Venga, lo digo… ayer fui a ver Abraham Lincoln: cazador de vampiros (Abraham Lincoln: Vampire Hunter, 2012), de la que hablaré muy probablemente mañana, pero el pasado sábado fue el día D, las 22:45 la hora H, y el cine Valle Inclán de Santiago de Compostela el lugar L. Ese fue el momento y sitio elegidos para ver en pantalla grande Los mercenarios 2 (The Expendables 2, 2012) de Simon West, película que se erguía ante nosotros como deseada producción veraniega donde una reunión de veteranos sexagenarios y septuagenarios, que hace 30 años nos hicieron vibrar con ahora añoradas descargas de plomo y fuego, merecían ganada pleitesía. La verdad, con el reparto que llevaban luciendo desde que se puso en marcha la secuela de la normal Los mercenarios (The Expendables, 2010) – Stallone, Statham, Li, Lundgren, Norris, Crews, Couture, Hemsworth, Van Damme, Willis y Schwarzenegger – todo lo que uno podía esperar de esta producción era lo que ha acabado por ofrecer. Eso si, esa posible esperanza de buena historia debemos admitir que se acabó por esfumar conforme avanzaban los minutos. Los mercenarios 2, es, por que no negarlo, una película bastante floja, pero viene tan cargada por chascarrillos, guiños y brutal autoparodia, me quedo corto en este aspecto, que va ganando en interés gracias a las carcajadas, y lágrimas, que uno se acaba echando. La verdad, esto es lo que salva la cinta, por momentos aburrida, pero que gracias a la presencia de Chuck Norris, impresionante Lobo Solitario, Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone y Bruce Willis, geniales las puyitas entre ellos, y los serie B Dolph Lundgren y el fantástico Jean-Claude Van Damme, termina resultando ser una oda a esa época gloriosa donde los héroes del cine de acción llenaban nuestras jornadas de cine de tarde / noche.

Cartel de Los mercenarios 2 descubierto en la pasada Comic-Con de San Diego 2012
Cartel de Los mercenarios 2 descubierto en la pasada Comic-Con de San Diego 2012

Los mercenarios vuelven a la carga. Barney (Sylvester Stallone), Navidad (Jason Statham), Yang (Jet Li), Peaje (Randy Couture), Gunnar (Dolph Lundgren), Hale Caesar (Terry Crews) y el nuevo fichaje Billy (Liam Hemsworth), son contratados / oblicados por Iglesia (Bruce Willis) para, con la ayuda de Maggie (Nan Yu), parar los pies a un terrorista llamado Vilain (Jean-Claude Van Damme) que, junto a su pequeño ejército de terroristas, ha decidido desvalijar en una mina de plutonio que fue abandonada en otro tiempo por la madre Rusia. Pero con lo que no cuentan Barney y sus amigos es que Vilain haga auténtico honor a su nombre y sea incluso más despiadado y cafre de lo que cualquiera si quiera imaginaba. En ese punto, y debido a una nueva cuenta contraída y por lo tanto pendiente, nuestro equipo de héroes de acción se atará los machos y tratará de pararle los pies. Las dificultades serán muchas, no exentas de dolor, pero la presencia de apoyos eventuales suavizarán notablemente la caza.

Y es que solo por ver a Chuck Norris más tieso que una mojama, repleto de botox o soltando una parrafada digna de la frikipedia, y disfrutar de la presencia de Jean-Claude Van Damme y sus patadas voladoras, con 50 y tantos y tan flexible como siempre, bien vale la pena pagar unos euros por sentarse en una butaca y ver Los mercenarios 2 en el cine. Vuelven los 80 y la testosterona rebosa en cada milímetro de metraje pese a infrautilizar, una pena, a Terry Crews o Randy Couture, presencia accesoria de sus personajes. Otro punto crítico que debe ser destacado es el nefasto uso de los efectos digitales, se ve que la pasta ha sido dedicada a pagar nóminas, que pueden resultar hasta sonrojantes cuando lo que te toca es ver como un helicóptero vuela y se estrella o como un tanque revienta. Pero que más da, lo que muestran se disfruta y no pretende nada más que servir de confirmación de que el sueño que se plantearon muchos hace ya unos cuantos lustros es posible… si bien ya no están el horno para bollos.

En definitiva, un producto imaginable, o eso es lo que muchos de nosotros siempre creímos cuando se hablaba en los 80 de juntar a Willis, Stallone y Schwarzenneger bajo un mismo título.