Y sigo con las mini reviews, ahora le toca a otras dos películas vistas el pasado viernes, segundo día del Festival de Sitges 2012. La primera una clásica aventura china de género wuxia protagonizado por el inagotable Jet Li y dirigida por el también perpetuo Tsui Hark, la segunda una de las películas más asfixiantes que jamás haya visto.

Flying Swords of Dragon Gate (Long men fei jia) de Tsui Hark

Poco a poco descubro que este género no acaba de encandilarme como desearía. Vista en 3D, en este aspecto no tengo más que reconocer que es francamente espectacular y muy bien usado en una escenografía que gana muchos enteros gracias a este formato, Flying Swords of Dragon Gate acaba siendo un largometraje demasiado extenso que, si bien contiene grandes batallas de artes marciales de esas que molan un rato largo, no acaba por resultar entretenida y por momentos incluso alcanza el nivel de soporífera. Estamos al final de la dinastía Ming, Bajo el comando de Yu Hua Tian (Kun Chen), diversos clanes corruptos mantienen a la población atemorizada y con mano de hierro acaban con todos aquellos que osan plantarles cara o si quiera tratar de desenmascararlos. En paralelo un grupo de maestros de artes marciales actúan como defensores de los desvalidos con Zhao Huai (Jet Li) al frente. Pero todo cambia de rumbo cuando una de las concubinas del emperador escapa y se cruza en el camino de Zhao. Desde ese momento, y hasta descubrir el palacio de oro Dragon Gate, Zhao se unirá también a diversos personajes (Blade in the Wind o Ling Yan Qiu), todos ellos con sus motivos, al tiempo que como equipo hacen frente al mismísimo Yu y sus tropas. Peleas imposibles, espadas, peña volando, dagas voladoras, hilos de oro que te dejan a cuadros y mucho cable. Todos los ingredientes del género wuxia pero un poco / mucho rollo.

Un cartel de Flying Swords of Dragon Gate
Un cartel de Flying Swords of Dragon Gate

Compliance de Craig Zobel

Probablemente uno de esos film donde lo que ves te saca de tus casillas por lo imposible que parece, al menos por este encuadre latitud / longitud, y más cuando al comienzo te cascan a pantalla completa el mensaje de turno de basado en hechos reales. En un restaurante de comida rápida de lo que podríamos considerar la América más profunda, una llamada telefónica pone a una de las dependientas a merced de las decisiones de un policía que, al otro lado del teléfono, solicita la colaboración de los otros empleados del local. Lo que arranca como una simple retención en el cuarto de administración del restaurante, evoluciona a lo peor que os podáis imaginar… violencia psicológica, degradación de la persona, humillación al prójimo y podría seguir anotando aquí más temas de esos que te dejan perplejo. Película que engancha, que te mantiene atento y que provoca sensaciones desagradables por el simple planteamiento de lo que ocurre y lo que puede llegar a hacer la gente ante la autoritaria voz de alguien que se oculta al otro lado del teléfono. Al menos tengo la sensación de que esto, en nuestro país, es sencillamente imposible que pase… espero no equivocarme porque si no me darán nauseas.

Cartel de Compliance
Cartel de Compliance

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