Pues en esas estábamos, God Particle siendo uno de los proyectos misteriosos más esperados de Bad Robot y su universo Cloverfield, el anuncio de que Netflix la iba a estrenar en exclusiva tras el acuerdo con Paramount Pictures y el estudio de J.J. Abrams y, sin esperarlo nadie, spot en la Super Bowl para advertir que acto seguido, tras le pitido final del evento deportivo con mayor audiencia en los EEUU, la película se iba a poder ver a nivel mundial en la plataforma de streaming bajo el título de The Cloverfield Paradox. ¿Como se os quedó el cuerpo? Pues cuidado con el hype que llegan las rebajas. Y ojo, porque dicen las malas lenguas que el canal ha pagado más de 50 millones por la obra (y unos cuantos más por el spot emitido)… la duda ahora es ¿habrá valido la pena el dispendio?, ¿abre esta película una nueva línea de sorpresas cinematográficas no explotada hasta ahora?

Cuando te paras delante de la televisión para ver The Cloverfield Paradox todo en ella desprende aroma a proyecto desmadejado con idea de ser lo que seguramente nunca pretendió, cosa que para rizar el rizo Abrams no dudó en confirmar. El film de Julius Onah tenía todos los boletos para ser el experimento piloto de Bad Robot con vistas a encajar la historia creada por Oren Uziel en el recientemente creado universo Cloverfield. Porque sí, el timing así lo confirmó, el proyecto otrota titulado God Particle ya era algo cuando el plan de Abrams se anunció. Y más cuando los constantes aplazamientos y problemas detectados fueron dejando el film ahí en permanente hiato.

No se puede negar sin embargo que el planteamiento de The Cloverfield Paradox es original y tiene elementos notablemente interesantes. Una estación espacial experimentando con un acelerador de partículas (complemento perfecto para la teoría de la conspiración), un inexplicable suceso que iba a enfrentar a la tripulación con su propia identidad, etc. Pero a raíz de sabe dios que razón, encajada, parece que con calzador, en el bendito universo Cloverfield. Debido a esto el film ha quedado tristemente diluido entre una serie de factores que apuestan más por justificar su existencia dentro de este universo y establecer lazos entre los hasta ahora films del plan, y dejar de lado lo que realmente interesa… la historia en si, sus desdibujados personajes, etc.

Con un punto de partida francamente vibrante (hola a Calle Cloverfield 10) y un desenlace perfecto para cerrar este nuevo "episodio" (alucinante vínculo con Monstruoso), el resto del film es algo así como el intrascendente periplo de una tripulación que poco a poco van sucumbiendo como se espera de toda película de género… morir en circunstancias en este caso excesivamente previsibles. Mola ese factor multiverso del que tan amigo es el bueno de Abrams, esos encontronazos en el espacio / tiempo de múltiples dimensiones paralelas, ese extraño juego presente / pasado / futuro donde da la sensación de que todo está interconectado. Pero, en definitiva, un producto que llega a enganchar como lo hicieran sus predecesoras. Por lo tanto, es algo así como un quiero y no puedo, por momentos aburrida, por momentos electrizante, por momentos previsible, por momentos indispensable nexo que te deja con el culo torcido dado lo que esconde si minuto a minuto (ojo por ejemplo a este paranoico descubrimiento). Lo más llamativo del experimento The Cloverfield Paradox, vista una vez extrañamente invita a volver a verla, sobre todo cuando más les sobre los secretos que se ocultan en las esquinas de su guión, y eso que en conjunto no deja de ser una película bastante anodina.

El primer cartel de The Cloverfield Paradox, fin
El primer cartel de The Cloverfield Paradox, fin