Opinión


La esperada segunda parte de la saga comiquera marvelita se estrenó ayer en medio mundo, en USA todavía tienen que esperar hasta el 7 de mayo, y viene a demostrar que vale la pena arriesgar ya que todo se puede adaptar sin miedo. El film nace para remarcar uno de los aspectos más importantes de la vida del Tony Stark impreso en papel… un amago de adaptación de "Iron Man: El demonio en la botella" siguiendo los requerimientos y pautas de moralidad que marcan tanto el Hollywood más comercial como la siempre controvertida MPAA. Iron Man 2 (2010) de Jon Favreau es una reconfortante continuación de las aventuras iniciadas con gran éxito en Iron Man (2008), donde esta vez se enfoca su desarrollo menos en la mejora de las máquinas que fabrica nuestro héroe y más en la evolución del protagonista – su endiosamiento al descubrir al mundo que él es Iron Man, su caída en el mayor de los ridículos, equivalente a su hundimiento en el alcoholismo comiquero, y su vuelta a la normalidad. Eso si, el producto final no se olvida de lo que realmente es y vuelve a hacer una demostración de que la buena acción palomitera es un complemento ideal sacándose de la manga un buen villano, aunque personalmente poco aprovechado, y una cantidad ingente de robots amén de iconos del universo Marvel como son War Machine, Nick Fury o Black Widow. De regalo unos cuantos guiños al futuro cinematográfico que ha de llegar de "la casa de la ideas". Nunca los títulos de crédito aderezados con buena música se disfrutaron tanto… must be seen.

Póster español de Iron Man 2
Póster español de Iron Man 2

Vayamos con lo que se nos cuenta Iron Man 2. Ya han pasado varios meses desde que Tony Stark, Robert Downey Jr. está en su salsa y reincide en una gran caracterización, haya descubierto al mundo que quien se ocultaba bajo la armadura de Iron Man era en realidad él mismo. En este tiempo su popularidad se ha ido acrecentado más y más hasta llegar a un punto de paroxismo mediático que resulta patético. Stark se rebela como mesías de la paz mundial y se ríe de si mismo con las excentricidades propias del personaje que es. Pero a la vez que disfruta de este juego donde se encuentra como pez en el agua, se enfrenta a dos mayúsculos problemas: el gobierno americano quiere hacerse con su creación antes de que esta caiga en manos no deseadas, y esta, poco a poco, le está contaminando y consecuentemente matando. Si no le llegaba ya con esto, Ivan Vanko (Mickey Rourke), el hijo de un viejo colaborador de su padre, decide sacar de un polvoriento cajón estudios y prototipos del pasado y convertirse en Whiplash… un villano cuyo objetivo principal será acabar como sea con Tony Stark.

Como ya comentaba en el primer párrafo, la apuesta de este segundo capítulo son los personajes. Marvel Studios decide tirar la casa por la ventana y no se conforma como en la primera parte con un tête à tête entre héroe y grandioso villano. Esta vez combinan con soltura la inserción de nuevas figuras vitales en el universo que tienen entre manos y el mastodóntico volumen de efectos especiales. La presencia de Natalie Rushman /Natasha Romanoff / Black Widow, escultural Scarlett Johansson aunque interpretativamente aporte poquito, o de War Machine, a Don Cheadle le ocurre más o menos lo mismo que a Terrence Howard y pasa un pelín como si con el no fuera el tema, son un acierto. Lo mismo ocurre con el crecimiento en importancia, necesaria todo sea dicho, de Nick Fury (Samuel L. Jackson) o Happy Hogan, el director Jon Favreau gana muchos enteros con sus múltiples intervenciones. También muy interesante es el juego de tira y afloja que Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y Tony Stark se traen entre manos, o la presencia de Justin Hammer, un Sam Rockwell que sucumbe subyugado ante la importancia de Ivan Vanko.

Pero no nos llevemos a engaño, pese a no resultar tan sorprendente como su predecesora, vuelvo a repetir que el enfoque en Iron Man 2 es más "personal" que "técnico", asistimos nuevamente a un derroche de artifcio que será del gusto del aficionado más deseoso. Tenemos de todo, Iron Man en estado puro, el nacimiento de War Machine – espectacular -, Whiplash por todas partes y una sobrecarga de acción final que debe durar cerca de 30 minutos donde ILM y Legacy FX, la refundada Stan Winston Studios, lo dan todo y ofrecen un trabajo para quitarse el sombrero. El resto de complementos – música, ambientación, etc. – siguen el mismo esquema que el primer film y cumplen como deben.

En definitiva, muy recomendable. Si te gustó la primera lo más seguro es que te guste esta segunda parte. Ojo, de las más de dos horas de metraje hay que dejar claro que la presencia de Iron Man es significativamente menor, aunque la intensidad de sus acciones no tienen nada que desear a las de la primera parte de la saga.

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Muy a mi pesar, y como lo prometido es deuda, me paso por el blog para hablar del fallido intento por parte de Warner Bros. y Legendary Pictures de resucitar, haciendo acopio de un gran presupuesto y lo último en efectos especiales, las grandes aventuras basadas en los héroes, dioses, titanes y demás criaturas mitológicas de la antigua Grecia. Más triste es si cabe cuando tu proyecto no aporta una nueva historia y decide beber directamente de un clásico de la fantasía como es Furia de Titanes (Clash of the Titans, 1981) de Desmond Davis, película que, todo sea dicho, adolece de muchos defectos pero por lo menos cuenta con un reparto entregado, una historia bien hilvanada y unos efectos especiales creados por la mente del genio Ray Harryhausen y que en la época, y aun ahora, sorprenden.

Esta nueva Furia de Titanes (Clash of the Titans, 2010) vuelve a recrear el enfrentamiento, o desafío, entre humanos y dioses del olimpo. Perseo (Sam Worthington), hijo de Zeus (Liam Nesson) y Danae (Tine Stapelfeldt), es arrojado al mar en un féretro cuando es todavía un bebe por su el engañado marido de esta, Acrisio (Jason Flemyng). Tras ser encontrado por Spyros (Pete Postlethwaite), será cuidado por este pescador y su familia hasta hacerse un mocetón de esos que meten miedo solo de mirarlos. Un día, y mientras maldicen a los dioses por la penosa faena, asisten al espectáculo de como los soldados de Argos derriban una estatua del dios Zeus. Al poco rato aparecen unas harpías que darán cuenta de todos los guerreros y que, tras completar su tarea, se transforman en Hades (Ralph Fiennes), quien no tiene nada mejor que hacer y aniquila a la tranquila familia pesquera de Perseo. Rescatado por un barco de Argos, nuestro protagonista es llevado a palacio y presentado, por curiosidades de la vida y la intervención de Io (Gemma Arterton) y Hades, como un semidios. En ese momento, y deseoso de cobrarse su venganza contra el dios del inframundo, se unirá a un grupo de guerreros de Argos, Draco (Mads Mikkelsen), Ixas (Hans Matheson) o Eusebios (Nicholas Hoult), para intentar encontrar la solución contra el mortífero anuncio de Hades… El Kraken, monstruosa criatura que habita en el inframundo, será liberado y arrasará Argos al menos que se sacrifique a Andromeda (Alexa Davalos), hija del rey.

Cartel de Furia de Titanes en 3-D
Cartel de Furia de Titanes en 3-D

Y en esas estamos. El director francés Louis Leterrier, con cuatro películas a sus espaldas cumple con el doloroso refrán de una de cal y otra de arena, se devana los sesos por dar forma al desastroso e incongruente guión de Travis Beacham, Phil Hay y Matt Manfredi. Porque en estos casos, y por sacarse de la manga un remake, no hay nada como comparar parar sacar los colores. Veamos, Perseo decide ayudar a la ciudad de Argos por simple venganza. Dirigirá a una unidad de soldados para acabar con Kraken porque sabe que eso fastidiará a Hades, asesino de su familia. Emotiva razón. Lo más estrambótico es que quien tiene el poder de liberar al Kraken no es otro más que Zeus, padre de Perseo y personaje que se pasa toda la película ayudando a su hijo… ¿por qué entonces libera al Kraken?, ¿para castigar a Argos? Supongo que habría otras opciones. En el film de 1981 por lo menos quienes ayudaban a Perseo eran otros dioses, y a Zeus le movían desde un principio las razones reales que hacen actuar en este caso a Hades. Más peculiaridades. Si bien en la película origen Calibos era una extensión del constante enfrentamiento entre Zeus y Atenea, ¿qué sentido tiene aquí? Muchos dirán que es el hombre de acción de Hades pero… ¿qué necesidad tiene el dios de contar con Calibos si se pasa todo el rato apareciendo y enfrentándose directamente él a los humanos? Podría seguir, pero entonces acabaría destripando todo.

En fin, sumemos a esto un reparto de nombres conocidos pero que, ensombrecido por las pretensiones del proyecto, acaban diluidos como una cucharada de sal en una botella de agua demasiado grande. Y es que a Sam Worthington le falta mucho para convencer en un papel donde deba mostrar algo de emoción. Al igual que Leterrier su carrera la definen pocas grandes producciones como para elucubrar sobre su futuro, pero son sin embargo suficientes como para saber que su rostro de palo y cara de mueca serán inevitables. Agreguemos a Liam Nesson, desaparecido y reducido a unos escasos minutos, o a Danny Huston… que si, que trabaja Danny Huston, es Poseidón. Probablemente Finnes sea el que más convenza, sobre todo si tenemos en cuenta que el resto de personajes que aparecen acaban por servir como un elemento más atrezzo. ¿Alguien se acuerda de los nombres de los soldados de Argos una vez se presentan?, salvo Draco, el resto son peleles en manos de los guionistas. Algo similar ocurre con Io, Gemma Arterton tiene un algo que mola. En ningún momento se nos explica su presencia, por qué ayuda a Perseo, etc. Y lo del djinn hombre árbol es el no va más… se merece un WTF como una casa. No menos innecesarios son los dos improvisados compañeros de fatigas que se unen sin venir a cuento al periplo de los soldados. A eso le llamo yo amor al arte, y eso que no son de Argos!

La verdad, lo único que se salvan son los efectos. Muy grande el Kraken, aunque poco innovador, la Medusa, fabulosa recreación, Caronte, las harpías, las brujas de Estigia, los escorpiones o incluso Calibos. Peores ideas son el cameo de Bubo, esos toques cómicos sobran, o el regalo de Zeus a Perseo… si, hablo de la "espada". Lo que pudo haber sido y lo que es en realidad.

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El pasado viernes se estrenó otro de tantos proyectos que a medida que vas conociendo su desarrollo te entusiasma gracias al aroma que desprende a épocas del cine más acertadas y trabajadas. El libro de Eli (The Book of Eli, 2010) de los hermanos Albert Hughes y Allen Hughes es una nueva vuelta de tuerca a los siempre atrayentes futuros post-apocalípticos que asolarán nuestro mundo cuando alguien decida pulsar el famoso botoncito rojo. Pero lo que durante muchos meses ha ido creciendo comedidamente en interés, tampoco es que esperara el proyecto como agua de mayo, ha acabado siendo un chasco de muy señor mío que tampoco suponía. Tras nueve años ausentes en las siempre complejas tareas de dirección, la correcta adaptación comiquera Desde el infierno (From Hell, 2001) es su trabajo más cercano en el tiempo, The Hughes Brothers han vuelto a colocarse tras las cámaras para ofrecernos un pastiche que transita entre la violencia más desaforada, y agradecida, el futuro más madmaxiano y los siempre inescrutables caminos del señor.

Póster español de El libro de Eli (The Book of Eli)
Póster español de El libro de Eli (The Book of Eli)

El libro de Eli nos cuenta el periplo de un solitario caminante (Denzel Washington) que, como único destino en mente seguir su ruta hacia el oeste, recorre un desértico páramo post-nuclear al encuentros de diferentes personajes. En su camino Eli demuestra ser un metódico cazador, no está nada mal la escena inicial aunque desubica, y, lo más importante dados los tópicos y clichés que inundan la película, un superviviente nato con una destreza y habilidad inigualable… y por momentos sobrenatural. Pero lo que verdaderamente mueve a este hombre es la protección absoluta de un libro con un poder inigualable para los tiempos que corren, ¿aunque no es un poco presuntuosa tal aseveración? En fin, en modo homenaje a obras veteranas y míticas como son Mad Max, salvajes de la autopista (1979), Mad Max 2, el guerrero de la carretera (1981), Farenheit 451 (1966) o incluso la reciente y difícilmente superable The Road (2009), El libro de Eli nos vuelve a mostrar que tras un invierno nuclear las desoladas carreteras estarán plagadas por depravados asesinos, insospechados caníbales y, lo que es peor, personas un poco más inteligentes que el resto y que lo único que pretenden es asoballar y dominar al más débil. Eli solo quiere una cosa, seguir su camino, pero sorprenderá a propios y extraños no solo por sus acciones, si no por la justificación de las mismas…

Storyboard de El libro de Eli y muestra de la implacable violencia del film
Storyboard de El libro de Eli y muestra de la implacable violencia del film

El problema de El libro de Eli es que lo que parte con una premisa interesante, aunque de sobra conocida y explotada, acaba perdiendo fuelle conforme avanzan los minutos y se resuelven las diferentes situaciones o se descubren todos los secretos, algunos de ellos dignos de las mayores carcajadas. Sin querer entrar en detalles, decir cualquier cosa implica destripar por completo la película y hacerle perder la poca sorpresa que es capaz de ofrecer, en primer lugar uno comienza con mal pie si en la traducción del título del film se oculta un importante detalle de la historia que se nos plantea. Eli debería haber sido traducido por Elias y no por un carente de significado Eli. Segundo, los interminables 118 minutos de metraje deberían haberse recortado a unos suficientes 90 quitando casi media hora de transiciones, cámaras lentas y planos de tono zen que provocan que un desmedido sopor inunde la sala de cine. Poco ayuda también el peculiar guión del debutante Gary Whitta donde el protagonismo se lo lleva un notable Denzel Washington, cosa que me gusta, pero donde hay que dejar claro que también deberían contar Gary Oldman, pasable, Mila Kunis, todavía intento entender el sentido de su personaje, o Ray Stevenson, devaluado de tal manera que más que un apoyo al villano Carnegie resulta ser un problema a eliminar.

Storyboard de El libro de Eli y muestra de la implacable violencia del film
Storyboard de El libro de Eli y muestra de la implacable violencia del film

Pues eso, una película más. Momentos de acción destacables por lo visualmente llamativos que resultan y nada extra que destacar. Sin embargo, alucinante o no, es un film que llama a un segundo visionado para analizar las consecuencias reales que implican el inesperado desenlace.

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Reconozco que tras ver Shutter Island (2010) se me pasó no publicar una opinión sobre la misma. El film de Martin Scorsese pertenece a un género que, la verdad sea dicha, no se acomoda con las habituales charlas que mantenemos en el blog. Shutter Island es fundamentalmente un thriller psicológico pero cuenta con importantes y destacados toques de terror que hacen que el espectador se quede tieso en la butaca esperando que la tensión que se acumula con el paso de los minutos acabe de una vez por encontrar una salida. La película resulta sorprendente tanto en la calidad de su historia, el guión de Laeta Kalogridis basado en el libro de Dennis Lehane es sencillamente superlativo, como en su perfecta factura y en su no menos gran trabajo de actores. El veterano maestro vuelve a ponerse en un lugar avanzado con respecto a sus iguales generacionales, y deja claro que está un paso por delante de todos ellos. Shutter Island debe verse para descubrir una nueva dosis de buen cine de misterio. Cine como el de antaño y con aroma a clásico…

Póster de Shutter Island
Póster de Shutter Island

Estamos en el verano de 1954. Dos agentes judiciales, el al mando Teddy Daniels, fabuloso Leonardo DiCaprio, y Chuck Aule (Mark Ruffalo), son enviados al sanatorio psiquiátrico Ashecliffe sito en la remota Shutter Island, una isla perdida en la bahía de Boston. Su misión es investigar la misteriosa desaparición de Rachel (Emily Mortimer), una peligrosa asesina que, del día a la noche, ha abandonado su celda sin dejar rastro alguno. Su agitada llegada a la isla les llevará a conocer al Dr. Cawley (Ben Kingsley) y al misterioso Dr. Naehring (Max von Sydow). El agente Daniels comenzará a investigar los secretos que oculta el apartado sanatorio y no tardará en sufrir en sus propias carnes el desquicie y la paranoia que flotan en el ambiente del lugar…

Con Shutter Island el espectador descubre como se narra una buena película de misterio, policíaca y, más importante, como todavía existe en el mundo del cine la capacidad de sorprender… aunque con el paso de los minutos las verdaderas opciones de desenlace se queden en un cara o cruz clásico pero no por ello carente de interés. Sacando jugo de elementos tan importantes como una fotografía atronadora, lo que hacen ahora los efectos visuales en este tipo de obras es lograr sentirnos parte del entorno, y una música impecable, me he quedado prendado de la banda sonora, visionando el film uno se ve atrapado en una espiral de acontecimientos donde es complicado discernir qué es realidad y qué imaginación de los personajes. Apoyándose de paso en el pasado de Daniels, que hace comprender las reacciones que tiene y las constantes paranoias que sufre, se ahonda más en la locura traumática y en sus tremendas consecuencias. Scorsese se trabaja además algunas secuencias impresionantes que te dejan con la boca abierta. La llegada a la terrorífica isla es impactante, y todos los momentos en los que se nos cuenta el pasado del personaje protagonista en la Segunda Guerra Mundial merecen la pena… sobre todo uno muy en particular que me ha parecido brutalmente mágico.

En fin, id a verla. No os defraudará y de paso estaréis viendo una de las películas que seguro mojarán en la ceremonia de los Oscar que se celebrará en el 2011.

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Se que llega con un poco de retraso, pero hoy es el día que toca sacarse de la manga la opinión acerca de The Road (2009) de John Hillcoat, la dura adaptación de la singular obra de Cormac McCarthy. Si bien Hillcoat ha sido el artífice de colocar las piezas que conforman las excelentes interpretaciones de Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee o la gris y demoledora fotografía de Javier Aguirresarobe, el encargado de adaptar la peculiar y compleja obra de McCarthy ha sido Joe Penhall. Este ha logrado trasladar con éxito a la gran pantalla los momentos más significativos de la obra escrita pero se ha visto obligado, Hollywood manda se diga lo que se diga, a sustituir muchos de los importantes instantes relación padre / hijo que abundan en la novela por inexistentes momentos donde se da excesivo protagonismo a la también anónima madre del niño, interpretada en este caso por Charlize Theron. Pese a esto, nuevamente una obra de McCarthy vuelve a funcionar notablemente en pantalla grande, No es país para viejos (No Country for Old Men, 2007) es ejemplo de ello, aunque esta vez la crudeza y la desesperanza que transmite hace meditar largo y tendido para analizar lo visto, y compararlo con su fuente.

Cartel de The Road
Cartel de The Road

The Road es la historia de un padre y su hijo. Ambos recorren el desolador páramo en que se ha convertido puede que el mundo entero tras un cataclismo que, en el fondo, poca importancia tiene. En su desesperado viaje por la supervivencia, el padre hará todo lo que esté en su mano por lograr que su hijo llegue a ver el amanecer de un nuevo día. Su viaje por unos desmoronados Estados Unidos tiene como destino, utópico deseo porque el final del camino sea diferente, la costa del sur donde se supone el clima será más cálido y cándido. En su desagradable periplo se cruzarán con diferentes personajes: desde desquiciados y hambrientos supervivientes que han optado por seguir el camino del salvajismo, de la degradación de la raza y de la crueldad más sangrante, hasta el de otros viajeros que, como ellos, deambulan esperando el momento que marcará el final de sus vidas.

La obra de McCarthy es complicada. La emotiva narrativa de la obra trasmite, con palabras, una dura relación padre / hijo y muestra los extremos a los cuales el ser humano podría llegar si se diera el peor de los casos en este mundo que vivimos. John Hillcoat se ha animado a narrar, visualmente hablando, un relato difícil y ha conseguido mostrarnos la soledad, la desesperanza y el dolor con imágenes, silencios y una dirección de actores que da verdadero gusto. Lo que me hace pensar que es, sin dudarlo, la gran olvidada este año en los premios de la academia de Hollywood… pero igual su desmedida tristeza es lo que la ha lastrado hasta ser degradada por completo. En fin, la recomiendo. Tanto como recomiendo la novela.

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Este fin de semana se ha estrenado el primer intento por parte de Universal Pictures de renovar el espíritu de los grandes clásicos del terror de antaño. El debut de este con posibles y atrayente reto ha sido El hombre lobo (The Wolfman, 2010) de Joe Johnston, remake y demostrado homenaje de El hombre lobo (The Wolfman, 1941) de George Waggner. Sin embargo, un errático desarrollo repleto de imprevistos ha provocado que el capítulo piloto de un prometedor renacimiento se haya quedado en agua de borrajas, o por lo menos que no haya logrado su gran objetivo… convencer y dejar un sabor de boca como dios manda. Ni que decir tiene que la película resulta entretenida, pero se notan los flacos favores le han hecho los cambios en su silla de dirección, Mark Romanek abandonó el proyecto por diferencias creativas, en la mesa de montaje, en noviembre del año pasado dos nuevos montadores proporcionaron lo que vemos ahora en la pantalla, o metiendo mano sobre los efectos especiales realizados por uno de los grandes maestros del Hollywood moderno, Universal Pictures insufló 30 millones de dólares y más de un año de retraso para digitalizar y ¿mejorar? el trabajo de Rick Baker porque no les convencía.

Cartel de El hombre lobo / The Wolfman
Cartel de El hombre lobo / The Wolfman

Este nuevo El hombre lobo es una gótica y victoriana revisión del mito del licántropo de la Universal. La película nos cuenta la historia de Lawrence Talbot (Benicio Del Toro), un actor de teatro que acude a ayudar en la búsqueda de su desaparecido hermano en las tierras familiares de Blackmoor, tierras que por cierto abandonó hace mucho tiempo. Su llegada no puede ser más oportuna, el cuerpo de Ben ha sido encontrado el día anterior en una zanja completamente mutilado. Lawrence decidirá entonces permanecer en la casa familiar mientras no se descubra que ha ocurrido y comprobará como la desconfianza del pueblo se cierne sobre él. Acompañado por su desquiciado padre, curioso Anthony Hopkins, y por Gwen Conliffe (Emily Blunt), la prometida del fallecido Ben, Lawrence sufrirá el ataque de una criatura mientras visita un campamento gitano y entrará a formar parte de un reducido club de hombres marcados por una maldición que se manifiesta en las noches de luna llena. En medio del fregado Scotland Yard contará con el detective Abberline (Hugo Weaving), un agente especializado en tortuosos casos policiales, que no dudará en ahondar en el truculento pasado de Talbot.

En fin, El hombre lobo es una superproducción de Hollywood que por arte de birlibirloque, y una muy mala coordinación, se ha quedado en convincente producto de serie B explotando unos actores y unos medios dignos de algo más. Muy agradable, pero con lo tiempos que corren excesivamente arriesgado, es que la película de Johnston no escatime en ofrecer casquería de primer nivel que otorgan al resultado final un muy disfrutable desarrollo. Si bien el guión no llega a ofrecer nada del otro mundo, por momentos resulta confuso y extrañamente cómico, el peor detalle de la película radica en el tambaleante montaje que no es capaz de, durante el primer tercio del film, ofrecer una a derechas. Poco ayuda también que se pusiera en duda la composición de Danny Elfman ya que, escuchando, uno se da cuenta de que la habitual característica del compositor se desvanece ofertando una banda sonora que suena a ya inventada y muy repetitiva. Otro detalle ha tener en cuenta, y que demuestra la poca capacidad de sorpresa que hay en el cine actual, es cómo la película intenta generar terror donde no lo hay. Esta vez el método seleccionado es el del ruido atronador que por puro impacto te hace saltar en la butaca, aunque siempre acompañado por un decorativo pastiche de sangre, pelo y, si hay suerte, casquería.

¿Vale la pena gastarse los cuartos en ver esta película? Pues pese a la poca repercusión que está teniendo, ayer por la noche la sala estaba casi vacía, y si os digo la verdad, si. Ojo, pero no penséis en ver nada del otro mundo, ni una obra maestra, ni una de esas pelis de terror que marcarán la historia. Veréis una serie B de primerísimo nivel repleta de entretenimiento, geniales efectos especiales, algún que otro chascarrillo y una factura técnica superior a la media… eso si, montaje un pelín desastroso y un guión flojo.

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Se que llega con retraso, pero más vale tarde que nunca. El pasado viernes acudí como mandan los cánones y con un nutrido grupo de buenos amigos a un prometedor debut del año 2010 en forma de acción comiquera de corte victoriano y con uno de los personajes literarios más icónicos del final del siglo XIX y principios del XX. Si, estoy hablando de Sherlock Holmes (2009), ese film dirigido por el director británico Guy Ritchie y protagonizado por una cuarteto de figuras que amplían las posibilidades de éxito hasta la seguridad más palpable. Basándose, como se dice en estas tierras "daquela maneira", en la obra de Sir Arthur Conan Doyle, o más bien en sus personajes, y tomando como base una historia comiquera creada por el productor Lionel Wigram, uno asiste a lo que nunca nadie imaginó que pudiera llegar a ser el bueno de Sherlock Holmes, el detective más hiperactivo y dinámico a la orilla del río Támesis.

Póster español de Sherlock Holmes
Póster español de Sherlock Holmes

Todo arranca con una ajetreada operación para desbaratar los siniestros rituales y asesinatos que ejecuta el peligroso Lord Blackwood, un Mark Strong que cada día disfruto más por su notable e imponente presencia. Holmes, vital Robert Downey Jr., y el bueno del doctor Watson, fabuloso Jude Law, asisten como especialistas de choque a las crédulas unidades policiales de Scotland Yard comandadas por el inspector Lestrade (Eddie Marsan). Tras cazar con las manos en la masa a Blackwood, este es enjuiciado y condenado a muerte colgando de una soga atada a su cuello. Una vez el castigo ha sido ejecutado, y con Holmes cayendo en una depresión por inactividad, el sorprendente y misterioso retorno de entre los muertos de Lord Blackwood y la aparición de Irene Adler, ¿pero trabaja Rachel McAdams?, la única mujer que ha logrado engañar a Holmes, llevarán al detallista y siempre atento detective y a su buen amigo a protagonizar una compleja investigación con complot de dimensiones estratosféricas. De nuevo contando con Watson, la pareja se pondrá manos a la obra para desenmarañar el increíble retorno de Blackwood y desbaratar sus planes de dominación.

Contando con un diseño de producción perfecto, unos efectos especiales a la altura y que nos transportan al Londres de finales de siglo XIX, más una música compuesta por Hans Zimmer que decora la producción a golpe de clavicordio, queda claro que Sherlock Holmes es un producto dirigido al público que llena las salas en estas épocas donde lo que vende es lo que vende, y si se hace bien pues vende más. El producto supura acción, diálogos frescos entre un par de actores que demuestran la química clásica de las buddy movies, y suficiente artificio como para entretener a todo el que se siente en la butaca del cine. Sumemos a esto los inconfundibles métodos de Guy Ritchie, los menos esta vez pero presentes y reconocibles cada vez que se presentan ante nuestros ojos. Cámaras lentas narradas, peleas coreografiadas como le gustan al director de británico, etc. Eso si, no todo es bueno y hay que reconocer que los 128 minutos se me antojan un pelín largos. Probablemente con 20 minutillos menos, o con unos puntos de transición mejor hilvanados, tendríamos un film completito.

Como detalle curioso decir que personalmente creo que la presencia, oscura pero presencia al fin y al cabo, de cierto personaje en la trama dejan un poco mal al equipo de guionistas que parecen necesitar meter a todos los personajes clave de la historia de Holmes en el mismo paquete. Hay veces que no mostrar todas las cartas en la misma mano aseguran igualmente el éxito futuro. Esto en Hollywood suele olvidarse de vez en cuando y Michael Robert Johnson, Anthony Peckham y Simon Kinberg , los guionistas, demuestran no tener memoria y confianza en su trabajo. Con Blackwood y un detalle final en la sombra hubiera sido suficiente.

Eso si, Warner Bros., Legendary Pictures y Silver Pictures han dado otra vez en el clavo y tienen entre manos un producto para explotar durante los próximos lustros o por lo menos hasta que Robert Downey Jr. y familia se acaben de saltar por todas partes. Hay que ir a verla para disfrutarla. Me ha gustado, entretenido y mejorado un viernes cierre de una semana agotadora de trabajo.

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Ayer me fui con unos amigos a ver Número 9 (9, 2009) de Shane Acker. Una de las grandes promesas, un poco más adulta, en el infantil mundo de la animación digital moderna. Contando con la producción del siempre gratificante Tim Burton y del rey de las cosas inexplicables y muchas veces desilusionadoras Timur Bekmambetov, la esperanza por el proyecto era si cabe mucho mayor. Sorpresas donde las haya, el film de Acker, basado en un homónimo corto suyo pero expandido a ¿guión? cinematográfico de Pamela Pettler, se queda más bien apartado del camino de lo que pudo ser y deriva más por lo que no debía haber sido. Si bien la idea es suficientemente interesante y llamativa, el corto dentro de sus limitaciones cuenta lo mismo en 10 minutos salvo algún que otro detalle nuevo, el desarrollo de la historia ha resultado ser un batiburrillo de situaciones no muy bien ligadas que hacen que el espectador se pierda ligeramente en una maraña de acontecimientos visualmente gratificantes pero poco clarificadores y, por momentos, de puro relleno. Todo ocurre de una forma tan a golpes que te planteas si falta algo, se me antojan cortos los 79 minutos, hasta el punto de ver con sorpresa que todo lo que acontece en la película termina siendo superfluo e innecesario, cuando en el corto estaba plenamente justificado por no intentar explicárnoslo.

Póster de Número 9
Póster de Número 9

Nuestro mundo se ha venido abajo. La lógica evolución ha llevado a una rebelión de las propias máquinas que el hombre ha creado. Lo que en un principio iba a servir para mejorar, aunque en realidad eran para hacer la guerra, es ahora el caos que aniquila sin piedad a la raza humana. Cuando ya no queda esperanza, cuando todo se ha perdido, el científico que inició todo, y que ha visto como las ansias de poder de otros han provocado el triste fin, decide dejar en manos de unos muñecos de trapo el destino de nuestro planeta. 9 (Elijah Wood) despierta en un laboratorio destruido y se inicia a velocidad de vértigo en el fatídico destino de la humanidad y de su creador, criaturas mecánicas, creadas con despojos que han acabado con cualquier vestigio de humanidad. En su camino cruzará su destino en primer lugar con el anciano 2 (Martin Landau), y más adelante con 5 (John C. Reilly), 6 (Crispin Glover), 7 (Jennifer Connelly), 8 (Fred Tatasciore), el descreído 1 (Christopher Plummer) y 3 y 4, dos gemelos/as que no hablan pero que conocen por completo el secreto tras la aniquilación de todos nosotros.

Grosso modo esta es la base de la historia de Número 9. Ojo, en la idea original de Acker la base que marca el objetivo de esta película no estaba presente. 9 y compañía actuaban por su propia seguridad y esta vez la lucha se efectúa por un objetivo más humano contando con estos pequeños homúnculos como decisores de nuestro destino. Creo que es un error ya que hay veces que justificar los acontecimientos hacen incluso menos favor que si pasas de explicaciones. Además, esto magnifica uno de los grandes problemas de Número 9. Y es que si uno lo mira con calma, lo que ocurre de principio a fin es en verdad provocado por nuestro protagonista. Vamos, que si no fuera un zarpas a los 2 minutos de despertar habríamos visto los títulos de crédito. En definitiva, bonita, con personajes entrañables, curiosidades que hacen gracia, otras que te dan igual, pero demasiado adaptada a la velocidad del rayo y un pelín forzada e inconexa en lo que finalmente quiere contar… ¿por qué ese final? Te deja con ganas de más y con una sensación de que no es lo que esperabas ver. A nivel diseño es fabulosa, repleta de imaginación y con homenajes directos a "La guerra de los mundos" de H.G. Wells aunque el mal no venga esta vez de Marte y si de nuestras propias cualidades.

¿Qué os ha parecido a vosotros? Igual es que no tenía el día.

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El cierre de año cinematográfico de Uruloki y compañía lo protagonizó el pasado miércoles esa pequeña joya oculta en un mar de superproducciones, obra del debutante Ruben Fleischer y que llega desde el otro lado del charco bajo el título de Bienvenidos a Zombieland (Zombieland, 2009). En manos de un director sin complejos y con muchas ganas de agradar aportando personalidad, y apoyándose en un guión la mar de divertido escrito por Rhett Reese y Paul Wernick, dos especialistas en la comedia televisiva y que han decidido revisar los clásicos del género, nos encontramos con una nueva explotación del omnipresente género zombi, pero añadiendo otra vez el factor cómico que tan bien funcionó en los años 80 y, sobre todo, desde que el mago Edgar Wright se juntó con los incomparables Simon Pegg y Nick Frost para realizar la obra de culto Zombies Party (Shaun of the Dead, 2004). Lo que en otro tiempo fue un género propio de los fans del terror y de los adoradores de las historias sin final feliz por culpa de los muertos vivientes, se torna ahora en un producto más de las masas que, seguramente, disfrutarán como nunca y servirá para abrir ojos y echar un vistazo al pasado. Verdaderamente se lo merece.

Cartel español de Bienvenidos a Zombieland
Cartel español de Bienvenidos a Zombieland

Bienvenidos a Zombieland cuenta la historia de encuentro y aventura de cuatro supervivientes a un holocausto zombi. Tenemos a Columbus (Jesse Eisenberg), un geek aficionado a lo videojuegos, buen estudiante, que no se come un rosco, lo que implica que no es que haya tenido una vida tremendamente social, y que seguramente se haya leído el libro "Zombi – Guía de supervivencia" de Max Brooks de pe a pa. En el camino de este se cruza Tallahassee (Woody Harrelson), un tipo normal cuyo principal propósito en todo este caos, además de matar zombis sea como sea, es encontrar un bollito twinkie antes de que estos acaben caducando. Para rematar tenemos a Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), dos hermanas con más de un as en la manga. Pues nada, una vez se crucen sus caminos su periplo en discordante armonía les llevará a protagonizar alguna de las situaciones más rocambolescas ocurridas en el mundo cinematográfico zombi. Como gran detalle, impagable y sorprendente, tenemos EL cameo que por el surrealismo con el que ha sido plasmado se convierte por derecho propio en una de las mejores secuencias de este año que hemos dejado atrás.

En fin, eso es Bienvenidos a Zombieland. Una muy recomendable comedia zombi que nos ofrece un comienzo inigualable en forma de dos minutos de títulos de crédito en donde vía carnicería a cámara lenta se nos muestra el destino del mundo que conocemos. Tras esto una historia inteligente, bien protagonizada y con un singular sistema de integrarnos las virtudes de tener reglas en este tipo de holocaustos. Encuentros, desencuentros, sorpresas, descubrimientos y, como era de esperar, despiporre aniquilador zombi. Aunque también es importante destacar que lo que comienza fabulosamente bien termina sin lograr mantener el gran nivel mostrado durante la primera hora de metraje. Eso si, debe verse, debe comprarse cuando salga en cine en casa porque podrá ser vista en una sesión doble con Shaun of the Dead y, quien sabe, compartirá con esta un lugar especial en esa biblioteca de cult films tan exclusiva que todos tenemos.

Publicado por Uruloki en
 

En estas fechas tan señaladas no hay nada como los films de corte familiar para ir todos a disfrutar del mejor ambiente navideño. Los señores de Warner Bros. Pictures, rebeldes todos ellos, han decidido mear fuera del tiesto y radicalizar un poco estas fechas para que no nos atocinemos con tanta comilona, que buena falta nos hace! Con el apoyo de Legendary Pictures, Silver Pictures y Dark Castle Entertainment, James McTeigue, apadrinado de los Hermanos Wachowski, nos ofrece su segunda incursión como director en Hollywood tras V de Vendetta (V for Vendetta, 2005). Esta su nueva película es uno de los mayores ejemplos de despiporre sanguinolento y viciosamente violento que el personal se puede echar a la vista en estos tiempos que corren. Ninja Assassin (2009), film que hay que reconocer cuenta con un guión por momentos demasiado patatero, es sin embargo una película brutal, un festival de sangre, amputaciones, desmembramientos varios, explosiones corpóreas y gritos que nos hacen recordar al mejor Bruce Lee de la historia. Un pequeño / gran homenaje al mejor cine oriental donde la sangre a chorros de las películas de Akira Kurosawa, alguna hay, choca de frente con las paranoias detectivescas de Operación Dragón (Enter the Dragon, 1973) o la casposidad de los productos creados por la factoría Shaw Brothers.

Póster de Ninja Assassin
Póster de Ninja Assassin

En fin, basta con los 5 minutos iniciales para descubrir cual es el no sorprendente y nada arriesgado camino seleccionado por Matthew Sand y J. Michael Straczynski, guionistas de esta pequeña joya, para introducirnos en este supurante desparrame: los ninjas son lo más de lo más en cuanto a métodos de aniquilación sibilina y capaces de hacer cualquier cosa que se les pase por la cabeza. La historia arranca y nos introduce en la vida de Raizo, el cantante y mediano actor Rain, y como de niño es adoptado por el maestro Ozunu (Shô Kosugi), dirigente del Clan de la Arena Negra, una sociedad secreta cuya verdadera existencia es considerada un completo mito. En esta sociedad de asesinos ninja, Raizo es entrenado brutalmente a base de golpes y sufrimiento extremo… muy a la 300 (2007). Obligado a pelear con sus iguales y desprovisto de cualquier demostración de sensibilidad, Raizo evoluciona y se convierte con honor en el ninja killer más sobresaliente de la escuela de Ozunu. Pero claro, toda historia de redención tiene que tener una causa que provoque este nuevo rumbo y cambio de parecer. En el film de McTeigue es la ejecución sin piedad de una compañera de Raizo lo que causa de que este decida abandonar al clan y protagonizar una de las venganzas más superlativas del cine moderno. En ese momento nos iremos a Alemania, allí una forense de la Europol llamada Mika (Naomie Harris) investiga, sin el consentimiento de su superior Ryan Maslow (Ben Miles), el grotesco asesinato de los yakuza del principio de la película. Su investigación le llevará a contactar con Raizo y a verse inmersa en una vorágine de hiperviolencia sangrienta que solo se acabará cuando se haya muerto todo el mundo… y con todo me refiero a todo, desde el primero de los ninja hasta el apuntador.

¿Qué identifica por lo tanto Ninja Assassin? Pues tenemos a un protagonista curtido a fuego, acostumbrado al dolor y que por el amor de una mujer decidirá tirar por la borda años y años de dolorosa dedicación. Un clásico del cine. Luego sumemos como dosis especiales y decorativas cientos de cabezas partidas al medio, millones de surikenes del tamaño de un plato que te arrancan brazos y piernas y que son inagotables, decenas de ninja que se ocultan y mueven haciendo honor a las criaturas de Aliens, el regreso (Alien, 1986), montones de espadas katana que parten cuerpos al medio como si se trataran del solomillo más cremoso que hayáis probado, y tantos hectolitros de sangre que si no acabas salpicado es que no has visto realmente esta película. Esto es Ninja Assassin. No se le puede pedir otra cosa y, mira tu por donde, ofrece bastante más de lo que cualquiera podía esperar. Argumento normal, historia normal pero entretenimiento asegurado. Ojo, debes ir con el chip de "me lo voy a pasar bien viendo como hacen lonchas con varios miles de policías y guerreros orientales". Ni más, ni menos.

Personalmente creo que estamos ante un apoteosis gore tan absurdo y desmedido que mola y ya está. Este es el espíritu del film y no debemos buscarle 5 pies al gato. No va a ir más allá de esto, no es una obra maestra del cine, y por eso me atrevo a decir que estamos ante un nuevo cult film que será disfrutado de vez en cuando como producto de sobremesa teñido de rojo. Para mi, un debe en mi videoteca futura…

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