Lo mejor es hacer frente a los malos rollos y hoy toca hablar de la primera de las decepciones de este verano, el nuevo periplo de Sylvester Stallone por el cine que mejor le ha comprendido y explotado, el de acción sin tapujos y contemplaciones. Antes de que más de uno entre a rebanarme el cuello por semejante aseveración he de decir en mi defensa que esta opinión viene claramente condicionada por el deseo y la esperanza de que Stallone hubiera optado por seguir el rumbo marcado en la brújula de la impagable John Rambo: Regreso al infierno (Rambo, 2008). Los Mercenarios (The Expendables, 2010) nos retrotrae con frescura (digital) y grandeza a ese subgénero cinematográfico que tantos buenos ratos nos hizo pasar hace ya un buen puñado de años, y donde el artificio era una fusión de pirotecnia avanzada más cuerpos musculados y rebosantes de testosterona que aguataban todo lo que les cayera encima… ya fuese una bomba cuasi nuclear, un helicóptero Mil Mi-24 o una panda de terroristas armados hasta los dientes. Pero lo que también nos ofrecían esas películas, y que en esta añoro, era cierto tono dramático que aportaba al resultado final un aroma de cruda realidad donde se demostraba que sí, si eres un tipo duro lo más seguro es que sobrevivas… pero también puedes acabar palmando o por lo menos sangrando a borbotones y magullado hasta lo indecible. Porque dentro del entretenimiento resultante que es Los mercenarios, digamos que si le rebajaran unos 30 minutos sería más soportable, falta esa dosis de obligado drama que, desconozco la razón, ha sido olvidada.

Cartel de Los mercenarios
Cartel de Los mercenarios

Barney Ross (Sylvester Stallone) es el líder de un comando de mercenarios que, siguiendo los designios de su pagador, aplican toda su destreza militar en marcar a fuego aquello por lo que han sido contratados. Tras un breve pero intenso prólogo donde la unidad de Ross es presentada al completo, son tanteados para hacerse cargo de un arriesgado trabajo… acabar con la dictadura que el General Garza – muy mal David Zayas – aplica sobre la población de Vilena, un pequeño país de una isla caribeña. Una primera toma de contacto por parte de Ross y su fiel compañero Lee Christmas a.k.a. Navidad – el que mejor reparte es Jason Statham – , les llevará a descubrir que la realidad sobre el nuevo trabajo para el que han sido contratados no se centra en Garza y sus fuerzas de choque, si no en James Munroe (Eric Roberts), un ex-agente de alguna oficina de inteligencia que apoyándose en los ofuscados deseos del general pretende hacerse con esta isla invernadero para fabricar cocaína como quien fabrica pan. Diversas luchas internas dentro del propio comando acabarán provocando lo esperado… la intervención en Vilena de estos soldados de fortuna.

Stallone sabe lo que se hace y tras renacer con John Rambo y Rocky Balboa (2006) vuelve a ofrecernos un agradable pero bastante descafeinado paseo por el cine de acción más clásico. Juntándose con viejas glorias del cine de tortas, como Dolph Lundgren, ¿Mickey Rourke y Eric Roberts?, haciendo uso de actuales parte caras, como Jet Li y el número uno Jason Statham, y subiendo al carro del cine que se estrena en sala a veteranos quebrantahuesos, como Terry Crews, Steve Austin y Randy Couture, el veterano y renovado director / actor / guionista pone sobre la mesa las suficientes credenciales como para esperar más entretenimiento del que finalmente logra generar. Y es que el problema de Los mercenarios, además de sus soporíferos altibajos, no es otro que derivar un producto que viene con el sello de "como el cine de los 80" pero que luego se pierde en historias secundarias que, todo sea dicho, no aportan nada al conjunto o en caóticas escenas donde pierdes el control a lo más mínimo. Si bien las dosis de acción son generosas, aunque el uso de lo digital acaba matando la gracia se mire como se mire, la intención de Stallone de llegar a más público de cara a recaudar más y así ofrecernos nuevos capítulos de esta nueva saga no es tan sabia como uno podía esperar. Nos alegra la apuesta, pero que la película se apoye en Stallone y Statham como figuras centrales no es suficiente si no te rodeas de algo de calidad y sobre todo menos desbarajuste. Ya lo comentaba un compañero al salir del cine, déjate de Roberts, Crews, Austin y Couture, e intenta encajar a Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme o Steven Seagal. Si lo que quieres es hacer renacer viejas sensaciones, el factor Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger es simpático pero insuficiente, y rememorar cine de ese que sigues viendo pese al paso de los años porque en el fondo es entretenido, apóyate en todo aquello que generó ese concepto y déjate de pamplinas. Zayas y Roberts sobran porque no aportan nada, como villanos son de risa, Li está en horas bajas e infrautilizado, Rourke podría no estar, Lundgren y Crews son los que más me han convencido pese a no contar tanto con ellos como se debería – será porque protagonizan las escenas más disparatadas – y Stallone y Statham cumplen.

En definitiva, por momentos alocada y por otros un suplicio. En conjunto no es lo que esperaba… confiemos en que la segunda parte que parece haber en cartera, la taquilla manda y por ahora Los mercenarios está cumpliendo con creces, tome otro enfoque porque como siga este camino mal vamos…