Opinión


A falta de pan buenas son tortas. El otro día nos pasamos por el cine para ver la última película de fantasía infantil que se ha sacado de la manga el siempre extraño de Spike Jonze, miembro de ese grupo de peculiares directores y guionistas que forman, entre otros, Wes Anderson, Michel Gondry o Charlie Kaufman. Adaptando el cuento más famoso del escritor y ilustrador Maurice Sendak, y del que tengo que reconocer no estuvo en mi librería en los años más tiernos de mi vida, Warner Bros. Pictures ha arriesgado cosa fina en una idea que se aleja por completo de las hazañas de Jim Henson o Michael Ende, hablo del positivo y conciliador espíritu de Dentro del Laberinto (Labyrinth, 1986) o La historia interminable (Die unendliche Geschichte, 1984). El principal problema que le veo es que si su objetivo era atraer taquilla juvenil para paliar la brutal inversión realizada, 100 millones de dólares más gastos de publicidad, el fondo de la historia es demasiado triste para estas fechas. Aunque bueno, esta opinión es demasiado subjetiva por mi parte, me gusta demasiado el positivismo de este tipo de películas y cualquier riesgo que se toma tiendo a magnificarlo de forma desmedida.

Cartel de Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are)
Cartel de Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are)

Expandiendo un relato breve y de gran fuerza visual hasta un metraje sorprendente, Jonze amplia sin problemas la película con secuencias infinitas, pausas incómodas y melancolía que, personalmente, se queda corta. Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are, 2009) demuestra de paso que no es tanto el film de corte infantil que uno podría esperar si ha visto como nos la venden y apuesta más por un público adulto que podrá ver reflejado, si se da el caso, su comportamiento cuando fue más niño. La película cuenta el viaje imaginario de Max, sorprendente Max Records, un niño de 12 años que forma parte de una familia distante por la diferencia de edad entre él y su hermana, o la incómoda situación de una madre que tiene suficientes problemas como para agregar el de un hijo que necesita de verdadera atención. Con una imaginación desbordante, y a falta de figuras familiares que le hagan caso y le acompañen en su universo personal, Max hace lo que le da la gana y demuestra en cuestión de minutos que no dispone de una figura dominante que le eduque y que le ayude a superar la patente soledad. Tras un día de crisis absoluta, Max se escapa y se va de viaje imaginario a una isla solitaria donde coincidirá con Carol (James Gandolfini), Alexander (Paul Dano), Judith (Catherine O’Hara), Ira (Forest Whitaker), Bull (Michael Berry Jr.), Douglas (Chris Cooper) y KW (Lauren Ambrose), unos monstruos de dimensiones pimponianas que, como fiel reflejo de su propia personalidad, hacen lo que les viene en gana al tiempo que muestran los mismos pesares que el niño… celos, abandono, protagonismo, etc. Max se erigirá como rey de todos ellos, contará con su incondicional apoyo a la hora de divertirse, etc. Pero, ¿qué efecto tendrán sobre sus nuevos amigos imaginarios las excentricidades y excesos de Max?

En definitiva, una factura perfecta con momentos que marcan pero una historia que en manos de Jonze adolece notablemente de ritmo y de buenas sensaciones, tiene momentos verdaderamente terroríficos…¿los propios miedo y pesadillas de nuestro protagonista?. Supongo que será parte de la obra de Sendak, pero la he encontrado demasiado tristona y adulta. Eso si, los monstruos son generosamente vitales gracias a la Jim Henson Company y unos efectos digitales de compañías de primer nivel como Framestore o Quantum Creation FX que les otorgan vida propia y una expresividad sorprendente. La verdad, me gustaría saber que impresión ha causado tanto en adultos como en infantes. Sobre todo para detectar a que público va realmente orientada la película, creo yo que al primer grupo, que es quien realmente va a entenderlo y asimilarlo.

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Tras 12 años de ausencia donde se dedicó a evolucionar las posibilidades del cine moderno y rodar documentales a modo de prueba y error, James Cameron ha vuelto al cine decorando una historia clásica, presente al menos una vez por década y cuyo único pretexto es el entretenimiento con un envoltorio de modernidad, innovación y vanguardismo que, pese a los más escépticos, marcará un antes y un después en la historia del cine. Este pasado viernes se estrenó en todo el mundo Avatar (2009), una epopeya de gran dimensión que bebe de la historia más primitiva y que recupera, a su vez, retazos de más de 100 años de cine para ofrecernos nuevamente el concepto que subyace en las superproducciones que más gustan en Hollywood. Avatar es eso y no quiere ser más. No busca la originalidad, no ofrece una historia sorprendente, no quiere que salgamos pensando que nos han contado algo que nunca ante habíamos oído. No, Avatar recurre a algo conocido y lo viste con un envoltorio superlativo, excelso, colorista, llamativo y que hace que el aficionado al cine descubra algo nunca antes imaginado.

Cartel para IMAX 3D de Avatar de James Cameron
Cartel para IMAX 3D de Avatar de James Cameron

Nuestro protagonista es Jake Sully, el australiano Sam Worthington es la nueva estrella que copará el cine de los próximos años, un soldado lisiado que por desgracias de la vida, su hermano gemelo ha fallecido, se embarca en un viaje de renovación y más adelante renacimiento al planeta Pandora. La razón del viaje es sencilla, el poder fáctico que todo lo destroza ha detectado en el planeta un mineral cuyo poderío energético es tal que hará al que lo posea inmensamente rico. Por lo tanto, un ejército de mercenarios, con el Coronel Miles "soy un geyperman" Quaritch (Stephen Lang) al mando, tiene como misión proteger las prospecciones de este mineral al tiempo que un grupo de investigación intenta conocer a los habitantes del planeta para convencerles de que deben dejarles explotar el entorno. En fin, gracias a lo último en el ámbito de la ciencia, y con la Dr. Grace Augustine (Sigourney Weaver) como guía, Jake ocupará el cuerpo de un avatar, una recreación de si mismo que combina la genética de su hermano, la suya al fin y al cabo, con la de los Na’vi, los habitantes antropomórficos de Pandora. El periplo de Jake le llevará al encuentro con Neytiri (Zoe Saldana), una verdadera Na’vi que, como puerta de entrada, permitirá a Jake descubrir una nueva civilización, las creencias que les mueven, su idiosincrasia y que le dará razones extra para cambiar su vida y la de los que le rodean de manera definitiva.

Dado que todo lo que se narra lo hemos visto, tenemos el viaje de Bailando con lobos (1990) a un mundo ancestral y conviviendo con una sociedad completamente diferente a la tuya, o la rebelión por la libertad de narraciones como Braveheart (1995), Cameron se acomoda en una historia que sabe va a gustar y decide explorar otros matices más consecuentes con su permanente dedicación a la evolución cinematográfica. Por lo tanto, nos traslada un futuro distante, con una problemática presente, muy presente, y saca a relucir esos 12 años de innovación donde ha descubierto el no va más en cuanto a tecnología que renovará en parte, y sin dudarlo, el cine que conocemos. Avatar propone en definitiva descubrir que con dinero y mejora verdadera uno puede lograr que 2 horas y 45 minutos de metraje sean un suspiro, impresionante logro, que todavía nos queda mucho por ver y que con las más modernas tecnologías se pueden crear virtuosos entornos donde el colorido, la emoción, la emotividad y la grandeza tiene todavía cabida, y mucha más de la esperada. A nivel técnico esta película es inconmensurable. James Cameron ofrece el primer episodio del nuevo cine y nos demuestra que lo irreal puede parece real. Sacando el máximo de empresas como WETA como solo él sabe hacerlo, nos lleva a un mundo nuevo, original y brutalmente hermoso repleto de secuencias que en 3D te dejan con la boca abierta y sintiendo que estás ahí metido, en medio de la selva que cubre toda Pandora. Alucinante es la plasticidad de todos los seres vivientes del entorno, los Na’vi y las criaturas son de una calidad apabullante y que hasta ahora cuesta comprender como se ha logrado. Eso si, se entiende de sobra la brutal inversión de dinero que ha sido necesaria para hacer la película, esperemos que sea rentable para que el futuro en el cien siga, como complemento a grandes historias, esta ruta que ha iniciado James Cameron.

En fin, es importante dejar claro que nada en la historia de Avatar es nuevo. Frases y recuerdos de Aliens: El regreso (Aliens, 1986), el viaje iniciático de Un hombre llamado Caballo (A Man Called Horse, 1970), la belleza paisajística como no se recordaba desde Memorias de África (Out of Africa, 1985) o la grandeza belicosa de Apocalipsis Now (1979). ¿Y? No se puede agradar a todo el mundo pero si ofreces los detalles de las mejores películas y los fusionas con una pasta llamada vanguardia tecnológica el resultado es esto… una de las mejores películas del año y que dará que hablar durante mucho tiempo.

En fin, id a verla sea como sea al cine y en 3D. Pensando en el futuro de Avatar, como cine en casa perderá enteros a puñados. La grandeza que trasmite tiene que ser vista en pantalla grande, o gigante, y gafas polarizadas.

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Este viernes se ha estrenado en medio mundo la última epopeya sobre la destrucción del mundo. Roland Emmerich, director especializado en este tipo de narraciones, vuelve a la carga para explorar un género donde se le considera uno de los mejor dotados… craso error. Nuevamente, con 10.000 A.C. (10,000 BC, 2008) el director teutón vino a demostrar que no sabía lo que hacía, Emmerich se embarca en un proyecto con una premisa siempre atrayente, al gran público le encanta eso de ver como se va todo a freír espárragos, y la transforma en una pamplina de muy señor mío. 2012 (2009), el no va más de las disaster movies hasta la fecha, todo sea dicho, es inclasificable, sea ya por los mil y un tópicos que exprime sin ton ni son, por las más de dos horas y media de metraje que hacen que uno se sienta abotargado y cercano a la necesidad de hacer compañía a Morfeo, o por la poca capacidad de sorpresa que demuestra el producto final una vez visto y comparado con los trailers que nos han enseñado a lo largo de la campaña promocional del film… aunque esto último "no" es culpa de Emmerich y más bien de Columbia Pictures y Centropolis Entertainment.

Quad-póster de 2012
Quad-póster de 2012

Estamos en el 2009, unos científicos descubre en la India que las últimas explosiones solares han hecho mutar a los neutrinos y estos se han rebelado contra nuestro planeta y amenazan destruirlo. Tras múltiples intentos de verificación se confirma que el destino del mundo está escrito y que, más o menos, en tres años todo se va a ir al carajo. Muy en la lógica de este tipo de películas, basta echar un vistazo a Cuando los mundos chocan (1951) para ver varios cientos de similitudes, los gobiernos más importantes del mundo, lo que nos faltaba, deciden urdir un plan y hermanarse para salvar a la raza humana. Pues nada, todo sigue su curso hasta que un día, verano del 2012, y varios meses antes de lo previsto por los científicos al cargo, se produce el acabose. El caos, la destrucción total y el fin del mundo tal cual lo supone Emmerich. Como suele ocurrir en este tipo de narraciones tenemos un héroe, un fracasado escritor y conductor de limusinas llamado Jackson Curtis e interpretado por John Cusack, su ex-mujer, sus hijos, el nuevo marido de esta que no cae bien pero que si no es por su ayuda no pasarían de la primera esquina, el presidente de los USA, sus perros consejeros, el científico que se lleva toda la gloria y que no para de reconocer errores, etc. En fin, más o menos todos los arquetipos del cine de esta calaña.

Roland Emmerich escribe junto a su siempre fiel Harald Kloser, menudo par, un guión basado en una idea que no han sabido exprimir como se merece. Comienza ofreciendo un efectivo despiporre visual, exacerbado hasta el no va más, y por el que el espectador le aplaude. Pero claro, todo lo bueno tiende a terminarse y es aquí donde Emmerich no sabe controlar lo que tiene entre las manos y se dedica a extender el metraje contando demasiadas cosas que, la verdad, no importan nada. Pues eso, lo que arranca como una oda a la aniquilación, hay que darse cuenta que mientras vemos las destrucciones de Las Vegas, Los Angeles, Roma, etc. están muriendo millones de personas al tiempo uno se parte de risa con las cómicas situaciones que plantea Emmerich, acaba convirtiéndose en una chatarra, donde el director no se arriesga con posibles dramatismos reales y prefiere que el espectador sume todos los tópicos que esperaba ver. Lo dicho, comienza bien, tiene repentinos saltos de interesante a tedioso, muy tedioso, y se acaba difuminando hasta el peregrino final.

No menos triste es lo irregular de la producción. Se ve que Emmerich y Kloser fueron escribiendo, imaginaron lo más desorbitado que se les pudo pasar por la cabeza y cuando tuvieron que dar carpetazo a la película, el ya famoso tercer acto, optaron por la simpleza más absoluta. Lo mismo les ha ocurrido con la producción. Hay que reconocer que todo va en lugar de mejorando, bajando de calidad conforme pasan los minutos. Los inicios son apoteósicos y el final es de serie B floja con efectos digitales indignos de Hollywood. Tema a parte son las mil y una licencias que Emmerich decide tomarse para contar su historia. Está claro que en la ciencia ficción es ciencia ficción, y que por lo tanto lo que ocurre no debe ser tomado en serio. Que los coches vuelen, que los terremotos no paren a nuestros protagonistas o que las nubes tóxicas no hagan su efecto como deberían, nos debe dar igual. Pero otra cosa es intentar justificar detalles de la vida cotidiana con soluciones de medio pelo. En esto el director alemán se luce y cosas como meter un CPD completo en una caldera a más de 50º sin que nada deje de funcionar o que un compartimento estanco se cubra de agua a libre albedrío para poder narrar lo que más le conviene no tiene nombre.

En fin, la campaña publicitaria ha logrado que 2012 se ponga en el top de la taquilla mundial, solo el viernes recaudó casi 24 millones de dólares y eso nos acerca a un fin de semana de órdago. Pero habrá que ver como se sigue comportando cuando el boca a boca alerte de lo que hay… 2 horas y 38 minutos donde la combinación de euforia y tostón hace que al final predomine lo segundo pudiendo haber logrado, con unos 40 minutos menos de metraje, lo primero. En esto Michael Bay por lo menos no defrauda. Malos proyectos pero 100% palomiteros.

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El pasado fin de semana me pasé por el cine para poder ver The Box (2009) de Richard Kelly tras bastante tiempo esperando por algo salido nuevamente de sus manos, si, Southland Tales (2006) todavía no la he visto y no se cuando podré hacerlo. Basado en un relato corto de ciencia ficción titulado "Button, button" de Richard Matheson, Kelly expande esta historia que juega con el tema de la moralidad hasta sacarse de la manga un largo de ciencia ficción bastante decente pero con la sensación de que algo falta para que el resultado final sea un producto 100% disfrutable.

Póster final de The Box

Estamos en los años 70, Norma Lewis (Cameron Diaz) y Arthur Lewis (James Marsden) son un matrimonio bien avenido que tiene un hijo en común. Arthur trabaja para la NASA y tras ser responsable de algún que otro importante cachivache en la carrera espacial por conocer Marte, sueña con dar el gran salto que le llevará al estrellato, y no tanto como metáfora. Su esposa Norma trabaja en un exclusivo colegio de pago donde, de paso, estudia su hijo. Un día y sin venir a cuento pasa por casa de los Lewis un misterioso caballero llamado Arlington Steward (Frank Langella). El señor Steward, raramente desfigurado, lleva consigo una caja con un botón rojo y una llave. Una vez abierta la caja Arlington le hace a Norma una oferta bastante siniestra y que dará que pensar. Si pulsa el botón de la caja ocurrirán dos cosas: una persona que no conocen morirá y a cambio ellos recibirán la nada despreciable cifra de 1 millón de dólares. La compleja decisión se verá desequilibrada por un factor inesperado, Arthur se lleva un buen palo en el trabajo al quedarse fuera del programa espacial y ver como el alto nivel de vida que siguen se queda fuera de sus manos. No cuento más porque lo mejor es verlo.

Con solo tres proyectos entre sus manos, la magistral Donnie Darko (2001) y la mencionada antes Southland Tales además de esta, Kelly es un incomprendido maestro de la psicología más trabajada y esto es The Box, un gran experimento de desesperación, de moralidad y de ciencia ficción sorprendente y extraña hasta el exceso. Kelly transforma un relato sobre una decisión y el tratamiento de las causas que esto implica en un film que toma como premisa este valor pero que le sirve, de paso, para entrar en un universo de ficción complejo, cargante y por momentos completamente desconcertante. Lo más llamativo es el imparable cúmulo de sorpresas que oculta el bueno de Arlington Steward. Desde un principio se nos habla de él, de lo que le ha pasado y es por ello que su presencia es permanentemente desesperante. Pero claro, de ahí pasamos a extrañas situaciones que Kelly decide no explicar y que prefiere dejar colgadas para que nos sintamos más y más incómodos. Preguntas como ¿desde donde trabaja el señor Steward? o ¿cómo narices hace para contar con un ejército de acólitos controlados mentalmente? quedarán ahí permanentemente colgadas.

Pero eso es lo bueno, al final Richard Kelly demuestra que lo que pretendía hacer era adaptar la obra de Matheson y eso es lo que nos ofrece. Un fiel reflejo del concepto, donde el trasfondo es el deseado por Matheson y donde todo lo extra es parafernalia que ayuda al espectador a abstraerse por momentos de la raíz de la historia y pensar en otras posibilidades que en verdad no existen.

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Se acerca el fin de semana y con ello el seguro estreno de El imaginario del Doctor Parnassus (The Imaginarium of Doctor Parnassus, 2009) de Terry Gilliam, y el curiosamente no tan seguro de Saw VI (2009) de Kevin Greutert. Tengo ganas de escribir sobre esto y antes de dejaros con las habituales noticias del día, se acaba de ir la luz en todo el edificio y publico vía 3G, os ofrezco la última del affaire y mi visión de todo el tema porque apesta bastante.

Hoy el diario El País publica un muy interesante y revelador artículo firmado por Gregorio Belinchón donde se habla del tema "Saw VI pornográficamente violenta". El periodista informa que existe algo en nuestro estado llamado Comisión de Calificación dependiente del Ministerio de Cultura, que se renueva cada dos años y que en estos momentos se compone de seis vocales donde "hay mucho opusino", indica uno de ellos aunque sin querer indicar que sean de esta vertiente religiosa. En la Cadena Ser, programa La Ventana de esta tarde, este mismo periodista añade que los nombre de este comité son secretos, algo por lo pronto alucinante.

X-Rated

En fin, cuenta Belinchón que la semana pasada se reunieron 5 de sus integrantes, una parece ser que dimitió del puesto no hace mucho, y tras el habitual peregrino debate que mantienen semana si y semana también, decidieron por 3 votos contra 2 darle a Saw VI una calificación de "Película X" que canta a leguas. Lo más divertido es que el vocal con el que habló Belinchón, y del que no puede dar el nombre lógicamente, indicó sin tapujos que la decisión "era llevarnos la contraria a nosotros mismos, que pusimos un ‘no recomendada para menores de 18 años’ a Saw V". Si bien lo que decida esta comisión no es vinculante, vamos, que puede ser un 5 a 0 y el director de la ICAA – Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales – puede decidir por si mismo, esta vez Ignasi Guardans, el susodicho director, no se ha mojado y ha continuado con la pamplina esta otorgando finalmente a Saw VI la calificación moral "Película X" que no tiene, ustedes me perdonen, maldita razón de ser.

Señores, no es culpa de este gobierno, ni del anterior, ni viene el problema de la era glacial… esto viene del poco seso que se tiene en este país. Vayan a Francia o a USA y cuéntenme si a una persona de 14 años le dejan entrar en una no recomendada para menores de 18. ¿Para que vale la Comisión de Calificación esta? Pues para nada, para cobrar un sueldo extra viendo pelis en pases privados con un cubo de palomitas de los grandes y una cervecita fresquita, no como el resto de mortales que tenemos que aguantar a maleducados de 12 años en sesiones de tarde-noche de películas como Watchmen (2009) de Zack Snyder. Pues si, en España tenemos corrupción política y urbanística, tenemos jefes pisoteadores, EREs a punta pala y maleantes que roban un coche y se van a la cárcel mientras que otros roban millones de euros y el juez les deja en libertad sin fianza por su apellido. Es triste pero cierto, como decía cierto político "este es el país de la pandereta", una república bananera donde cada cual mira a su ombligo sin pensar en que le pasará al resto. Es triste pensarlo, pero más triste es verlo todos los días en las noticias de cualquier canal, sea afín o contrario a tu pensamiento o ideología. Da igual donde mires, todo da asco y ahora el mundo del cine y sus mojigatos censores pasan a primera fila. En vez de tanto moralizar, controlen el acceso a los cines y listo. No creo que por ver Saw VI nadie vaya a torturar a otro si antes ya han visto Hostel: Part II (2007), Hostel (2005), Saw V (2008), Saw IV (2007), Saw III (2006), Saw II (2005) o Saw (2004). Y puestos a censurar, podrían cancelar el Festival de Sitges, la Semana de Cine Fantástico y de Terror porque pasan pelis de esta índole y puede que peores, y ya que estamos por qué no recomendar a nuestro vecinos de Portugal que acaben con el Fantasporto ya que nos podemos colar yendo en tren o en coche.

En fin, Disney-Buena Vista, la distribuidora de Saw VI en España, sigue a velas vir, como decimos en esta tierra. Mañana no creo que estrenen el film y si hay finalmente marcha atrás, que la habrá porque aquí todos dan el brazo a torcer como auténticos hombres de paja, Saw VI se verá dentro de un número de semanas bastante cercano a este momento.

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Pese a la deficiente distribución que está teniendo por España, son muchos los que tristemente se quedarán sin verla en pantalla grande, ayer tuve la ocasión de ir al cine a ver Moon (2009), el debut cinematográfico de Duncan Jones, hijo de David Bowie, y personaje a tener muy en cuenta desde ya siempre que se le pase por la cabeza una idea para contar en pantalla grande.

En la historia de Moon, imaginada por el propio Jones y adaptada al guión de cine por Nathan Parker, se nos presenta el fin del periplo lunar de Sam Bell, un astronauta minero que lleva casi tres años solo en una estación lunar de la compañía Lunar Industries. Su misión durante estos tres años ha sido llevar adelante el mantenimiento de la base y la recolección del gas helio-3 de la zona oscura de la Luna, gas que permite obtener una gran cantidad de energía mediante fusión y que ayuda a que el deterioro terrestre se paralice. Tras ser introducidos, sencillamente y como si de una promoción se tratara, en la problemática energética mundial, asistimos a un día del trabajo de Sam Bell. Nuestro protagonista se levanta, desayuna y hace algo de deporte. Luego disfruta cuando tiene ocasión de alguna esporádica transmisión en diferido que le llega desde la tierra y que tiene por lo general a su mujer e hija como protagonistas. La mayor parte del tiempo la dedica a interactuar con un robot llamado Gerty, cuya misión es supervisar el trabajo de Bell al tiempo que cuida de el. Los momentos de ocio, vitales para combatir la monotonía y el aislamiento al que está sometido, Bell los distribuye entre cuidar unas plantas en una especie de invernadero y completar una maqueta de madera que ya estaba iniciada cuando el llegó. A dos semanas de su partida para la tierra Sam Bell comienza a sufrir alucinaciones, esto desemboca en un accidente que tiene cuando se dirige a supervisar una de las máquinas cosechadoras. Tras permanecer un tiempo en coma la vida de Bell dará un vuelco imprevisto. Y hasta aquí puedo contar.

Cartel de Moon
Cartel de Moon

Moon es ciencia ficción de la buena y de la que decide apostar por ser diferente y más clásica. Además de contener una trama basada en una muy buena idea, aporta suficiente tensión, claustrofobia, drama, pesar y desesperanza como para enganchar de principio a fin. Moon prefiere describirnos un futuro muy similar al tiempo que vivimos ahora mismo, no deriva en parafernalia increíble y sofisticada, y se centra más en la aislada experiencia de un astronauta con el problema presente que esto conlleva. Hay una extraña combinación de modernidad, la base o la presencia de Gerty son el mejor ejemplo, con elementos más de andar por casa como el uso de marcadores post-it que decoran toda la nave o las músicas que Sam Bell escucha de vez en cuando. Su director, Duncan Jones, tiene momentos para todo, para ofrecernos una obra original y para recordarnos retazos de otras piezas cinematográficas que tocan el tema de la soledad. Hay presencias de la locura de Naves misteriosas (Silent Running, 1971) de Douglas Trumbull, del aislamiento y las visiones de Solaris (1972) de Andrei Tarkovsky o de la modernidad artificial de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968) de Stanley Kubrick. Para alucinar y quitarse el sombrero es el trabajo de Sam Rockwell que, al igual que el de Sharlto Copley en District 9 (2009), se lo come todo el solito. Rockwell es todo el Sam Bell que nos podemos imaginar.

Uno de los escenarios de Moon
Uno de los escenarios de Moon

Gerty, con su pantalla emoticon y sus post-it
Gerty, con su pantalla emoticon y sus post-it

Mención especial merecen diversos aspectos técnicos del film. Primero la banda sonora que ha compuesto Clint Mansell y de la que se puede escuchar el tema central "Welcome to Lunar Industries" en su web de MySpace. Mansell ofrece un score minimalista, de esos que rezuman melancolía y que encaja como anillo al dedo en una película como esta. Segundo el destacadísimo diseño de producción de Tony Noble y la dirección artística supervisada por Hideki Arichi y Josh Fifarek, es para estudiar y plantar en el rostro de algún directivo de esas majors que pululan por Hollywood cómo han logrado lo que han logrado con el poco presupuesto que han tenido. Tercero y final, los excelentes efectos digitales de Cinesite, al igual que todo el trabajo de producción comentado antes me cuesta entender como lo han hecho con esos 5 millones de dólares.

No se que más decir. Id a verla. Seguro que la disfrutáis.

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Entramos en plena fiebre cinematográfica otoñal con un fin de semana repleto de cosillas para pararse a ver y opinar. Lo que hay que dejar caer antes de comentar el resultado final de uno de esos films que han llegado a las carteleras, es que junto a su compañero de viaje, con quien ha compartido muchas de las entradas de este blog durante los últimos meses, llegan con el San Benito de las flojas y dispares opiniones. Y no es para menos…

El primer capítulo de este poco prometedor fin de semana, siempre hablando de los géneros que copan este blog, lo protagoniza Los sustitutos (Surrogates, 2009), el nuevo film de Jonathan Mostow que los sellos Buena Vista y Touchstone Pictures han producido. Previo a centrarme en lo que me ha parecido tengo que confesar que no me he leído la novela gráfica de Robert Venditti y Brett Weldele. Por lo tanto, soy deudor y no podré comparar lo visto con lo leído y más aun, no podré saber si es fiel reflejo del origen. Sea como fuere, he buscado información por ahí que destaca que el camino tomado por Michael Ferris y John D. Brancato, guionistas de esta película y del anterior film de Mostow, la inefable Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003), ha sido el de la libertad absoluta y la infidelidad suma. Espero que alguien me lo pueda confirmar pero, por lo visto, se podría decir que ya en su día el salto al cine de "Surrogates" no comenzó con buen pie, o por lo menos no con el que se esperaba.

Póster español de Los sustitutos / Surrogates
Póster español de Los sustitutos / Surrogates

Estamos en un futuro no muy lejano. A lo largo de los últimos 20 años las investigaciones en temas de robótica han evolucionado a un ritmo vertiginoso alcanzando su culmen con la creación de los sustitutos, robots / replicantes de perfecta apariencia humana que permiten que nos quedemos en casa a cuidar de nuestras lorzas favoritas mientras un perfecto y escultural cuerpo deambula por ahí trabajando, haciendo los recados y, por supuesto, ligando con otros bellezones de no te menees. Pero claro, no todos comulgan con la nueva religión. Se nos descubre que aquellos que reniegan de los sustitutos y que prefieren seguir siendo más humanos mantienen una cruda batalla contra sus "iguales". Todo va perfecto, hay paz, nadie se habla pero tampoco se pegan… hasta que un día se comete el asesinato de dos sustitutos. La cosa no iría a más, que se muera un sustituto no significa que se muera su propietario, si no fuera porque el crimen lo comete un humano real y porque el arma utilizada ha traspasado el muro de datos que separa al huésped de su dueño. El resultado no puede ser peor los sesos de estos últimos ha quedado licuado. En este punto arrancará la verdadera trama del film, en la que los agentes del FBI Greer (Bruce Willis) y Peters (Radha Mitchell) comenzarán a buscar la letal arma e intentar resolver el misterioso crimen.

Y claro, luego te encuentras con lo que te encuentras. Personajes de chiste como el interpretado por Ving Rhames, ya le pueden haber pagado bien para lo que hace, o el de James Cromwell… por minutos se cuentan sus apariciones. Luego un sustituto versión de Bruce Willis con un aspecto que vaya por dios, ni diciendo al actor que se esté quieto ni usando todo el maquillaje digital de la historia se puede competir con una idea un poco más original y menos arriesgada. Porque digo yo, ¿no podrían haber buscado otro actor que hiciera de Willis en los momentos sustituto?, tampoco son tantos. Luego como se desarrolla todo. La verdad, es una pena que no se aproveche una trama con este potencial. Además, no se entiende muy bien ese tono edulcorado de la subtrama de sufrimiento personal que oculta por momentos lo que realmente vamos a ver. Sumemos el total desvió que se gastan en el desenlace final, haciéndonos olvidar el verdadero origen del film. En fin, el trabajo de Mostow es trabajo de fin de semana, la película puede verse pero deja claro que tras seis años de ausencia el director no mantiene el punto como lo mantuvo en su día. Aunque haciendo memoria, ¿algún día tuvo ese punto?

Ni los efectos, por momentos mediocres y muy plasticosos, ni la acción, reducida a dos o tres escenas, son potencial suficiente como para que el proyecto acabe por enganchar del todo. Nada, un producto para pasar el rato, ver, estar 88 minutos en el cine, alucinante pero cierto, y salir con un sabor de boca agridulce. Ni chicha ni limoná.

 NOTA  Que alguien me explique si Greer piensa realmente lo que hace cuando lo hace. ¿Las consecuencias no son ni meditadas?

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Con toda seguridad, y escuchando las primeras reacciones al salir de la sala de cine, Malditos bastardos (Inglourious Basterds, 2009) de Quentin Tarantino dará mucho que hablar, y lo más curioso es que lo hará en extremos completamente opuestos. Muchos son los que ven en ella una nueva delicia cinematográfica repleta de ocultos homenajes a grandes secuencias del cine, de momentos surrealistas y propietaria de una historia mágica. Otros tantos comentarán que Tarantino vuelve para vendernos humo en una sobrecargada película, de montaje atropellado, y que demuestra que este tipo endiosado puede hacer lo que le viene en gana, logrando además vestirlo de pomposidad y floritura barata. En mi caso soy los del primer grupo, pero me gustará escuchar opiniones dispares, que haberlas hailas, como as meigas.

Póster español de Malditos bastardos (Inglourious Basterds)
Póster español de Malditos bastardos (Inglourious Basterds)

"Érase una vez… en la Francia ocupada por los nazis". Así comienza la nueva película de Tarantino. Estamos en la Segunda Guerra Mundial, primer año de la ocupación nazi de parte de los territorios franceses. La caza de ciudadanos de origen judío en el país tiene un nuevo director de orquesta, el metódico y extravagante Coronel Hans Landa (Christoph Waltz), al que han puesto el sobrenombre de "El cazador de judíos". Al tiempo, el ejército norteamericano monta un grupo de acción salvaje, un pelotón de soldados judíoamericanos conocidos como "Los bastardos" que bajo el mando del Teniente Aldo Raine (Brad Pitt), y con el Sargento Donny Donowitz (Eli Roth) y el loco Hugo Stiglitz (Til Schweiger) como cabezas visibles de su brutalidad, recorrerán la Francia ocupada sembrando el terror allá por donde el Tercer Reich pisa. Mediante métodos poco ortodoxos, asesinan violenta y brutalmente unidades completas de nazis cortando las cabelleras de sus víctimas para así minar la moral de las tropas enemigas, acabarán haciéndose famosos hasta llegar a oídos del propio Adolf Hitler. Al tiempo que ocurre todo esto, una joven judía llamada Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent), y cuya familia ha sido asesinada por Landa en una secuencia inicial ya mítica, medita la oportunidad única que se le presenta de cobrarse una merecida venganza. Grosso modo esta es la sinopsis del trabajado guión de Quentin Tarantino.

Durante más de dos horas y media, otro de los logros del film es resultar en todo momento apetecible, Tarantino nos transporta otra vez por su cada vez más habitual homenaje de todo eso que ha mamado durante Pi años. Confeso amante del prolífico y desigual género spaghetti western, Malditos bastardos no es más que un nuevo film de ese estilo en su concepto pero trasladado a un escenario, puede que incluso tomado a broma, de la Segunda Guerra Mundial. Tensas y largas secuencias al más puro estilo Sergio Leone, duelos a tiro limpio de esos donde se sabe de sobra el fatídico desenlace y otros guiños geniales que deben ser reconocidos por el espectador. Junto a esto, tres o cuatro momentos de extrema violencia que si bien quedan difuminados en el largo metraje, "Los bastardos" son una pieza más del montante final pero no la pieza central del mismo, no por ello dejarán de grabarse a fuego en nuestras retinas… y frentes. Tarantino vuelve a apostar por dividir su film en capítulos, sello característico de la casa, y cada uno navega por un cauce diferente que, como en todos los ríos, acaba confluyendo en un punto común que da pie al vibrante e inesperado clímax final. Otro punto a favor de la obra es que a Tarantino no le cuesta seguir siendo como es. Pese a contar con un presupuesto más cercano al de una gran producción de Hollywood que al de una película independiente, el director apuesta por diálogos largos, complejos, llenos de genialidad y donde el personaje de Christoph Waltz sale ganando con creces frente al resto de miembros del reparto. Vamos, que su marca y su método no se ven eclipsados por el hecho de contar con 70 millones de dólares de presupuesto. A eso se le llama confianza, lo digo por la Weinstein Company, tras el fracaso de Grindhouse (2007).

La película tiene un momento para todo, pero el tratamiento de Tarantino al curioso argumento y desenlace final no puede ser más cómico. Porque si, Malditos bastardos apuesta más por la comedia que por cualquier otro género, sacando a relucir instantes de esos en los que la sala de cine se parte de risa al unísono. Eso si, esos detalles de comedia se centran más en explotar el lado "villano" y, sobre todo, la caricatura de conocidos personajes históricos como Joseph Goebbels o el propio Hitler… este último desesperado por el mal que "Los bastardos" hacen sobre la moral de sus tropas.

En definitiva, otra gran película de Quentin Tarantino, no exenta de debate por como cuenta las cosas y que seguro asomará por los comentarios de esta opinión. Malditos bastardos no será la mejor obra de Tarantino, pero sin dudarlo se colocará en un puesto aventajado dentro de la corta carrera, en número que no en tiempo, de su personal director.

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¿Cómo hace uno para hablar de algo que le ha encantado sin parecer cargante y extremadamente eufórico? Queda claro que es una tarea complicada, pero creo que esta vez me va a dar completamente igual y apostaré por sacar a relucir lo que más profundamente me ha parecido esta casi obra maestra de la ciencia ficción moderna. Ojo, vete a ver la película antes de leer esta opinión, es necesario hablar de lo que ocurre para poder expresar las razones de esta opinión, por lo tanto hay algún que otro spoiler, menor o mayor pero los hay.

Tras muchos infructuosos intentos y baldíos esfuerzos porque su apadrinado Neill Blomkamp llevara al cine la adaptación del famoso videojuego Halo, Peter Jackson decidió demostrar a todos aquellos que no le creyeron en su día que Blomkamp era mucho más que debutante prometedor en las artes de la dirección y la creación de historias, ved si no "Alive in Joburg", la verdadera razón de que exista District 9. Contando con la ayuda de Terri Tatchell, Blomkamp ha desarrollado una fabulosa joya dentro del codiciado y complejo género de la ciencia ficción añadiendo además la capacidad de sorprender incluso más allá de esta vertiente cinematográfica. District 9 (2009) ofrece una alegoría de los permanentes conflictos sociales y políticos debidos a la discriminación, al abuso de poder y la lucha por los derechos de las diferentes clases… aunque en este caso deberíamos hablar de razas.

Póster español de District 9
Póster español de District 9

Con un nacimiento en modo documental donde se nos informa que hace 20 años una nave nodriza se posó sobre la ciudad de Johannesburgo, descubrimos que a modo patera esta gran nave iba en realidad repleta de criaturas alienígenas desnutridas y al borde de la muerte. Adoptando los métodos de acción habituales de estas situaciones, las autoridades mundiales, con la MNU (Multi-National United) como cabeza visible de la gestión del conflicto, deciden trasladar a las criaturas, en adelante bichos, a una localización donde, como consecuencia lógica, acaba por formarse un gueto. Los años pasan y los conflictos entre los habitantes de Johannesburgo y los bichos afloran del mismo modo que las diferencias sociales marcan el día a día de los noticiarios mundiales. ¿Qué razón hay para que tal o cual tipo de gente viva cerca de donde vivo yo pudiendo estar, por ejemplo, mucho más lejos y sobre todo más controlados? El racismo o el odio a lo diferente son una de las múltiples críticas que se esconden en el film.

De ahí pasamos al momento actual, la MNU pone a Wikus Van De Merwe, inconmensurable el trabajo de Sharlto Copley, al frente de una operación por la cual los bichos serán "trasladados" del gueto en el que viven a una especie de campo con mejores viviendas y donde, de paso, podrá mantenerse un mayor control sobre los desmanes que en este tipo de reductos acaban por consolidarse: crimen, drogas, prostitución, tráficos de armas y más diferencia incluso entre ellos mismos. Eso si, el verdadero interés del MNU no es acabar con la degradación social que se vive dentro del gueto, las investigaciones genéticas y sobre todo las armamentísticas son lo que mueven a esta compañía que, no en vano, se ha convertido en el segundo fabricante mundial de armamento. Es en ese momento, aunque desde los primeros minutos del film nos lo desvelan, cuando algo inesperado ocurre. Ese algo será un punto de inflexión en la peculiar vida de Wikus y marcará el descubrimiento por parte del protagonista de lo que puede llegar a pasar cuando dejas de ser uno más y te marcan con un estigma dificilmente ocultable. La marginación social y verse como objeto de experimento obligará a Wikus a abrir lo ojos, a darse cuenta de los valores de la vida y a reconocer los auténticos derechos que deben predominar en toda sociedad. Lo que en un principio iba a ser una lucha en su propio beneficio, la búsqueda de una cura, se torna en una lucha por los derechos de otros y por tratar de lograr una más que merecida libertad.

Junto al gran guión y a la repleta de realidad historia, District 9 es una demostración más de que no hace falta disponer de más de 100 millones de dólares para hacer un blockbuster y que de paso se trate de una gran película. Con 30 kilos te sobras para lograr unos efectos tanto o más convincentes que esos cacareados trabajos de ILM, para añadir dosis de acción infinitamente superiores en originalidad y calidad a muchos productos veraniegos que marean a todo bicho viviente, y para que un actor como Copley demuestre que infinitamente mejor que muchas estrellas de Hollywood cuando lo que hay que hacer es interactuar durante dos horas con personajes creados completamente por ordenador. Ojo, Shartlo Copley se pasa media película haciendo un auténtico monólogo y es capaz de evolucionar su personaje de un vilipendiado y puesto a dedo gestor a un férreo luchador por sus forzosas nuevas convicciones. Añadamos dosis de comedia, generosas aportaciones gore, algún que otro guiño a clásicos de la ciencia ficción como La mosca (1986) de David Cronenberg, y detallitos de esos que marcan la diferencia. District 9 es de lo mejor del año.

Pues nada, después de esta parrafada no puedo despedirme de otra forma que no sea recomendando encarecidamente que acudáis a las salas de cine en masa para ver District 9 de Neill Blomkamp. Una joya de la ciencia ficción moderna y un nuevo film de culto que marca el inicio de una esperanzadora y notable carrera. Obligada debería ser su visión y su compra en DVD o Blu-Ray cuando sea menester.

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¿Estás preparado para una brutal dosis de cine extremo, de descontrol, de desparrame mayúsculo o de movimiento de cámara sin freno? Mark Neveldine y Brian Taylor, los padres de la frenética y sobrecargada Crank: veneno en la sangre (2006) y de su inminente secuela Crank: alto voltaje (Crank: High Voltage, 2009), vuelven a la carga con su tercera incursión en el noble arte de la dirección cinematográfica. Esta vez ponen el ojo, y la bala, sobre los más sucios realities, los omnipresentes mundos virtuales de los juegos de simulación de la vida como los Sims, los hiperviolentos shooter o las redes sociales online más decadentes, con todo el respeto solo me viene a la cabeza Second Life. Juntemos todo esto y vayámonos a un futuro no muy lejano, el cartel que decora el post indica un estreno para el 3 de septiembre de… ¿2052?, ahora eliminemos esa importante frontera que delimita en estos momentos la diferencia entre el mundo virtual del real, condimentemos el plato con altas dosis paranoicas y el resultado final, una vez horneado en las viciosas mentes de Neveldine & Taylor, será Gamer.

Curioso póster de Gamer... 3 de septiembre de ¿2052?
Curioso póster de Gamer… 3 de septiembre de ¿2052?

Rememorando ya grandes clásicos de la ciencia ficción moderna como Perseguido (The Running Man, 1987) o Battle Royale (Batoru rowaiaru, 2000), y no tan clásicos como La carrera de la muerte del año 2000 (Death Race 2000, 1975), Neveldine & Taylor ofrecen en Gamer un nuevo giro al concepto de cine reality donde la gente se entretiene mientras otros son masacrados o deshumanizados. Sacando jugo a un mercado de esos que vende a manos llenas, los juegos online multijugador, el dúo de directores nos llevan a un tiempo donde injertos de células en nuestros cerebros permiten, a todo aquel que pague, controlar vidas y destinos ajenos. El creador de todo este mundo online real es Ken Castle (Michael C. Hall), un genio de la tecnología y multimillonario que ha llevado los juegos virtuales de socialización y los shooters a un nivel inimaginable y sumamente controvertido… lo que un día fue virtual es ahora real. Primero fue "Society", en donde logras ser lo que no eres y, entre otras muchas cosas, liberarte sexualmente obligando a otros a hacer todo aquello que se te pasa por la mente. Ahora triunfa "Slayers", donde los jugadores controlan a reos condenados a muerte para que se vean las caras en violentos enfrentamientos en masa mientras luchan por el gran premio final… aquel que viva 30 partidas seguidas logrará la libertad. Tanto "Society" como "Slayers" son juegos reales que además son retransmitidos para disfrute de todo el mundo, pura decadencia. El gran protagonista del momento en "Slayers" es Kable (Gerard Butler), estrella y héroe de culto para miles de fans de este ultraviolento juego. Su controlador, un joven llamado Simon (Logan Leman), ha logrado que Kable haya sobrevivido ya a 27 partidas al tiempo que se ha convertido en una estrella mediática con un estatus envidiado por medio mundo. Todo cambiará cuando Kable logre ir más allá, su sueño de supervivencia se transformará en un deseo de libertar para volver a reunirse con su familia.

Que Neveldine & Taylor están pasados vuelta y media es un hecho. Que Neveldine & Taylor son los únicos en Hollywood que llevan el cine de acción a niveles de desenfreno paranoide también lo es. Que Neveldine & Taylor han hecho en tres películas lo que les ha venido en gana y han cuajado buenos resultados es la más pura realidad. Esto vende y Neveldine & Taylor lo tiene tatuando en sus molleras. Gamer es un completo bombardeo de secuencias sin descanso que acaban por hiperactivarte lo quieras o no. Tengo que reconocer que los primeros 45 minutos de película me han parecido entretenidos y molones, el modo shooter en el que se mueve Gamer es sencillamente fabuloso, nada de medias tintas como las que pretendieron ofrecer en un par de mediocres secuencias de la maltrecha Doom (2005). De ahí en adelante, y para sorpresa del habitual modus operandi del dúo sacapuntas, Neveldine & Taylor comienzan a perder fuelle al tiempo que el desarrollo flojea en vitalidad e interés. Ni el guión se mantiene ni lo que ocurre resulta medianamente interesante. Todo se queda en un producto 100% previsible donde el desenfreno va perdiendo ímpetu hasta el visto y no visto final. En fin, entretiene aunque a medias. Al fin y al cabo logra el mismo efecto que los productos que tanto critica. Definitivamente es un película que vendrá, ahora y en un futuro, como anillo al dedo para poner a parir a esos mundos online y juegos de socialización por los que tantos beben los vientos.

 NOTA  Visto Crank: veneno en la sangre y Gamer, y pendiente de ver Crank: alto voltaje, comprendo como Warner Bros. le quitó de las manos a Neveldine & Taylor la opción de dirección en Jonah Hex (2010)… hubiera sido una completa escabechina. Eso si, el guión sigue siendo de ellos y eso puede poner en peligro el producto final.

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