Hilarante y extrema, vehículo para el merecido lucimiento de un cachondo mental como demuestra ser Ryan Reynolds. Así es como mejor se puede definir Deadpool 2, secuela superior de Deadpool, donde un trío calavera de guionistas como Rhett Reese, Paul Wernick y el propio Reynolds, logran el más difícil todavía… escribir una batería de diálogos inconcebibles que dan forma a dos horas de película donde la carcajada está asegurada (puedes acabar la proyección con dolor de estómago y la mandíbula fracturada).

Tenemos ante nuestros ojos ciento veinte minutos de humor basado en referencias, en guiños constantes donde tienen cabida aspectos tan dispares como el pasado mutante de 20th Century Fox, lacras como el racismo o la pederastia, DC (alegría para el cuerpo), y la escatología de forma global. En parte se autoparodia a si misma, lo que la hace todavía más divertida, y todo es gracias a la libertad que se toman Reese, Wernick y Reynolds para explotar el personaje creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza, en la película hay espacio hasta para hacer mofa del primero, y que permanezca casi de forma permanente atravesando la cuarta pared. Sí, en Deadpool ya se hacía, pero es que en Deadpool 2, Wade Wilson (Reynolds) vive de forma casi constante en el limbo que separa ambos mundos, lo que hace que el espectador disfrute más si cabe del batiburrillo de chascarrillos que perforan nuestras orejas.

Y claro, si al punto más fuerte de Deadpool 2, su fabuloso guión modo sitcom, le sumas la maestría con el cine de acción de David Leitch y las aportaciones de un elenco de actores donde además de Reynolds destacan Josh Brolin como Cable, Zazie Beetz como Domino (acepto la licencia), Julian Dennison como Russell y Karan Soni como Dopinder, pues tienes un bombazo entre las manos. Eso sí, no te quedes en eso y expande tu propio universo acompañándote de esa aportación modo X-Force v.1.0 contando con aportaciones como las de Bill Skarsgård, Terry Crews, Rob Delaney o Lewis Tan, decóralo de paso con una serie de cameos casi imperceptibles pero que están ahí (deben notarse para que te partas el ojete más todavía). Súmale una sobresaliente selección musical, unos efectos digitales de los que además sabiamente te ríes, y una entradilla cinematográfica que imita con brutal maestría aquellas creadas por Maurice Binder para James Bond al ritmo de la titánica Celine Dion y ese superlativo tema "Ashes"… o asses en muchas ocasiones. Lo que obtienes finalmente es una genialidad de dos horitas preparada para demostrar, otra vez, que el cine R tiene cabida, público y puede dar mucha pasta al estudio que se atreva con la fórmula tanto sea en tono comedia como Deadpool 2, donde además hay espacio para el gore, como en otros géneros.

En definitiva, Deadpool 2 es lo que quiere ser. Ahí está el gran mérito de un film con un guión sobresaliente hecho para partirse el culo, consciente de lo que tiene que ofrecer, que se ríe tanto de si misma como de todos los trending topic cinematográficos del último par de años y de la carrera completa de Ryan Reynolds. Deadpool 2 es sabedora de que esta es la fórmula que mejor funciona para contar las aventuras del mercenario bocazas… excelsa.

Y otro buen cartel de Deadpol 2 centrado, esta vez, en X-Force
Y otro buen cartel de Deadpol 2 centrado, esta vez, en X-Force

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