Siempre me ha parecido complejo hablar de las emociones, aunque por otro lado soy de esas personas a las que se les hace imposible ocultarlas.

Otra de las películas que más me han atrapado en el Festival de Sitges 2012, y que se estrena hoy en los cines de todas España, es Lo imposible (2012). Juan Antonio Bayona se ha vuelto a poner detrás de las cámaras tras su poderoso debut cinematográfico de hace ya un lustro, recordemos con gusto la obra de terror El orfanato (2007), y cambia por completo de género para sacarse de la manga una película de abrumadora emotividad. El film, escrito por Sergio G. Sánchez, narra lo que le ocurrió a una familia española de cinco miembros en el terrible y desastroso tsunami de Indonesia del 2004, probablemente uno de los acontecimientos más impactantes jamás televisados y que quedarán en las retinas de todos aquellos que vimos con horror como el mar devoraba sin piedad a más de 229 mil personas. Bayona ha manejado a la perfección sus posibilidades y ha contado para su narración con un reparto digno de las grandes producciones del mejor Hollywood, poniendo en sus papeles protagonistas a primeras figuras como Ewan McGregor y Naomi Watts, a los que acompaña uno de esos jóvenes debutantes que si el mundo del cine es justo y sabio veremos con bastante asiduidad de ahora en adelante, Tom Holland…. como el maestro del terror. El director concibe una película donde gracias a su maestría, la capacidad de este director para filmar lo que ha filmado con poco más de 30 millones de euros abruma, el provoca que el espectador sufra emocionalmente lo indecible y quede impactado por la belleza de unas imágenes que te atrapan por lo arrolladoras que son si no fuera porque representan el terrible final que sufrieron cientos de miles de personas.

Tengo que advertir que el primer tercio de película es tremendo. Todos tenemos, algunos demasiado oculto y tapado, un punto donde cuando te tocan la fibra sufres lo quieras o no. Si bien el antes del desastre es transitorio, el durante y los primeros momentos del después que se cuentan en Lo imposible, los protagonizados por Watts y Holland, alcanzan este punto y lo vapulean sin miramientos. A partir de ahí la cosa se relaja un poco, menos mal, perdiendo un poco de fuelle en la parte narrada que toca a McGregor aunque retomando el ritmo en un final igualmente lacrimógeno. En definitiva, película recomendable, de una factura perfecta, una fotografía y efectos visuales geniales, que merece ser vista en pantalla grande aunque se tenga que ir con el paquete de pañuelos en el bolsillo porque dejaría desecho hasta a Chuck Norris.

Póster final de Lo imposible de Juan Antonio Bayona
Póster final de Lo imposible de Juan Antonio Bayona