El pasado viernes acudimos raudos y veloces a ver la quinta adaptación cinematográfica de las aventuras de Harry Potter creadas por la multimillonaria J.K. Rowling. Harry Potter y la Orden del Fénix (2007) es la película más corta de toda la saga, siempre que por corto aceptemos 138 minutos de metraje, pero que, sin embargo, se adapta del libro más largo y activo. No se puede negar que el film queda cojo y deja pendientes demasiadas cosas para que la sexta parte, Harry Potter y el misterio del príncipe (2008), resulte definitivamente clara. O se curran un buen "en episodios anteriores", y nos cuelan un resumen ultrarrápido para contarnos todo lo que se han dejado en el tintero, o pueden armar un caos de muy señor mío.

Antes de ponerme con lo que me ha parecido la película un par de detalles a destacar y, sin lugar a dudas, fundamentales. Al igual que ocurriera con Spiderman 3 (2007), donde Christopher Young sustituyó al magistral Danny Elfman, en Harry Potter y la Orden del Fénix, Nicholas Hooper, compositor básicamente dedicado al mundo de la televisión y debutante en un film de grandes pretensiones, toma la batuta en detrimento de John Williams y aporta, salvo en un par de ocasiones muy localizadas (el viaje de la Orden del Fénix por el río Támesis, el caos de los hermanos Weasley o el final del film), una banda sonora sin fuerza y casi ausente. Nuevamente un movimiento arriesgado que rompe los esquemas al espectador acostumbrado a escuchar ciertas fanfarrias cuasi geniales del por muchos odiado Williams. De paso, con detalles como este se demuestra que es sencillamente único en su estilo y aporte. Pero esta curiosa novedad no es casualidad, junto a Hooper tenemos esta vez como director a David Yates, otro debutante en una película de nivel que proviene, mira tu por donde, del mundo de la televisión y el cortometraje, y que cuenta desde hace años con Hooper para todos sus trabajos. El bautismo de fuego de Yates ha resultado bastante correcto, la película tiene sus inevitables momentos peñazo, donde no paras de cambiar de posición, pero hay partes donde la emoción te mantiene atento y pendiente de lo que se cuece en el mundo de los magos.

El ejército de Dumbledore

El retorno de los cada vez más talluditos Harry Potter (Daniel Radcliffe), Hermione Granger (Emma Watson) o Ron Weasley (Rupert Grin), me ha parecido por enésima vez un poco flojo. Igual soy un repugnante, pero Daniel Radcliffe crece y, sin embargo, expresa los sentimientos de una manera tan forzada que resulta completamente artificial. De Watson y Grin esta vez hay poco que contar, sus apariciones pueden contarse con los dedos y han perdido sorprendentemente protagonismo, en su lugar destacan Neville Longbottom (Mathew Lewis) y Luna Lovegood (Evana Lynch) que, no es por nada, lo hacen bastante mejor que sus compañeros. Lo mismo ocurre con Sirius Black (Gary Oldman), Remus Lupin (David Thewlis) o Alastor "Ojo Loco" Moddy (Brendan Glesson), la Orden del Fénix se ha quedado en poco más de 20 minutos de aparición dejando completamente de lado a personajes tan importantes como Nymphadora Tonks, la hispano británica Natalia Tena, o Kingsley Shacklebolt (George Harris). No recuerdo muy bien como estaba el tema en la novela… pero me da la sensación de que tenían bastante más protagonismo.

A nivel visual me ha gustado bastante más que Harry Potter y el cáliz de fuego (2005), que creo tenía una sobrecarga impresionante de efectos digitales, y como película me parece, junto a la por ahora insuperable Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), de lo mejorcito de la saga. El aporte misterioso enfatizado por un tono azulado, la secuencia final en el Ministerio de la Magia es muy buena, y el genial uso de las secuencias referentes a la Oclumancia para destacar el regreso de Lord Voldemort (Ralph Fiennes), no son del todo suficientes para llenar al fan al dejar casi de lado a los interesantísimos Mortífagos y Aurores. Para Bellatrix Lestrange han seleccionado a Helena Bonham Carter, una interesante adición a la saga que, no es por nada, tiene un elenco de actores cada vez más insuperable. Simpática y odiosa, eso es lo que se busca, la interpretación de Imelda Stauton como la chunga Dolores Umbridge, que hace de Howarts la mayor de las escuelas reformatorio de la Pérfida Albión. De nuevo brevísimas aportaciones de Alan Rickman como Severus Snape o de Emma Thompson, Maggie Smith y Robbie Coltrane como Sybil Trelawney, Minerva McGonagall y Rubeus Hagrid. Tampoco vemos un pijo al eterno rival teenager de Harry, el pedante Draco Malfoy (Tom Felton) y muy poco a su padre Lucius Malfoy (Jason Isaacs).

Con todo lo dicho en los anteriores párrafos queda patente el principal problema del film que ya comenté al principio del post. En 138 minutos, de los cuales 10 o 15 son títulos de crédito, no se puede dar cabida al ciento y la madre de actores y, menos todavía, a todos los hilos argumentales del libro. Por eso, aunque no está nada mal, te deja con cierto sabor amargo por todo lo que se han olvidado y obviado. El libro lo leí hace por lo menos 2 años… recientemente he comenzado el del Harry Potter y el misterio del príncipe y, pensando que la película me recordaría algunos detalles, me siento obligado a acudir a la obra escrita para recuperar el montón de cosas que se han dejado en el tintero y no recuerdo.