Como lo prometido es deuda, ayer fui con un selecto grupo de amigos a ver Aliens Vs. Predator Requiem (2007), la nueva incursión cinematográfica de dos de los iconos del cine de ciencia ficción moderno: los Aliens creados por las mentes maestras de Dan O’Bannon y Ronald Shusett y los Depredadores de Jim Thomas y John Thomas. Antes de nada hay que dejar claro que Aliens vs. Predator Requiem, eso de Aliens vs. Predator 2 no me gusta nada, es un film plano, sin más pretensión que entretener al público que quiere ver acción, combate y generosas dosis de casquería. Además, visto lo visto, es infinitamente superior en este sentido a su predecesora, la por momentos muy casposa Aliens Vs. Predator (2004) de Paul W.S. Anderson, donde la acción brillaba por su ausencia y en la que el miedo a la MPAA hizo que se estrenara con una indigna PG-13 para este tipo de películas. Lo dicho, hay que reconocer que Colin y Greg Strause han sabido hacer muy bien su trabajo. Demostrando una completa incompetencia a la hora de crear una película basada en una historia con cierto sentido, el trabajo de guión de Shane Salerno es de puro chiste, han sabido trasladar su amplio conocimiento del mundo de los efectos especiales para sacar todo el jugo posible a un argumento 100% plano.

Cartel japonés para Aliens Vs. Predator Requiem

Entremos de lleno en la película. Enlazando con el final de la primera parte, el Depredador superviviente era rescatado por los de su especie desconociendo que estaba infectado. Por lo tanto, en pocos minutos la nave depredadora sufre un ataque interno por parte de un híbrido de ambas especies que se desarrolla a velocidad de vértigo, un predalien imparable que no tarda en dar cuenta de toda la tripulación. Por lo tanto ya tenemos tema, la nave se estrella al poco rato y la acción cambia del Polo, donde Weiland intentaba hacerse de oro, a un pequeño pueblo del estado de Colorado. Aquí viene la primera gran mejora, la nave está plagada de facehuggers que no tardan ni un minuto en dar cuenta de un padre y su hijo que están de caza en un frondoso bosque, churrasco del bueno. En estas vemos como desde el planeta de los depredadores, gran descubrimiento este, una especie de limpiador sale a la caza de los asesinos de sus iguales para dejar claro quien manda en esta orilla del universo. Llegados a este punto lo mejor es no preguntarse porque ocurre esto o aquello, no me interesa saber como de rápido viaja la nave del depredador, como logran llegar en un minuto el par de cazadores a la nave siniestrada cuando esta debió recorrer varios kilómetros en su accidente y, sobre todo, porqué narices un pueblo de 5.000 personas tiene más medios y servicios que una ciudad de 100.000 habitantes.

Durante la siguiente hora y media dominan la acción, las frases chapuceras, las interpretaciones de chiste y las situaciones más previsibles que uno se puede imaginar. El reparto, completamente desconocido, es bastante convencional en sus papeles. Tenemos a los clásicos hermanos rebeldes que molan porque si y que son capaces de hacer frente al caos que se monta sin pestañear, el poli redimido que opta siempre por la peor opción, la madre militar que está de paso para ofrecer ciertas posibilidades de supervivencia y la novia fácil que busca, y encuentra, guerra en todo momento. El resto del personal son cadáveres andantes que sufren las más variopintas muertes: empalado, descerebrado, devorado, reventado o derretido. Algo que me ha hecho mucha gracia han sido las mil referencias plagio a los films de los genios Ridley Scott, James Cameron o John McTiernan. Tenemos desde nombres de los personajes fotocopiados, ese Dallas líder de grupo protagonizado por Steven Pasquale en homenaje al Dallas caracterizado por Tom Skerritt de Alien, El octavo pasajero (1979), pasando por una secuencia donde escuchamos por la radio como un grupo de la Guardia Nacional es aniquilada en una razia Alien, una clarísima referencia a la masacre que sufre el comando del Sgt. Apone (Al Matthews) en Aliens (1986), o la clásica secuencia de la dolorosa operación que se auto efectúa el Depredador subido a un árbol, guiño a la misma escena de Depredador (1987).

Por lo tanto, un film recomendable si lo que quieres es ver acción y generosas dosis de casquería. Más allá no ofrece nada aunque es infinitamente superiro a otros subproductos estrenados con mayores promesas hace unas semanas, véase Resident Evil: Extinction (2007) de Russell Mulcahy.

 NOTA  Ya tenéis disponible el nuevo número de la revista Sci Fi.es. El artículo de este mes que escribo se titula "En 2008 la guerra del cómic sigue su batalla en el cine".