Con más de un mes de retraso ya tenemos en la gran pantalla el nuevo capítulo de la obra comiquera creada por el, aquí debería poner "mi", idolatrado Mike Mignola. Ayer se estrenó Hellboy II: El Ejército Dorado (2008) y, como es menester, acudí a la velocidad del rayo con un grupo de amigos a ver la nueva obra cinematográfica de Guillermo del Toro. No se cuantos conocerán la obra de Mignola, pero Hellboy II: El Ejército Dorado es un completo cambio de rumbo dentro del universo creado por el autor nacido en Berkeley. Los nazis, los seres de universos innombrables, la magia negra y el folklore popular mundial aquí  han sido cambiados por un mundo de fantasía que en un tiempo fue compartido con los humanos pero que, por avatares de la historia, ha permanecido oculto hasta ahora. Lo más curioso, y positivo, es que la idea de este cambio de registro, un lugar donde Del Toro se siente como pez en el agua, ha sido maquinado por el propio Mike Mignola con la colaboración del director mexicano.

Siguiendo el rumbo marcado por Hellboy (2004), pero tomando un nuevo e inexplorado camino, Hellboy II: El Ejército Dorado amplifica descaradamente la calidad de la historia contada, gracias en parte al importante aporte económico de Universal Pictures, y ahonda mucho más en los personajes protagonistas del film ofreciendo sus interioridades, su continua humanización y sus verdaderos sentimientos. Todo ello conserva para ser fiel al cómic la habitual socarronería de Hellboy, la permanente tristeza de Liz Sherman y la transparencia emotiva de Abe Sapien.

Póster de Hellboy II: El Ejército Dorado

Sabiamente introducidos en materia por una secuencia particularmente trabajada, la historia de las marionetas contada por el profesor Trevor Bruttenholm (John Hurt) encandila, nos vemos inmersos en la clásica historia donde un grupo de elegidos deberán salvar al mundo de un malvado plan vengativo pese a no obtener nada a cambio. Estos elegidos son Hellboy (Ron Perlman), Liz Sherman (Selma Blair) y Abe Sapien (Doug Jones), miembros de una organización, cada vez menos secreta, de investigación y defensa de lo paranormal, A.I.D.P. Si bien la historia puede parecer demasiado clásica, Del Toro se vale de su buen manejo de la fantasía y la espectacularidad para envolver al proyecto y salirse de los tópicos que le podrían achacar. Contando con un nuevo miembro en el equipo, el ectoplásmico Johan Krauss (James Dodd), el grupo gana todavía más al contar con esta nueva vertiente donde el humor toma protagonismo dando frescura al film, y donde el liderazgo habitual de Hellboy se pone en entredicho. Digamos que es a partir de este instante, la entrada en escena de Krauss se me antoja crucial, cuando la película comienza a tomar velocidad avanzando en una historia que gana enteros y entretenimiento conforme transcurre.

Hay que reconocer que previo a Krauss al film parece costarle despegar, aunque contiene uno de los momentos más importantes jamás planteados dentro del universo Hellboy, y que con su unión al grupo comienza la batería de genialidades. Tenemos en primer lugar la impresionante visita al mercado troll, en este particular comentaba con un compañero el increíble paralelismo, probablemente guiño, de esta visita a la entrada de Luke Skywalker y Obi Wan Kenobi en la cantina de Mos Eisley. El derroche de imaginación y las referencias ocultas se ve fortalecidas por el hecho de que a Del Toro le encanta contar con los efectos más clásicos para la creación de criaturas a cada cual más variopinta. El personaje de Mr. Wink (Brian Steele) hace sombra al mismísimo Hellboy y recuerda a Brutus, el gorila que alteraba el Dr. Herman Von Klempt en los cómics de Mignola. En segundo lugar tenemos el gran enfrentamiento con el elemental que se saca de la manga el villano Príncipe Nuada (Luke Goss). La secuencia es espectacular y sorprende nuevamente su desenlace con nuevo guiño a otra de las creaciones que más idolatra Guillermo del Toro. De aquí al final el desenfreno no para, el primer enfrentamiento con Nuada es genial, el viaje al reino de Bethmoora (¿más guiños a un futuro que puede que no llegue?), etc. Vamos, que lo mejor es ir a verla y disfrutarla de principio a fin.

El reparto cumple con creces, desde Ron Perlman, cada vez sorprende más su simbiosis con el personaje que interpreta, Liz Sherman, puede que demasiado melancólica en algunos momentos pero bien al fin y al cabo, y Doug Jones, probablemente el único capaz de interpretar a un personaje tan poco vital como Abe Sapien y que resulte emotivo al tiempo que se transforma en el importante y crucial Ángel de la Muerte. El resto no están mal, Luke Goss como el b es un villano perfecto, Anna Walton como su cándida hermana gemela Nuala mola y el ya clásico Jeffrey Tambor como un sufrido Tom Manning que no sabe donde colocarse para que no le caigan todas al mismo tiempo.

No me quiero despedir sin mencionar el tremendo acierto que se ha tenido al contar con Danny Elfman para la creación musical de los mundos de fantasía. Elfman es un compositor vital, tristemente infravalorado y que se asocia con la fantasía de tal manera que envuelve el film en un halo todavía más místico y creativo. Tengo que volver a escucharla, pero la pieza musical del inicio o la del mercado troll me recordaron en presencia a la fabulosa "March of the Death" de El Ejército de las Tinieblas (1992) de Sam Raimi.

En fin, Hellboy II: El Ejército Dorado es una película muy recomendable, un derroche de imaginación inagotable, y una entrada más profunda y puede que impensable hasta ahora en los sentimientos de los personajes salidos de la mente del maestro Mike Mignola. Además, abre no una, si no dos puertas para esa deseada tercera parte que, sin embargo y visto como está la agenda de Guillermo del Toro, puede que no llegue hasta dentro de muchos años.