¿Estás preparado para una brutal dosis de cine extremo, de descontrol, de desparrame mayúsculo o de movimiento de cámara sin freno? Mark Neveldine y Brian Taylor, los padres de la frenética y sobrecargada Crank: veneno en la sangre (2006) y de su inminente secuela Crank: alto voltaje (Crank: High Voltage, 2009), vuelven a la carga con su tercera incursión en el noble arte de la dirección cinematográfica. Esta vez ponen el ojo, y la bala, sobre los más sucios realities, los omnipresentes mundos virtuales de los juegos de simulación de la vida como los Sims, los hiperviolentos shooter o las redes sociales online más decadentes, con todo el respeto solo me viene a la cabeza Second Life. Juntemos todo esto y vayámonos a un futuro no muy lejano, el cartel que decora el post indica un estreno para el 3 de septiembre de… ¿2052?, ahora eliminemos esa importante frontera que delimita en estos momentos la diferencia entre el mundo virtual del real, condimentemos el plato con altas dosis paranoicas y el resultado final, una vez horneado en las viciosas mentes de Neveldine & Taylor, será Gamer.

Curioso póster de Gamer... 3 de septiembre de ¿2052?
Curioso póster de Gamer… 3 de septiembre de ¿2052?

Rememorando ya grandes clásicos de la ciencia ficción moderna como Perseguido (The Running Man, 1987) o Battle Royale (Batoru rowaiaru, 2000), y no tan clásicos como La carrera de la muerte del año 2000 (Death Race 2000, 1975), Neveldine & Taylor ofrecen en Gamer un nuevo giro al concepto de cine reality donde la gente se entretiene mientras otros son masacrados o deshumanizados. Sacando jugo a un mercado de esos que vende a manos llenas, los juegos online multijugador, el dúo de directores nos llevan a un tiempo donde injertos de células en nuestros cerebros permiten, a todo aquel que pague, controlar vidas y destinos ajenos. El creador de todo este mundo online real es Ken Castle (Michael C. Hall), un genio de la tecnología y multimillonario que ha llevado los juegos virtuales de socialización y los shooters a un nivel inimaginable y sumamente controvertido… lo que un día fue virtual es ahora real. Primero fue "Society", en donde logras ser lo que no eres y, entre otras muchas cosas, liberarte sexualmente obligando a otros a hacer todo aquello que se te pasa por la mente. Ahora triunfa "Slayers", donde los jugadores controlan a reos condenados a muerte para que se vean las caras en violentos enfrentamientos en masa mientras luchan por el gran premio final… aquel que viva 30 partidas seguidas logrará la libertad. Tanto "Society" como "Slayers" son juegos reales que además son retransmitidos para disfrute de todo el mundo, pura decadencia. El gran protagonista del momento en "Slayers" es Kable (Gerard Butler), estrella y héroe de culto para miles de fans de este ultraviolento juego. Su controlador, un joven llamado Simon (Logan Leman), ha logrado que Kable haya sobrevivido ya a 27 partidas al tiempo que se ha convertido en una estrella mediática con un estatus envidiado por medio mundo. Todo cambiará cuando Kable logre ir más allá, su sueño de supervivencia se transformará en un deseo de libertar para volver a reunirse con su familia.

Que Neveldine & Taylor están pasados vuelta y media es un hecho. Que Neveldine & Taylor son los únicos en Hollywood que llevan el cine de acción a niveles de desenfreno paranoide también lo es. Que Neveldine & Taylor han hecho en tres películas lo que les ha venido en gana y han cuajado buenos resultados es la más pura realidad. Esto vende y Neveldine & Taylor lo tiene tatuando en sus molleras. Gamer es un completo bombardeo de secuencias sin descanso que acaban por hiperactivarte lo quieras o no. Tengo que reconocer que los primeros 45 minutos de película me han parecido entretenidos y molones, el modo shooter en el que se mueve Gamer es sencillamente fabuloso, nada de medias tintas como las que pretendieron ofrecer en un par de mediocres secuencias de la maltrecha Doom (2005). De ahí en adelante, y para sorpresa del habitual modus operandi del dúo sacapuntas, Neveldine & Taylor comienzan a perder fuelle al tiempo que el desarrollo flojea en vitalidad e interés. Ni el guión se mantiene ni lo que ocurre resulta medianamente interesante. Todo se queda en un producto 100% previsible donde el desenfreno va perdiendo ímpetu hasta el visto y no visto final. En fin, entretiene aunque a medias. Al fin y al cabo logra el mismo efecto que los productos que tanto critica. Definitivamente es un película que vendrá, ahora y en un futuro, como anillo al dedo para poner a parir a esos mundos online y juegos de socialización por los que tantos beben los vientos.

 NOTA  Visto Crank: veneno en la sangre y Gamer, y pendiente de ver Crank: alto voltaje, comprendo como Warner Bros. le quitó de las manos a Neveldine & Taylor la opción de dirección en Jonah Hex (2010)… hubiera sido una completa escabechina. Eso si, el guión sigue siendo de ellos y eso puede poner en peligro el producto final.