Ayer me fui con unos amigos a ver Número 9 (9, 2009) de Shane Acker. Una de las grandes promesas, un poco más adulta, en el infantil mundo de la animación digital moderna. Contando con la producción del siempre gratificante Tim Burton y del rey de las cosas inexplicables y muchas veces desilusionadoras Timur Bekmambetov, la esperanza por el proyecto era si cabe mucho mayor. Sorpresas donde las haya, el film de Acker, basado en un homónimo corto suyo pero expandido a ¿guión? cinematográfico de Pamela Pettler, se queda más bien apartado del camino de lo que pudo ser y deriva más por lo que no debía haber sido. Si bien la idea es suficientemente interesante y llamativa, el corto dentro de sus limitaciones cuenta lo mismo en 10 minutos salvo algún que otro detalle nuevo, el desarrollo de la historia ha resultado ser un batiburrillo de situaciones no muy bien ligadas que hacen que el espectador se pierda ligeramente en una maraña de acontecimientos visualmente gratificantes pero poco clarificadores y, por momentos, de puro relleno. Todo ocurre de una forma tan a golpes que te planteas si falta algo, se me antojan cortos los 79 minutos, hasta el punto de ver con sorpresa que todo lo que acontece en la película termina siendo superfluo e innecesario, cuando en el corto estaba plenamente justificado por no intentar explicárnoslo.

Póster de Número 9
Póster de Número 9

Nuestro mundo se ha venido abajo. La lógica evolución ha llevado a una rebelión de las propias máquinas que el hombre ha creado. Lo que en un principio iba a servir para mejorar, aunque en realidad eran para hacer la guerra, es ahora el caos que aniquila sin piedad a la raza humana. Cuando ya no queda esperanza, cuando todo se ha perdido, el científico que inició todo, y que ha visto como las ansias de poder de otros han provocado el triste fin, decide dejar en manos de unos muñecos de trapo el destino de nuestro planeta. 9 (Elijah Wood) despierta en un laboratorio destruido y se inicia a velocidad de vértigo en el fatídico destino de la humanidad y de su creador, criaturas mecánicas, creadas con despojos que han acabado con cualquier vestigio de humanidad. En su camino cruzará su destino en primer lugar con el anciano 2 (Martin Landau), y más adelante con 5 (John C. Reilly), 6 (Crispin Glover), 7 (Jennifer Connelly), 8 (Fred Tatasciore), el descreído 1 (Christopher Plummer) y 3 y 4, dos gemelos/as que no hablan pero que conocen por completo el secreto tras la aniquilación de todos nosotros.

Grosso modo esta es la base de la historia de Número 9. Ojo, en la idea original de Acker la base que marca el objetivo de esta película no estaba presente. 9 y compañía actuaban por su propia seguridad y esta vez la lucha se efectúa por un objetivo más humano contando con estos pequeños homúnculos como decisores de nuestro destino. Creo que es un error ya que hay veces que justificar los acontecimientos hacen incluso menos favor que si pasas de explicaciones. Además, esto magnifica uno de los grandes problemas de Número 9. Y es que si uno lo mira con calma, lo que ocurre de principio a fin es en verdad provocado por nuestro protagonista. Vamos, que si no fuera un zarpas a los 2 minutos de despertar habríamos visto los títulos de crédito. En definitiva, bonita, con personajes entrañables, curiosidades que hacen gracia, otras que te dan igual, pero demasiado adaptada a la velocidad del rayo y un pelín forzada e inconexa en lo que finalmente quiere contar… ¿por qué ese final? Te deja con ganas de más y con una sensación de que no es lo que esperabas ver. A nivel diseño es fabulosa, repleta de imaginación y con homenajes directos a "La guerra de los mundos" de H.G. Wells aunque el mal no venga esta vez de Marte y si de nuestras propias cualidades.

¿Qué os ha parecido a vosotros? Igual es que no tenía el día.