Segunda jornada por Sitges y turno de lo que mi mano me dio para pillar a velocidad absurda, el sistema de entradas para prensa es un despiporre. Bueno, la cosa se repartió entre el topicazo Bed of the Dead de Jeff Maher, el quinto y ¿definitivo? episodio Phantasm Ravager de David Hartman (y Don Coscarelli), la infumable obra folklórica criminal malaya Interchange de Dain Iskandar Said, el viaje a los infiernos del desvarío Ballad in Blood de Ruggero Deodato y la magistral obra maestra The Handmaiden de Park Chan-wook.

No es por nada, pero levantarse de la cama para enfrentarse al morfeo mañanero de Bed of the Dead es lo que no os recomendaría. Desconozco los trabajos previos de Maher, que igual son potables, pero Bed of the Dead es un film vacuo donde la ración de tópicos se sirve a paladas. Policía con barba perfilada, alcohólico, odiado por su jefe, con un compañero negro que no le cae bien y una tragedia familiar sobre sus espaldas. Ahora pongamos a cuatro jóvenes que se van a un "hotel", que pagan una pasta por meterse en cuarto repleto de polvo y humedad, donde sólo hay una cama y donde esperan, al menos ellos, montar una sesión swinger. La cama se enfada, se fabricó con madera de un árbol impío, y pagarán aquellos cuyo pasado tenga un pecado. Comienzan las muertes y así hasta el final. Lo mejor, pero meada fuera de tiesto, es el hecho de que los teléfonos de los muertos sirvan para hablar con el policía que va a investigar la razón de su muerte. Para morirse del sueño.

Phantasm Ravager es sin embargo un obligado homenaje no sólo a la saga de Coscarelli, hoy comentaba con El Señor Ausente que ha sido su único trabajo durante más de veinte años, si no a todos sus más acérrimos seguidores. Vuelta de tuerca de Reggie Bannister, un vistazo y despedida al característico Angus Scrimm, y sin lugar a dudas algo así como el paso que le quedaba por dar a esta franquicia. Puede que mereciera haber sido cerrada con antelación, pero desde luego Phantasm Ravager es potable si eres fan del Hombre Alto, de los universos paralelos y de las esferas voladoras.

Y claro, luego te pones a patear por un Sitges gris y lluvioso para acabar sentado viendo Interchange, producto grotesco más terrible de lo que esperaba. El film es un thriller donde se juntan elementos tan dispares como el género policíaco, el romance imposible y la fantasía empapada por el folklore malayo. Francamente aburrida pero con una muy interesante propuesta para presentar como deja el "asesino en serie" los fiambres… no sé cómo hace, pero Dain Iskandar Said opta por poner ante el espectado cadáveres a los que les han drenado toda la sangre y, de paso, les han sacado todo el juego de venas dejándolas colgando como si de un racimo se tratara. Curiosa, malaya, aburrida y digitalmente a eones de cualquier otro mercado conocido.

Pero claro, uno no se puede quedar satisfecho si después de volverte al Retiro te encuentras con Ballad of Blood, del trasnochado y un pelín anciano Ruggero Deodato. Que sí, que Deodato es el hombre tras Holocausto Canibal (Cannibal Holocaust), que en su momento fue partícipe del revigorizante mondo terror italiano, el gore más extremo realizado en paralelo con aquellos otros míticos Umberto Lenzi, Dario Argento, Mario Bava, etc. Pero el Deodatto de ahora es un octogenario que quiere servir con exceso lo que podría ser un despiporre de Erasmus. Lo malo, se le va de las manos y convierte el Erasmus en una suerte de torture porn a la Eli Roth y su Hostel. Tenemos a italiana enseñándolo todo (Carlotta Morelli), novio colocado hasta las cejas que no sale del estado catatónico en todo el film y amigote negro que no reparte maría o hachís, que va, traficante de drogas con todas las de la ley. Un viaje extremo, bochornoso, pobre en todos los aspectos y digno de quedar oculto de la filmografía del bueno de Ruggero Deodato.

Y si uno pensaba que me iba a comer un día de mierda, nada más lejos de lo contrario. Sabía que Park Chan-wook no defraudaría y no, The Handmaiden (Ah-ga-ssi) no lo hace y encima va más allá. Es una obra maravillosa, que te enreda visualmente (la dirección artística es digna del Guillermo del Toro más victoriano y romántico), que se ve acompañada por una banda sonora de corte clásico occidental pero compuesta con maestría por el coreano Yeong-wook Jo, y que te traslada a una Corea / Japón post Segunda Guerra Mundial para contar una historia inusualmente hermosa y tan cambiante como el cine del mejor Quentin Tarantino. The Handmaiden es una delicia protagonizada por dos actrices brutales como Min-hee Kim y Kim Tae-ri, y que con impactante narrativa adapta la obra "Falsa identidad" de Sarah Waters. Pese a sus cerca de dos horas y media de duración Park Chan-wook te atrapa, te enreda en su madeja, te excita pero sin dejarte respirar ni un minuto. Personalmente la mejor película del festival con permiso de Nicolas Winding Refn, muy diferentes pero en su estilo ambas perfectas.

Cartel de The Handmaiden
Cartel de The Handmaiden