El terror está de enhorabuena, o eso es lo que se puede asegurar cuando uno se pasa por el cine para disfrutar de esta nueva joya del género que resulta ser Expediente Warren: the conjuring (The Conjuring, 2013). El film de James Wan, maestro del género de este nuevo milenio, además de ser uno de los proyectos más refrescantes que se puede echar el espectador a la vista este verano, pasa por ser una de las mejores películas de terror de los últimos años y sirve como prueba de que no todo está contado, aunque lo parezca, y que para acongojar al patio de butacas llega con dar un par de palmadas en el momento idóneo, acompañadas eso si de un buen equipo de sonido para que te vibre hasta el alma. No hace falta mucha más parafernalia, llega con saber manejar bien lo que tienes entre manos y en eso Wan últimamente no hace más que triunfar. Expendiente Warren: the conjuring se aparta además, algo que por ahora el director mantiene como enseña, del muy manido modelo de metraje encontrado y se centra en explotar un hecho real, esto queda a la credulidad del espectador, vivido y documentado por los investigadores de lo paranormal Ed y Lorraine Warren. Él demonólogo reputado y ella clarividente profesional y medium, durante un buen puñado de años, desde mediados del siglo pasado en adelante, investigaron algunos de los casos paranormales más famosos de los Estados Unidos de América, entre los que se encuentra el famoso y adaptado al cine ad nauseam de la mansión de Amityville.

Wan se sirve en esta ocasión de uno de sus casos menos conocidos de los Warren, según Lorraine mantenido en secreto hasta ahora, para, rodeado de un reparto suculento encabezado por Patrick Wilson y Vera Farmiga como el matrimonio investigador, y Lili Taylor y Ron Livingston como los cabezas de la familia Perron que las pasaron bastante canutas, ofrecer un producto sólido, bien trabajado y deliciosamente rodado. Parece que fue ayer, pero como director Wan tiene un don para el terror que deja claro que conoce los resortes que debe tocar para que este género funcione con éxito como ya demostró en la sorprendente Saw (2004), la menor pero interesante Silencio desde el mal (Dead Silence, 2007) o la renovadora Insidious (2010). Además, el film es un constante desquicie. El suplicio para el espectador arranca en el minuto cero y no cesa hasta los tétricos créditos finales. Uno se mantiene pegado a la butaca porque aun a sabiendas de donde pueden salir los golpes de efecto que le hagan temblar no tiene tiempo para preverlos.

Sumemos como valor nuevamente el clasicismo tanto estético, en esta caso obligado por ocurrir el caso a mediados de los 70, como técnico. Otra vez Wan prefiere no pasarse tres pueblos con la pirotecnia y elabora un conjunto de momentos donde las sombras, la cámara, las voces y los objetos cobran vida propia. Una simple puerta, unas inocentes palmadas o un reloj que se para a las 3:07 de la madrugada son cosas que bien usadas pueden acabar con los nervios del espectador más avezado. Y eso es Expediente Warren: the conjuring, un acierto de 20 millones de dólares con aroma mainstream que ha funcionado genial en taquilla y que servirá para que las investigaciones paranormales de este matrimonio nos sigan metiendo el miedo en el cuerpo probablemente de año en año… ah, y todavía tenemos este año tiempo para ver Insidious: Chapter 2 (2013), otra vez con Wan y Wilson, actorazo, a la cabeza.

Cartel español de Expediente Warren: the conjuring
Cartel español de Expediente Warren: the conjuring

 NOTA  Nuevamente os recomiendo echar un vistazo a The 3:07 AM Project, cuatro cortos de terror nacidos como promoción para esta película que han sido rodados por Jason Eisener, Nacho Vigalondo, Max Landis y Ti West.