in the Woods, cosa que ahora no tendrá lugar, anuncio ya el Quincuagésimo Sexto Concurso Uruloki: los secretos de The Cabin in the Woods, concurso en el que regalaré esto que veis aquí. La fecha… pues veamos, ¿qué tal el viernes 2 de noviembre a las 20:00? Las preguntas irán sobre el film, condición para participar.

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Y hay que seguir explorando lo visto en el Festival de Sitges de este año. Otro par de películas que me vi este año han sido la muy recomendable Robot & Frank (2012) de Jack Schreirer y el film de animación con stop-motion El alucinante mundo de Norman (ParaNorman, 2012) de Chris Butler y Sam Fell.

Robot & Frank de Jack Schreiner

Nueva ración de cine emotivo combinado sabiamente con un muy probable y accesible futuro. Temas tan presentes en nuestra experiencia personal como la relación padre hijo, o enfermedades tan terribles como el Alzheimer, dan juego a Jack Schreiner para sacarse de la manga una película casi perfecta donde además logra que Frank Langella ofrezca una interpretación poderosa y sumamente entrañable. Asistimos a la vida de Frank (Frank Langella), un padre de familia que vive solo en una casita bastante distante de un núcleo rural con chicha. La vida de Frank es mecánica, se levanta, va al pueblo caminando, visita la biblioteca, donde trabaja Susan Sarandon, y vuelta. Sus hijos Hunter (James Marsden) y Madison (Live Tyler) tienen sus propias vidas, lo que obliga al primero a hacerse medio día al volante para poder visitar a su padre una vez por semana. Ante el evidente deterioro de la memoria de Frank, y pese a la negativa de la liberal Madison, Hunter decide regalarle un robot médico que le vigile y haga las tareas del hogar. Asistiremos a partir de ese momento a una lección de humanidad y creciente amistad que irá afianzándose conforme se superan las diferentes fases de la convivencia entre el anciano y el robot. Una película sencilla, de bajo presupuesto y que no necesita de ningún alarde técnico, el robot es tan simple que enamora, pero que por otro lado logra remover nuestros sentimientos apoyándose no solo en lo melodramático de la temática que explora. Tiene suficiente factor cómico como para disfrutarla muchísimo más. De lo que más me ha gustado en este Sitges 2012, premio incluido, y también galardonada en Sundance.

Póster de Robot & Frank
Póster de Robot & Frank

El alucinante mundo de Norman (ParaNorman) de Chris Butler y Sam Fell

Primera de las película de animación que me pude ver en este Sitges 2012. La compañía Laika, responsable hace unos años de la preciosa Los mundo de Coraline (Coraline, 2009), vuelve a apostar por lo diferente gestando un proyecto de animación por stop motion con una factura impresionante y bastante alejada de ese aplastante enfoque infantil y tonto que acaban marcando como prescindibles muchas películas del estilo. Más adelante hablaré de un ejemplo de esto. En el caso de El alucinante mundo de Norman la historia se centra en Norman, un niño raro, mala traducción la que hacen de freak por friki en todo el metraje, que tiene la extraña virtud, o más bien defecto, de poder ver los espíritus de aquellos muertos que se han quedado con algún tema pendiente o que sencillamente prefieren no pasar definitivamente al otro lado. Este "problema" hace además que Norman sea el bicho raro de la clase, ese niño que no tiene amigos y del que escapan hasta los verdaderos frikis del colegio. Pero todo cambiará cuando se vea obligado a llevar a cabo una misión para la que no está preparado, impedir que una maldición que tiene lugar todos los años despierte a los muertos vivientes y libere a una bruja que fue condenada a muerte cuando la etapa de la caza de las brujas de Salem. Un desarrollo técnico virtuoso, mucho más adulto de lo que uno podría imaginar, y de obligada visión si alucinas, como yo, del stop motion y lo que se puede llegar a hacer. Personajes modelo película de terror serie B con el prota, el malote, el cachas, la animadora y el cerebrito. Todos ellos la mar de simpáticos y protagonistas que mejoran con alguna que otra referencia a películas molonas, y chistes que, siendo realista, un niño pequeño no podrá ni acercarse a entender. Lo que más me llama la atención es lo poco infantil que resulta en conjunto. Cien por cien disfrutable y competidora directa con el Frankenweenie (2012) de Tim Burton y Disney.

Cartel de El alucinante mundo de Norman
Cartel de El alucinante mundo de Norman

 

Hora de hablar de uno de los grandes chascos del festival, aunque hay que reconocer que tampoco es que esperara mucho de el. Como puesta en marcha de una colaboración que se alargará con la futura The Green Inferno (¿2013?), en esta un grupo de gente lo pasará putas en el Amazonas, Eli Roth y el chileno Nicolás López desembarcaron en la 45ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya con una película de corte odioso. ¿Por qué digo tal? Pues por diversas razones que vengo aquí a enumerar. Primero por el conjunto de personajes protagonistas que presenta, cero es la empatía que se puede sentir por ninguno de ellos aunque está bastante claro que se busca este objetivo para que así no nos duela su truculento destino. Dan asquito en todos los aspectos de su superficial personalidad. Segundo, porque un film de 90 minutos pelados obliga a meterse durante los 40 primeros en una inexplicable presentación de un grupo social de un país que supura superficialidad y que deja con cara de estupefacción a aquel que se la pueda ver. Tercero, y esto tengo la sensación que se pasa de castaño oscuro, por dar cierto tono cómico irónico a un tema peliagudo como fue el terremoto de Chile del 2010, donde fallecieron más de 500 personas. Cuarto, y dejo de comentar los problemas de Aftershock, por preferir seguir el camino de lo increíble, actitudes y acciones carentes de sentido lógico aunque estés en una situación de tensión y estrés total, o lo puramente absurdo. Ojo, que seguramente todo esto está buscado con ganas y concienzuda decisión, pero aun así el producto final acaba resultando completamente fallido. Hay que vérsela con mucho sentido del humor, del ridículo y sin otra aspiración que no sea descubrir el lado pijo rico de Chile y las posibles macabras consecuencias de un terremoto.

Promo de Aftershock
Promo de Aftershock

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Siempre me ha parecido complejo hablar de las emociones, aunque por otro lado soy de esas personas a las que se les hace imposible ocultarlas.

Otra de las películas que más me han atrapado en el Festival de Sitges 2012, y que se estrena hoy en los cines de todas España, es Lo imposible (2012). Juan Antonio Bayona se ha vuelto a poner detrás de las cámaras tras su poderoso debut cinematográfico de hace ya un lustro, recordemos con gusto la obra de terror El orfanato (2007), y cambia por completo de género para sacarse de la manga una película de abrumadora emotividad. El film, escrito por Sergio G. Sánchez, narra lo que le ocurrió a una familia española de cinco miembros en el terrible y desastroso tsunami de Indonesia del 2004, probablemente uno de los acontecimientos más impactantes jamás televisados y que quedarán en las retinas de todos aquellos que vimos con horror como el mar devoraba sin piedad a más de 229 mil personas. Bayona ha manejado a la perfección sus posibilidades y ha contado para su narración con un reparto digno de las grandes producciones del mejor Hollywood, poniendo en sus papeles protagonistas a primeras figuras como Ewan McGregor y Naomi Watts, a los que acompaña uno de esos jóvenes debutantes que si el mundo del cine es justo y sabio veremos con bastante asiduidad de ahora en adelante, Tom Holland…. como el maestro del terror. El director concibe una película donde gracias a su maestría, la capacidad de este director para filmar lo que ha filmado con poco más de 30 millones de euros abruma, el provoca que el espectador sufra emocionalmente lo indecible y quede impactado por la belleza de unas imágenes que te atrapan por lo arrolladoras que son si no fuera porque representan el terrible final que sufrieron cientos de miles de personas.

Tengo que advertir que el primer tercio de película es tremendo. Todos tenemos, algunos demasiado oculto y tapado, un punto donde cuando te tocan la fibra sufres lo quieras o no. Si bien el antes del desastre es transitorio, el durante y los primeros momentos del después que se cuentan en Lo imposible, los protagonizados por Watts y Holland, alcanzan este punto y lo vapulean sin miramientos. A partir de ahí la cosa se relaja un poco, menos mal, perdiendo un poco de fuelle en la parte narrada que toca a McGregor aunque retomando el ritmo en un final igualmente lacrimógeno. En definitiva, película recomendable, de una factura perfecta, una fotografía y efectos visuales geniales, que merece ser vista en pantalla grande aunque se tenga que ir con el paquete de pañuelos en el bolsillo porque dejaría desecho hasta a Chuck Norris.

Póster final de Lo imposible de Juan Antonio Bayona
Póster final de Lo imposible de Juan Antonio Bayona

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