Bueno, bueno, bueno. Tras ese aciago viaje por el desierto comandado por Russell Mulcahy hace unos años y que resultó ser Resident Evil: Extinction (2007), Paul W.S. Anderson optó por tomar de nuevo las riendas de su criatura y volver a la carga sobre esta franquicia repleta de posibilidades, con un universo propio listo para explotar, e ideal para demostrar que si desconoces el camino del buen hacer, aunque la mona se vista de seda mona se queda. Resident Evil: ultratumba (Resident Evil: Afterlife, 2010) es una nueva vuelta de tuerca a más de lo mismo, con la tónica de siempre, con una continuidad aburrida hasta la extenuación y donde la capacidad de sorpresa es sustituida por una repetición de secuencias ya vistas en películas del pasado. Porque si, Resident Evil: ultratumba es mucho Matrix (1999), demasiado Matrix Reloaded (2003) o algo de Blade II (2002). Vamos, es muchas cosas menos si misma. Si a esto le sumamos que nos la presentan en 3D y bajo el epígrafe de "rodada con las cámaras que crearon Avatar" pues poco más se puede esperar. Si, está en 3D del bueno, da gusto que haya sido rodada enteramente en formato estereoscópico, pero a diferencia de Avatar (2009), Toy Story 3 (2010) y espero que alguna otra, Resident Evil: ultratumba saca jugo a lo previsible y demuestra que el objetivo del formato en esta película no es sorprender y agradar, si no recaudar.

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Resident Evil: ultratumba.
Experimenta una nueva dimensión de lo mal que se pueden hacer las cosas

Continuando con los acontecimientos narrados en Resident Evil: Extinction, Alice (Milla Jovovich) se dedica a dar caza a los miembros de la Corporación Umbrella allá por donde estén con la única intención de acabar con el virus T. Junto al ciento y la madre de clones que descubrió en el desierto de Nevada, Alice se cuela en unos de los grandes centros de operaciones con idea de acabar con los siniestros planes de contaminación mundial para encontrarse de nuevo con Wesker (Shawn Roberts), el mandamás último del cotarro. Tras no lograr el fin que la mueve, aniquila a todo aquello que respira salvo al armario Wesker, ya sola Alice se embarcará en un segundo periplo para reunirse con Claire (Ali Larter), K-Mart (Spencer Locke) y el resto de supervivientes de la anterior parte… si, aquellos que se dieron el piro en un helicóptero. Su destino Arcadia, aquella base secreta libre de la contaminación del virus T que supuestamente está oculta en Alaska. A su llegada a la remota y helada zona, una inesperada sorpresa le acabará llevando a la infestada ciudad de Los Ángeles. Allí se encontrarán con otro reducido grupo de supervivientes y con la demostración de que la sombra de Umbrella es más grande de lo que cualquiera puede imaginar…

Paul W.S. Anderson es un tipo de ideas fijas y Resident Evil es su adalid en el mundo del cine. Cuesta entender que con la de cosas buenas que tiene la saga "Bio Hazard" de Capcom, durante más de 8 años y con 4 películas a cuestas se haya logrado tan poco, argumentalmente hablando. La primera parte de la saga fue la más resultona de todas y de las pocas que jugó con los verdaderos valores del juego. La segunda parte no aportaba mucho pero al menos apostó por incluir personajes icónicos del mundillo, ese gran villano y mucho muerto viviente. Tras esos primeros films, normal el primero y flojo el segundo, la franquicia ha entrado en barrena con una superflua tercera parte y con este cuarto episodio donde las promesas de reimaginación se han quedado en agua de borrajas. Porque la verdad, no hay guión, no hay personajes, el carisma de Alice está cada vez más robotizado y aportaciones como la de Claire resultan tan vacías como el interés que pone Ali Larter en su trabajo. Sumemos las nuevas incorporaciones de "peso". Lo de Wentworth Miller es de auténtico pecado. Ataviado con un mono de faena, y bastante desmejorado con respecto a la serie que le encumbró, su caracterización como Chris Redfield es sencillamente triste. El resto no ofrecen nada que destacar. Nuestro Sergio Peris-Mencheta transita, el siempre bueno Kim Coates se ríe de Hollywood y Boris Kodjoe, el único que tiene cierta guasa y que ahora veremos en lo nuevo de J.J. Abrams, la serie "Undercovers" (2010), muestra cualidades. Quitando esto, el resto lo aporta el señor Anderson en forma de añadidos incomprensibles y 3D a borbotones. Que si estrellas ninja voladoras, gafas voladoras, hachas voladoras, aviones voladores, cuerpos voladores, balas voladoras y, menos mal que optan por algo diferente, cañones de magnum apuntando al espectador! Esto, la sobrecarga de slow motion, bestial, y una escena de 2 minutos de imagen fija, incalificable, hacen que Resident Evil: ultratumba no sea nada más que un batiburrillo de imágenes, un cromo, un videoclip de 90 minutos que se ve lastrado por lo aburridas y lo mal enlazadas que están todas sus secuencias- el pegamento guión se les acabó antes de comenzar el rodaje.

En fin, estaba visto. No esperaba mucho, pero tampoco esperaba nada… y es lo que ofrece.