Me he planteado abrir un poco más el rango de opiniones del blog para este 2014. Mi idea no es tanto hablar de todo lo que vea, que puede ser mucho y cansino, si no recuperar aquellos films que crea merecen un visionado por vuestra parte y que por haches o por bes no acaban por ser suficientemente conocidos dada la vorágine de estrenos semanales que acaban en los cines de nuestra ciudad… o más probablemente porque ni llegan a ver la luz del día en estas tierras. Para arrancar con esta nueva vertiente de opinión os presento uno de los mejores documentales estrenados el año pasado y que pude ver el otro día como primer film del año.

Blackfish (2013) de Gabriela Cowperthwaite es una increíble obra que profundiza en las por lo general muy discutibles acciones del ser humano sobre todo lo que nos rodea. En este caso es necesario meditar sobre las ansias de dominación, explotación y enriquecimiento del hombre frente y a costa de las orcas, cetáceos que con motivos meramente comerciales son cazados para disfrute del respetable.  El documental se centra en un caso particular y su entorno general: Tilikum, una orca "asesina" capturada a principios de los 80 en las costas de Islandia con un expediente de no te menees. Desde un primer momento el espectador recibe con estupor hasta donde puede llegar la crueldad humana para luego entrar, sin descanso, en una espiral donde el maltrato y acoso contra el animal son la nota dominante, entre otras cosas. La vida de esta orca arranca con el castigo físico y mental infligido primero por parte de sus captores, horrible, seguido de las lamentables condiciones en las que llega a vivir en cautividad para terminar el maltrato por parte de los de su propia especie… que si, que también se da. El documental aprovecha para ahondar en otros temas como el equilibrio mental de las orcas ya que comparativamente hablando, si un humano encerrado de por vida tiene una alta probabilidad de acabar psicótico, ¿por qué no puede ocurrir lo mismo con un ser como este y más si siente, se socializa y padece de forma muy similar al ser humano?

Tilikum es responsable y participante de la muerte de tres entrenadores de orcas, la última de ellas Dawn Brancheau en 2010, y sus descendientes directos, ¿genética?, de otros cuantos. Cowperthwaite pone también su ojo primero sobre SeaLand, una compañía que en la costa pacífico sobreexplotaba a Tilikum de forma deleznable, y luego en SeaWorld, el conocido parque temático que puebla medio Estados Unidos y que se justifica insistiendo en que las orcas en cautividad viven muchos más años que las que están en libertad. Ojo, todo el documental se cuenta desde un único punto de vista, lo normal en este tipo de obras, así que apoya toda su fuerza en material gráfico muy cruel y declaraciones de implicados en las acciones tanto de Tilikum como de sus descendientes, o en como el negocio del entretenimiento machaca no solo a las orcas si no que también a sus entrenadores. Jornadas maratonianas de trabajo en condiciones extremas, tanto para los cetáceos como para los que se meten en las piscinas con ellos, lo que conlleva a que tanto las orcas como los entrenadores puedan acabar perdiendo el control, las primeras, y la vida, los segundos. Se cuenta el caso de Loro Parque y la muerte de Alexis Martínez, un entrenador que perdió la vida por un ataque de una orca llamada Tekoa, descendiente de Tilikum.

En fin, debéis verlo si o si. Lo acompaña además una grandísima banda sonora compuesta por Jeff Beal que pone los pelos de punta.

Cartel de Blackfish
Cartel de Blackfish