Cine de Ciencia Ficción


Hace tiempo que no me paso por aquí, y qué mejor razón que hacerlo para dedicarle un rato a ¡Nop! (Nope), lo nuevo del siempre intrigante y sorprendente Jordan Peele. El tercer superlativo trabajo como director y guionista del responsable de Déjame salir (Get Out) y Nosotros (Us), navega en un mar que rememora eternos iconos de años atrás, con reflejos evidentes de los inmortales Spielberg o Shyamalan, pero otorgando personalidad al trabajo final, explorando el horror, la comedia, la grandiosidad de las grandes aventuras… y el western salido de las piezas musicales, obras maestras, compuestas por el virtuoso Michael Abels.

OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia
OJ Haywood y Emerald Haywood, foto de familia

No lo voy a negar, soy de esos que de forma irracional adoran el cine que hace Jordan Peele. Su enfoque del error moderno, ese que muchos gustan denominar como terror elevado, es singular y diferente, siempre complejo de asimilar a primera vista, repleto de secretos, imposibles, giros y más giros, de esos que seguramente pueden acabar volviéndote tarumba o dejarte el culo roto. De ¡Nop!, extraño título el elegido pese a ser una especie de traducción directa de la expresión americana, pero en realidad un acrónimo de No Of Planet Earth, poco se puede y se debe decir.

Si no lo ves, no lo crees
Si no lo ves, no lo crees

En modo breve comentar que la familia Haywood tiene un rancho. Sus caballos, famosos en otro tiempo, caen en desdicha el día que el viejo Otis Haywood Sr. (ese mítico Keith David), fallece en extrañas / rocambolescas circunstancias atravesado por una moneda . Su hijo OJ, Daniel Kaluuya es el amo, dirige un negocio en caída libre, mientras que su hermana Emerald (Keke Palmer), hace de su capa un sayo. Un día algo pasa y ante OJ y Emerald se abre la puerta de lo imposible, lo inconcebible y lo irracional. Del deseo por ser el centro de atención de todos, y de hacerse de oro en cero coma, se nos traslada a un aventura repleta de momentos escalofriantes, donde la tensión no deja de presionarte. Ahí es donde ¡Nop! visita y enarbola una bandera que tributa a lo bestia evocando mitos de la aventura fantástica como son Tiburón (Jaws), La guerra de los mundos (War of the Worlds), Señales (Signs), Encuentros en la tercera fase (Close Encounters if the Third Kind) o Jurassic Park / King Kong.

Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes
Obsesionados por el misterio de ¡Nop! los hay en todas partes

Entre medias hay espacio para un desconcertante pasado en forma de serie de televisión, tan de moda ahora, donde de vemos en modo espejo miniaturizado un reflejo de lo que ocurre a lo largo de la historia principal… ¡Nop! es además obsesión por el cine, por llevar al límite de lo imposible, sobrepasándolo, las ideas mas arriesgadas. Está claro, en ¡Nop! tenemos evidentes equivalentes a Brody, Hooper o Quint… ese Michael Wincott deseoso de llevar todo más allá como hiciera un desquiciado Robert Shaw en el clásico del verano, o el tecno adicto Brandon Perea, también tenemos una especie de Roy Neary en la piel de Steven Yeun… vamos, que hay de todo en el maravilloso film de Jordan Peele.

Lo dicho, en lo más alto de este año, cine de terror, pero cine de aventuras, comedia, fantasía… gloria bendita.

Un cartel diferente de ¡Nop!
Un cartel diferente de ¡Nop!

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Hace ya unos días llegó a la pequeña pantalla, servicio de streaming Disney+, Prey de Dan Trachtenberg, una nueva visita de la famosa criatura Depredador, pero desde un punto de vista bastante diferente. Tras casi 40 años de historia a sus espaldas, la creación de Jim y John Thomas se reinventa trasladando la acción a un momento impropio y para nada esperado, amén de cambiar las reglas hasta ahora establecidas. La costumbre siempre ha sido ver a los protagonistas de los diferentes films de la saga armados hasta los dientes, con potencia de fuego como para arrasar un edificio completo, y, por qué no, relativamente ciclados y muertos de calor… Prey da un giro de 180 grados y nos propone enfrentar al humano contra el monstruo unos cuantos siglos atrás en el tiempo y, para rizar el rizo, con una joven india con ansias de demostrar como centro de la aventura.

Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey
Amber Midthunder, presa y cazadora en Prey

Prey transita en dos terrenos muy diferentes. Dentro de la evidente incredulidad de la saga Predator tras su gloriosa y musculosa primera parte, Prey no cae en las rocambolescas y pizpiretas aventuras de Depredador 2, con ese increíble Danny Glover brincando por los tejados de esa calurosa Los Ángeles mientras que Gary Busey ponía caras, pero tampoco se pasa de vueltas visitando descarriados sectores estelares como en Predators, ni pergeñando gamberras batallas épicas cargadas de locos momentos como las vividas en Predator, la de Shane Black y Fred Dekker de 2018. Prey digamos que es más costumbrista, fiel a la idea original de un Depredador cazando, pero libre como la tribu de indios que se enfrentan a invasores diversos… depredadores todos ellos venidos al caso. Trachtenberg, director de la muy molona Calle Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane), se embarca en una historia complicada, con una historia donde prima lo tribal / invasor sobre lo sobrenatural llegado del espacio hasta, claro está, que la criatura decide dar el primer paso… (en ese momento gloria bendita).

El nuevo Depredador que vemos en Prey... un modelo atípico
El nuevo Depredador que vemos en Prey… un modelo atípico

Dentro ya de ese lo admito / no lo admito, Prey funciona bastante al límite, sobre todo por los antecedentes que nos han contado desde hace ya casi 40 años y donde primaba el músculo siempre. Se toma su tiempo, largo todo sea dicho, para presentar lo que podría ser un primer encuentro entre un humano y un Depredador. Empodera a una mujer, en tiempos donde dudo que este concepto si quiera se planteara, y propone el film como un reto para alcanzar el grado de madurez de la protagonista, al tiempo que establece unos convincentes nexos entre este film y sus futuros antepasados. Ese trabuco de Raphael Adolini de 1715 que vimos en Depredador 2 y del cual ya se pretendió dar sentido en el cómic "Predator: 1718", creado por Henry Gilroy y Igor Kordey, y publicado en julio de 1996, ese "si sangra, podemos matarlo" de Dutch (Arnold Schwarzenegger) repetido por Taabe (Dakota Beavers), etc. Además, todo apunta a primer encuentro por la actitud de la criatura, cazando una cobra, un lobo, un oso y acto seguido, un ser humano. El Depredador además va un poco en modo berserker, no parece estar tan preparado como en futuros encuentros, por lo que da más sensación de que sí, esta podría ser la primera vez que humano y criatura se ven las caras.

En definitiva, Prey mola, funciona mejor en sus descontrolados últimos 30 minutos donde el cruce entre Depredador y ser humano se establece, pero por otro lado palidece en la construcción de la historia durante unos largos 60 minutos… aunque sea para probablemente establecer el origen. Se puede ver y desde luego disfrutar.

Uno de los pósters de Prey
Uno de los pósters de Prey

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Uff, ¿que tarde llego ya?, ¿no?… estamos a mediados de febrero, dos de los films de esta lista ya han pasado por salas de cine, pero no podía dejar de publicar esta particular entrada de principios de año, aunque ya sea un poco entrado en febrero. Este 2022 se presenta muy jugoso, con mucho terror molón a la vuelta de la esquina, dejando gratificantes retazos en el Festival de Sundance, mucho cine comiquero de alto rango, cosas raras (o muy raras), y algo de animación. Claro está, luego a lo largo del año, como siempre, otras vendrán a sustituir a las presentes…

Un collage con todas esas que espero con ganas en 2022
Un collage con todas esas que espero con ganas en 2022

Prisoners of the Ghostland de Sion Sono. Un plato que llevo esperando desde que se anunció en 20118 y que mantengo en lista desde 2020. Ha sido finalmente 2022 el año elegido para poder ver esta paranoia protagonizada por el siempre rocambolesco Nicolas Cage de la mano del no menos curioso y sin par Sion Sono (¿Por qué no jugamos en el infierno?). No hay año sin film de Cage, y raro es el año que no me llaman la atención un par de sus películas. ¡AHORA SÍ!

The Black Phone de Scott Derrickson. Tras su paso por Marvel Studios, el bueno de Derrickson regresa al género que le llevó al estrellato (Sinister). Ethan Hawke como un sádico asesino en serie que rapta adolescentes para luego encerrarlos en su sótano. Una máscara diseñada por el mismísimo Tom Savini, un teléfono desconectado que sin embargo tiene línea directa con el más allá. Buenas intenciones y mejor pinta.

El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley) de Guillermo del Toro. ¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? Cine negro de otra época, transformado en delicia visual, trama envolvente y un reparto de escándalo. Manipulación, una sociedad tan podrida como el destino del protagonista, malas artes y un resultado de alto rango.

Fresh de Mimi Cave. Otra de esas que llegan desde el Festival de Sundance. Tiene buena pinta y plantea los peligros tras las citas a través de aplicaciones y webs. Daisy Edgar-Jones cansada de buscar novio y que nadie acaba de corresponderle como desea hasta que aparece el guapo de Sebastian Stan. Hablan de que en Fresh el estilo American Psycho se cruza con "Hannibal". Seguro que da para risas y algo más.

Nanny de Nikyatu Jusu, primer film de terror que se hace con el gran premio del Festival de Sundance. Una rara avis donde dicen que confluyen una inmigrante senegalesa indocumentada, por lo tanto ese tema social tan presente desde hace unos años, acosadoras fuerzas sobrenaturales, y el deber con su trabajo… ser la nanny de Rose, hija de un matrimonio de Upper West Side neoyorkino. Hablan muy bien de ella, tanto como el extraño cuerpo que se te queda tras verla… Fijo que cae en Sitges 2022.

Resurrection de Andrew Semans, o el posible body horror del año, cultivado a fuego lento con esencia de David Cronenberg y protagonizada por Rebecca Hall, que siempre mola. El film cuenta la historia de Margaret (Hall), mujer de éxito donde logra equilibrar el trabajo, el éxito, y la maternidad en soledad de su hija Abbie. El pasado regresa, la tormentosa y abusiva relación que mantuvo está de vuelta, y ojito al proceso de embarazo… dicen que cosa fina (y si hablan de body horror podemos esperar cualquier cosa).

Hatching (Pahanhautoja) de Hanna Bergholm. No sabía nada de ella hasta el otro día. Una de las seguras rarezas del año, film nórdico con una obsesiva familia perfecta donde alguien planta un huevo, literalmente, y la mutación comienza. El trailer que hay por ahí rondando es de los que te dejan con el culo torcido… poco más que decir, hay que verla. Estos nórdicos siempre dan en la tecla (Thelma).

The Batman de Matt Reeves. Pues por muchas cosas, Batman siempre molará y llega con nuevos villanos en esta era moderna como Enigma o El pingüino, ambiente siniestro, oscuro y violento, una apuesta diferente a las vistas con anterioridad. Siempre hay margen de innovación y Reeves lo suele hacer todo muy bien. Además de un reparto de alto nivel con Robert Pattinson, Paul Dano, Zoë Kravitz, Colin Farrell, Peter Sarsgaard, Jeffrey Wright, John Turturro, Barry Keoghan, etc. Nivelazo también a nivel musical con Michael Giacchino a los mandos.

The Unbearable Weight of Massive Talent de Tom Gormican. Veamos, Nicolas Cage encarnándose a si mismo y, arruinado, aceptando un cheque de 1 millón por participar en la fiesta de cumpleaños de un fan suyo podrido de pasta. De regalo, una trama pizpireta con la CIA contratantdo a Cage para que en realidad investigue al fulano este que resulta ser un señor de la droga. Junto a Cage tenemos a Pedro Pascal. Será mala como pegarle a un padre, pero las risas… Cage interpretándose a si mismo y sus istriónicos papeles.

Un collage con todas esas que espero con ganas en 2022
Otro collage con todas esas que espero con ganas en 2022

X de Ti West. Pues otra de terror para el saco. Ti West es un director irregular, pero capaz de cosas como The Sacrament o La casa del diablo(The House of the Devil). Tras un tiempo sin hacer cine, el western El valle de la venganza (In a Valley of Violence) del 2016 fue su última incursión en cine, regresa a su género en lo que parece ser una especie de horror redneck con un equipo de rodaje de cine porno setentero haciendo frente a un matrimonio de ancianos en medio de la nada. Mia Goth está y no puede ser mejor noticia.

The Northman de Robert Eggers. Del director de La bruja (The Vvitch) y El faro (The Lighthouse), llega una historia sobre venganza vikinga. Poco más se puede decir, también cuenta con reparto alucinante encabezado por Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Claes Bang, Ethan Hawke, Anya Taylor-Joy o Willem Dafoe. Lo poco que se ha visto apunta a impactante y, seguramente, inesperada. Así lo fueron sus dos anteriores obras.

Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (Doctor Strange in the Multiverse of Madness) de Sam Raimi. La verdad, acaba de salir el segundo trailer y uno ya cuenta los días para su estreno en mayo. Tiene una punta fabulosa y apunta a inesperados vínculos con gente de otros universos que… ojito. Si con el primer avance no se veía retazos de Raimi, aquí se nota ya que el factor del director puede estar más presente. Visualmente va a ser una bomba, sin lugar a dudas.

Men de Alex Garland. Una de terror muy depurado de la mano del responsable de Ex-Machina, Aniquilación (Annihilation) y esa serie que va más allá de lo imaginable titulada "Devs". El bueno de Garland sabe muy bien como manejar la expectación, profundizando en temas que siempre exigen más implicación. Men parece ser un paso más en esta su exploración sobre el ser humano, tras lo artificial pero superior de Ex-Machina, la transformación de Aniquilación y esta propuesta casi mesiánica que apunta podría ser Men.

Nope de Jordan Peele. Hace unos días vimos el trailer y el misterio está sobre la mesa. Muy buena pinta como todo lo que ha hecho el señor Peele en torno al terror. Ni idea de qué propone y sobre qué tratará, pero por ahora todo apunta a visita extraterrestre (aunque acabará siendo algo diametralmente opuesto). Protagoniza otra vez Daniel Kaluuya, amigo del director desde su papel en Déjame salir (Get Out), acompañado por Keke Palmer y Steven Yeun.

The Flash de Andy Muschietti. Esperada por muchos, la apuesta de DC por su propio multiverso con la presencia de… Michael Keaton como el Batman de la era Tim Burton. Poco se sabe, salvo que nuestro Barry Allen (Ezra Miller) acabará en una línea temporal donde las cosas no van como debería. Lo curioso… Ben Affleck, Temuera Robinson, Michael Shannono AntjeTraue, por lo tanto el pasado, y nuevas presencias como Sasha Calle como Supergirl.

Speak no Evil (Gæsterne) de Christian Tafdrup. Película danesa vista en Sundance y dicen que en línea con la destructora y pérfida Funny Games de Haneke. Nada como conocer a otra familia durante el verano y decidir ir de visita para sorprenderles. Claro está, una cosa es el verano, otra muy distinta es el día a día. Apunta maneras, turbias, pero las apunta. Y además en Dinamarca hacen buen cine (las recientes Jinetes de la justicia u Otra ronda, la destructora La caza o cualquiera del maestro Lars Von Trier).

Bola extra para cine comiquero como Thor: Love and Thunder y Black Adam, cine de terror como Watcher, Dark Harvest y Don’t Worry Darling, o animación como Lightyear y Spider-Man: Across the Spider-Verse – Part One. Veremos…

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Número raro este 17 para el cierre del 2021, ¿no? Decir que este año he seguido sacando jugo a mi perfil de LetterBoxd como base del seguimiento de las películas que he ido viendo, clasificando y sobre las que he escrito mini reviews (las haya disfrutado o no). Recopilo por lo tanto ese top que no se queda en 10, porque sería injusto, y cansado, decidir qué quitar de las recomendaciones donde más películas se acumulan… es lo que tiene valorar films con estrellitas.

Fabuloso cartel de La autopsia de Jane Doe
Fabuloso cartel de La autopsia de Jane Doe

Annette de Leos Carax, vista en Filmin. La increíble propuesta del director de la inclasificable Holy Motors o Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont-Neuf) es sorprendente. Un encanto cinematográfico que no para de sacar jugo a un genial Adam Driver (este tipo está a otro nivel), y que cuenta ya de paso con un asombroso conjunto de piezas musicales salidas de la mente de Sparks, desconocidos para la gran mayoría, pero responsables de temas presentes en bandas sonoras como las de Kick-Ass, "This Town Ain’t Bug Enough for Both of Us", Noche de miedo (Fright Night), "Armies of the Night", o Black Rain, "Singing in the Shower". Se debe ver si o si, luego ya la valoraréis.

Dune de Denis Villeneuve, vista en el cine. La primera parte de una nueva y muy esperada adaptación de la icónica obra. Villeneuve vuelve a dejar claro que maneja el tempo como nadie, creando una propuesta cinematográfica visualmente abrumadora, fantásticas de principio a fin, y con un reparto de escándalo. Los cortes en la trama, algunos de ellos un pelín anticlimáticos, siguen haciendo pensar que habrá algo por ahí oculto. En fin, de las obligadas de este año, aunque estaba prevista para finales del 2020.

Bo Burnham: Inside de Bo Burnham, vista en Netflix. Otro musical más. De esas que te enteras por Twitter que debes verla, la ves, y descubres oro. Comedia musical ideada por Bo Burnham, dirigida por Bo Burnham, protagonizada en solitario por Bo Burnham, canciones originales de Bo Burnham. Otra sorprendente delicia.

Spider-Man: No Way Home de Jon Watts, vista en el cine. Esto del multiverso puede dar para mucho, pero cuando explotas cerca de 20 años de cine del Hombre Araña pues éxito asegurado. Te ganas el corazoncito de los más veteranos, recuperas grandes villanos de ayer y de hoy, aportas emotividad y completas una película de superhéroes casi perfecta. Nada que ver con las anodinas previas propuestas del año en el MCU, ninguna de ellas será muy recordada… pero Spider-Man: No Way Home, ahí queda como cierre y partida de algo que todos esperábamos.

Última noche en el Soho (Last Night in Soho) de Edgar Wright, vista en el cine. Otra de las delicias de este 2021. Entretenidísimo thriller con tintes de terror, fondo social de muy mal rollo, elaborado reflejo del mejor giallo y neo-giallo (Argento, De Palma o Winding Refn), trama molona plagada de giros interminables, un misterio de esos que te dejan con el culo torcido, y un reparto genial encabezado por la siempre flipante Anna Taylor-Joy. Elaborado juego visual donde cabe de todo, múltiples realidades, temas sobrenaturales y mucha luz de neón.

Sin tiempo para morir (No Time to Die) de Cary Joji Fukunaga, vista en el cine. Punto y final al periplo Daniel Craig por el siempre hipersónico universo de James Bond. Cierre de una era y golpe emocional absoluto para todo fan de las andanzas de 007 que se precie. Si en su día sufrió George Lazenby, ahora el que sufre es el espectador. La espera, eterna, valió la pena.

Tigre blanco (The White Tiger) de Ramin Bahrani, vista en Netflix. Algo similar a lo ocurrido con Bo Burnham: Inside, un día lees sobre ella, la ponen y lo disfrutas. Estas siempre me acaban gustando. Cine de la India a lo Scorsese (con muchos matices claro está), paso de la nada al todo de un pelele dedicado al pastoreo que, por avatares de la vida, acaba siendo chófer de un ricachón, y de ahí a la cumbre porque tiene lo que otros no… cabeza, mala baba y poca dignidad.

Zack Snyder’s Justice League de Zack Snyder, vista en HBO (ahora HBO Max). Pues la necesaria corrección al fiasco pergeñado por Joss Whedon. Completa, violenta, atormentada, oscura y conectada, fiel a todos sus personajes, clara y directa. Excesiva como siempre en manos de Snyder, que no se corta a la hora de hacer lo que le viene en gana… y gracias a dios que le dejaron al final. Primer episodio de lo que habría de ser la gran epopeya de DC en cines, pero que se quedará en esta muestra, sobresaliente, de lo grande que se pueden hacer las cosas.

Titane de Julia Ducournau, vista en el cine. El body horror del año, rara como un perro verde, grotesca de principio a fin, cuanto más la piensas más se te queda grabada. Obsesiones sexuales muy grotescas, transformación corporal, asesinos en serie… un mundo raro el construido por la Ducournau, que ya nos dejó medio atónitos hace unos años con Crudo (Raw).

Mad God de Phil Tippet, vista en SitgesOnline. Gloria del stop motion con varias décadas a sus espaldas. Peculiar de principio a fin, historia rara en un mundo repleto de criaturas gargantuescas, mad doctors ansiosos por hacer autopsias, tormenta de ideas sin sentido. Visualmente única, diferente a todo lo que uno pueda haber disfrutado en pantalla grande, un hito de este arte del efecto especial. Un clásico.

Silent Night de Camille Griffin, vista en SitgesOnline. Estrenada en cines recientemente, la directora británica nos presenta una comedia negra navideña que oculta sin embargo el más siniestro y oscuro de los posibles dramas familiares. Un terror diferente, de esos que ves con una sonrisa hasta que te pegan el zarpazo y te quedas con mal cuerpo. En el reparto rostros conocidos de la Gran Bretaña como Keira Knightley o Matthew Goode, y Roman Griffin Davis, el fabuloso chaval de la triste pero divertida Jojo Rabbit.

El caballero verde (The Green Knight) en David Lowery, vista en Amazon Prime. Una mezcla de carácter episódico donde coinciden diversos estilos como la épica medieval, la picaresca, el terror fantasmal gótico o el erotismo. Pausada, diferente, cómica pero terrorífica, onírica y repleta de imaginación. Otra de las curiosidades de este 2021 que pronto llega a su fin.

Maligno (Malignant) de James Wan, vista en el cine. Gloria pura en esta serie B de terror con uno de los giros más locos jamás imaginados. Inconcebible de principio a fin, con varias set pieces gore dignas de aplauso, loquísima toda ella. Wan volviendo a sus orígenes, creando paranoia a cada momento, pariendo una historia macarra que parece sacada de otra era y donde ocurre todo aquello que no tiene sentido que pase. Lo dicho, disfrute sin complejos.

Candyman de Nia DaCosta, vista en el cine. Inteligente extensión del universo llevado a cine por Bernard Rose hace ya unos cuantos lustros. Candyman es más que una leyenda urbana, tiene un fondo social que merced a Jordan Peele crece, pero no dejando de lado lo siniestro, violento y salvaje del personaje. Notable, entretenida y con un juego de encuadres y espejos bastante molón. La DaCosta sabe lo que se trae entre manos y es de suponer que seguirá creciendo… ahora en Marvel.

El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad) de James Gunn, vista en el cine. El blockbuster gamberro del año. Gunn despliega todo lo que su predecesora no supo hacer, se ríe de si misma poniendo sobre la mesa antihéroes mediocres, pero los acompaña por algunos de los rostros más valiosos del film de David Ayer. Film irreverente, extremo y excesivo, gestado en torno a una muy divertida aventura suicida donde la locura se mezcla curiosamente con lo entrañable. Sin dudarlo la mejor forma de contar con personajes que no tenían futuro a bote pronto: King Shark, Peacemaker, Polka-Dot Man, etc… y ese Starro como villano, para morirse.

Despierta la furia (Wrath of Man) de Guy Ritchie, vista en el cine. De lo mejorcito de Ritchie en los últimos años. Jason Statham en estado puro y transformado en un personaje que busca venganza con la particularidad de que dispone de los medios para llevarla a buen puerto. Remake de un film francés titulado Le convoyeur. Cine de acción del bueno, o muy bueno.

Boss Level de Joe Carnahan, vista en Amazon Prime. Otra de las gamberradas del año. Carne de Hulu a principios de año, filtrada en 2020 y por lo tanto mucho antes de verse en streaming, relegada a ser carne de plataforma en España… pero con todo esto, otra serie B de alto nivel con un Frank Grillo enredado en un bucle hiperactivo donde muere todo bicho viviente. La idea no sorprende, pero es tal el nivel de perplejidad que supura que mola. Ah, y Mel Gibson como villano.

Otras muchas hay, se quedan ahí pero igualmente recomendables No mires arriba (Don’t Look Up), el documental Fulci Talks, Polizón (Stowaway), No respires 2 (Don’t Breathe 2), Tiempo (Old), etc.

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Una semana después de verla y disfrutarla hay que comentar que con el estreno de Dune de Denis Villeneuve se ha dado un paso que durante mucho tiempo nadie se atrevió, o se le permitió, dar: realizar una nueva adaptación de la seminal obra de Frank Herbert tras la archifamosa, vapuleada, e icónica versión de David Lynch… calzón verde / torso desnudo de Sting incluido.

Paul Atreides, preparado para practicar con el escudo personal
Paul Atreides, preparado para practicar con el escudo personal

Venga, obviemos innecesarias comparaciones y situémonos de lleno en este 2021 (pretendido 2020). Este es el nuevo Dune, sin dudarlo, la propuesta cinematográfica más arriesgada, con permiso de La llegada (Arrival), de la gloriosa y superlativa carrera del canadiense Villeneuve, y no me quedo corto si somos conscientes que el guión escrito a seis manos por Jon Spaihts (Prometheus), Eric Roth (El curioso caso de Benjamin Button) y el ínclito director, cuenta esta vez parcamente la mitad de la historia prometida. Ahí es nada, nos adentramos en el traidor e inmenso universo de Dune a medio gas (en cuanto a historia claro), pero con un resultado superior y a la altura de quien lleva el mando. El riesgo está servido y, pese a todo lo que pueda pasar, bien merece la pena disfrutarlo.

La gargantuesca propuesta de Villeneuve es en su mayor prioridad una abrumadora sorpresa visual, una fuerza de espectáculo donde uno no tiene mayor opción que quedarse boquiabierto ante la grandiosidad de Arrakis, disfrutando durante unas nada largas dos horas y media de un viaje donde las sensaciones juegan un papel fundamental para acabar siendo, el espectador, parte de esta nueva aventura. Dune es un producto inmersivo, saca provecho de las actuales excelencias técnicas para enriquecerse del rico y sofisticado material original del autor literario, acomodando su narración (mesiánica, profética y manipuladora), a un mundo de grandeza donde todo es basto… se mire por donde se mire. Por ahí tenemos los omnipresentes sueños de Paul Atreides (encarnado por ese muy escuchimizado y ultra pálido Timothée Chalamet, pero que mola), sueños que además de presentarle a su futura compañera Chani (Zendaya también mola), le hacen entrever el destino que le espera como elegido de un pueblo dominado… los Fremen. Las sensaciones son contradictorias, está el malestar de las Bene Gesserit, comandadas por una para nada extravagante Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam (Charlotte Rampling), y los constantes intentos del Duque Leto (Oscar Isaac) por ver en su hijo el heredero de su sello de lacre y del legado de la familia Atreides, pese a la artificialidad manipulada de la gestación de su heredero. En medio del fregado una muy sobresaliente Rebecca Ferguson, nueva y decisiva Lady Jessica, o el propio barón Vladimir Harkonnen, un Stellan Skarsgård que viene para mutar en coronel Kurtz pero adornado como si de un zeppelín humano se tratara.

De visita por Dune con Lady Jessica, Chani, Stilgar y Paul
De visita por Dune con Lady Jessica, Chani, Stilgar y Paul

Y hay más: los rituales Sardaukar, la bestia Rabban (Dave Bautista), el uso de la Voz, Gurney Hallek (Josh Brolin), Duncan Idaho (Jason Momoa), los gusanos… etc., etc., etc. Todo cabe en esta primera parte que pese a su inmensidad se nota tocada, cortada por momentos, con secuencias extrañas y ciertamente inconexas como por ejemplo la presentación de Stilgar (Javier Bardem), o la prueba con la Reverenda Madre (algo no encaja…). El film en si no sufre, pero la narración hay momentos que resulta abrupta. Pero bueno, Villeneuve te sigue ganando con su trabajo, con la dimensión de su Dune y con una banda sonora obra de Hans Zimmer donde hay espacio para lo tribal, la ciencia ficción y sus habituales habilidades. En definitiva, Dune es de ver una vez, dos, si cabe tres… y desear que llegue el ansiado resto.

Cartel de Dune, de Denis Villeneuve
Cartel de Dune, de Denis Villeneuve

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No lo voy a negar, conocí a Shinichi "Sonny" Chiba como muchos otros, en esa ya mítica escena de flechazo y amor platónico en una sala de cine de la fabulosa Amor a quemarropa (True Romance) de Tony Scott.

Sonny Chiba como Takuma Tsurigo en The street fighter
Sonny Chiba como Takuma Tsurigo en The street fighter

Fue Clarence Worley (Christian Slater) quien, como a Alabama (Patricia Arquette), me puso gracias a un guión de Quentin Tarantino sobre la pista de este actor de origen japonés e icono del cine de artes marciales de los años 70 merced a violentos títulos (clasificados X) como The street fighter (Gekitotsu! Satsujin ken), Returns of the Street Fighter (Satsujin ken 2), titulada en estas tierras como Duelo en karate, y La venganza de Street fighter (Gyakushû! Satsujin ken)… todas ellas de Shigehiro Ozawa. Con más de 200 papeles a sus espaldas, Chiba vivió siempre a la sombra de otros iconos de su época y años posteriores, lo que no evitó que despuntara con papeles potentes como los de mercenario Takuma Tsurugi o el del asesino Golgo 13 en la adaptación setentera del famoso manga de Takao Saito, y que fuera actor fetiche de Kinji Fukasaku, director de por ejemplo de la maravillosa y brutal Battle Royale, en Kang samurai (Yagyû ichizoku no inbô), Los invasores del espacio (Uchu kara no messeji), Exterminio (Fukkatsu no hi) o Battle Royale 2: Réquiem (Batoru rowaiaru II: Chinkonka). Seguramente uno pueda buscar y buscar cine de Chiba desde su debut en 1961 con Invasion of the Neptune Men (Uchû Kaisokusen) hasta no hace mucho… 2018 más o menos.

Sonny Chiba como Hattori Hanzō en Kill Bill
Sonny Chiba como Hattori Hanzō en Kill Bill

Chiba incluso recorrió Hollywood con curiosa predilección por al serie B rozando la Z. Águila de acero III (Aces: Iron Eagle III), Immortal Combat junto a Roddy Pipper y Meg Foster, o Codename: Silencer junto a Robert Davi, Steven Bauer y Brigitte Nielsen. Fue Tarantino sin embargo el que tras recordarlo en su guión de 1993 lo fichó para un papel en la obra maestra Kill Bill… el del fabricante de katanas milenarias Hattori Hanzō. Hasta fue el gran villano de uno de los episodios de las saga Fast & Furious… la no cuento con nadie del reparto original A todo gas: Tokyo Race (The Fast and the Furious: Tokyo Drift).

En fin, a sus 82 años complicaciones con el COVID-19 son los que lo han traído de nuevo al recuerdo.

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Pues sí… casi tres minutes y medio de trailer final de Dune. Puro espectáculo. Con cerca de 10 meses de retraso tras su previsto estreno en plena pandemia (ahora dicen que a partir del 17 de septiembre), llegará a los cines la nueva adaptación de la seminal obra de Frank Herbert. El trailer es francamente extenso, la nueva moda, y en él se muestra de todo y por ello mejor verlo con cuidado. Están todos, Timothée Chalamet como Paul Atreides, Rebecca Ferguson como Lady Jessica, Zendaya como Chani, Jason Momoa como Duncan Idaho, Josh Brolin como Gurney Halleck, Dave Bautista como ‘La Bestia’ Rabban, Oscar Isaac como el Duque Leto Atreides, plano Javier Bardem como Stilgar Davidm, Stellan Skarsgård como el Barón Vladimir Harkonnen o Sharon Duncan-Brewster como Liet Kynes. Y más.

La verdad es que este Dune de Villeneuve apunta a visualmente una tormenta, un despiporre visual de otro nivel. En esta era veremos si logramos ver la merecida segunda parte… porque esta no terminará la historia (o al menos eso pensamos todos). Guión adaptado por Jon Spaihts (Prometheus o Doctor Strange), Eric Roth (Forrest Gump, El dilema o Munich) y el propio Villeneuve.

Timothée Chalamet como Paul Atreides y Rebecca Ferguson como Lady Jessica en Arrakis
Timothée Chalamet como Paul Atreides y Rebecca Ferguson como Lady Jessica en Arrakis

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Sí, ayer nos dejó la muy mítica Raffaella Carrà, pero también fue ayer cuando muchos (sobre todo si acumulas ya entre 40 y 50) perdimos un pedacito de nuestra infancia / adolescencia al leer con tristeza el fallecimiento del gran Richard Donner… un director muy especial y adorado por todos al ser el responsable de muchos de los iconos cinematográficos con los que nos empapamos a lo largo de los 70, 80 y 90.

Richard Donner y Christopher Reeve en el set de Superman
Richard Donner y Christopher Reeve en el set de Superman

Curtido en la televisión con participaciones en series como "Kojak", "El fugitivo" ("The Fugitive"), "Superagente 86" ("Get Smart"), "La isla de Gílligan" ("Gilligan’s Island") o "La dimensión desconocida" ("The Twilight Zone"), el bueno de Donner no pudo tener mejor comienzo dando el salto al cine de verdad por la puerta que sólo pueden usar los verdaderos titanes de este séptimo arte. Que sí, existen X-15, Sal y Pimienta (Salt and Pepper)… pero son de esa época en la que el director estaba haciendo músculo y aprendiendo. Lo dicho, llega con recordar y comenzar a ponérsele a uno los pelos de punta.

Richard Donner y su actor fetiche Mel Gibson... 6 films juntos
Richard Donner y su actor fetiche Mel Gibson… 6 films juntos

Donner nació como lo conocemos con el terror seminal de la magistral La profecía (The Omen) con la que "debutó" en 1976, y siguió esculpiendo una carrera de ensueño merced al universo comiquero de la obra maestra Superman (y el mejor Superman II), visitando la fantasía heroica romántica de la maravillosa Lady Halcón (Ladyhawke), trasladando a la realidad nuestras más variopintas aventuras imaginativas con Los Goonies (The Goonies), creando ese otro mito del cine de acción y las buddy cop movies titulado Arma Letal (Lethal Weapon) y la también suprema secuela Arma Letal 2 (Lethal Weapon 2), cruzando el espectro de los cuentos de navidad más macabros y cómicos gracias a Los fantasmas atacan al jefe (Scrooged), o paladeando el western más molón y pizpireto con la genial Maverick. Sus últimos años de actividad directa molaron igual, el thriller paranoia Conspiración (Conspiracy Theory), el cine policíaco 16 calles (16 Blocks), que bebía directamente del mejor Eastwood y su maravillosa Ruta suicida (The Gauntlet) u otro par de Armas Letales (un poco más en rebajas).

Donner, Spielberg y dos de los niños de Los Goonies
Donner, Spielberg y dos de los niños de Los Goonies

Su cine, para ser recordado si cabe más, estuvo regado por diversas obras maestras salidas de las manos de compositores como John Williams, Jerry Goldsmith, Andrew Powell o Danny Elfman. Nos seguimos viendo señor Donner.

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Regreso a una sala de cine para ver Godzilla vs. Kong tras unos cuantos meses ausente, Wonder Woman 1984 fue la anterior.

Lo que uno se encuentra es, en un minúsculo lado derecho de un glamuroso ring mainstream, a Adam Wingard, director para muchos desconocido, pero tipo solvente y con buena mano que ha sabido entretenernos en ya obligados clásicos del género como Tú eres el siguiente (You’re Next) o The Guest, ambos escritos por su inseparable Simon Barrett, o breves segmentos de miedo en el cuerpo en dos de los films de la saga V/H/S (los mejores). Vamos, todos son productos francamente recomendables destinados no obstante al público más festivalero. Claro está, ocupando el resto del ring, lado izquierdo, centro y seguramente mucho más (Wingard es muy pero que muy pequeñito), dos icónicos colosos que se parten la cara por todos nosotros: el simiesco Kong y el repitilíneo Godzilla.

Godzilla vs. Kong... Fight!
Godzilla vs. Kong… Fight!

Cocinada en un molde de clásica historia de lucha de titanes aderezada por mucha radiación, Wingard hace valer los tropecientos millones que ha costado la producción, 200 sin ir más lejos, ofreciendo una poderosa versión moderna de la guerra de las guerras, ya contada explotando a destajo el ahora ya cuasi olvidado concepto man in a suit por la Toho allá por 1962 y de la mano del mismísimo Ishirô Honda. Contando con muchas manos en modo tormenta de ideas apocalípticas (Eric Pearson, Max Borenstein, Terry Rossio, otras vez Dougherty y Zach Shields), los cada día más omnipresentes efectos visuales, me gustaría saber cuánto de imagen real hay realmente en esta película, generan de la nada una versión del relato King of Fighters que transita entre los atronadoramente dinámico y frenético, son varias las secuencias extremadamente largas donde Kong y Godzilla se zurran dejando todo lo que los rodea para el rastro, hasta el mayor de los suplicios… y eso que el resultado final, se agradece, no llega ni a las dos horas.

Como ya ocurriera en los anteriores films de estas sagas, el oculto body count que nadie tiene en cuenta ni referencia sube como la espuma, nada nos importa cuando lo que nos marea, hace falta tener los sentidos fresquitos para seguir las imparables set pieces de acción en detalle, son el titán Kong, tan inmenso o más que en su primera notable incursión de la mano del molón Jordan Vogt-Roberts, y el monstruoso Godzilla, macho alfa que todo lo destroza (demostrado en la visualmente innovadora pero aburrida Godzilla, y confirmado en la segunda de las saga… Godzilla: Rey de los Monstruos).

Como suele ocurrir en toda película de ciencia ficción con base Kaiju, hace falta dar unos cuantos / muchos saltos de fe, jump the shark o nuke the fridge, para entrar de lleno en la exigua trama que se nos propone (al menos en este caso). Dado que los monstruos están para lo que están, todo el alivio cómico / dramático del film descansa sobre los hombros de los humanos protagonistas, por aquí aparecen de nuevo como meros espectadores / comparsa de lo que los efectos visuales pueden llegar a ofrecer: la tierra hueca que viene para quedarse (mola), o la total destrucción de Hong Kong. Graciosos, muy graciosos o tronchantes, son las aportaciones de Alexander Skarsgård, Rebecca Hall, Eiza González y sobre todo Demián Bichir, convertidos todos ellos en clichés. De patio de colegio, entiendo igualmente su fución cómica, están también Millie Bobby Brown, Brian Tyree Henry y Julian Dennison. La música esta vez es de Junkie XL, el nuevo Hanz Zimmer (título ganado a pulso por su excelso trabajo).

Muy entretenida, pero a la par (y con ello entretiene más)… ridícula.

Cartel de Godzilla vs. Kong
Cartel de Godzilla vs. Kong

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Cerca de un año después de su estreno en salas, es momento de dedicar un rato a la muy pero que muy recomendable El hombre invisible (The Invisible Man), acertada reinvención del concepto del clásico de la Universal de 1933 de James Whale, ahora en manos de un director diferente, innovador y, desde luego, siempre cumplidor como Leigh Whannell… llegaba con recordar sus hasta ese momento únicos trabajos: la fabulosa Upgrade, y la correcta opera prima Insidious: Capítulo 3 (Insidious: Chapter 3). Es El hombre invisible una nueva presentación de la historia del científico convertido en monstruo, como lo fuera también la denostada pero a recuperar El hombre sin sombra (Hollow Man), pero esta vez con un trasfondo moderno y tristemente omnipresente en nuestro día a día… el maltrato.

Whannell, además de director es guionista, se apoya en una actriz enorme como Elisabeth Moss ("El cuento de la criada") para transformar un reflejo de uno de los hechos más execrables hoy en día, en una historia de ciencia ficción y terror, y en la que una mujer, Cecilia, se ve atrapada en una relación controladora y violenta con un brillante y rico científico (Oliver Jackson-Cohen). Whannell no invierte tiempo en dar razones o justificaciones, es ciencia ficción al fin y al cabo, y desde el minuto uno ya propone enfrentarnos a las dudas de la protagonista, a un pavor que ha fraguado en su interior a golpes, y ya de paso nos hace sufrir un poco más poniendo en tela de juicio la propia salud mental de Cecilia… ¿Es real lo que cree? ¿Es ella la responsable? ¿Ocurren las cosas cómo vemos que suceden? La película, más cercana al thriller psicológico que al terror puro y duro, juega con una tensión permanente que a cada instante se acrecienta y genera un mayor desasosiego, acompañada esta sensación con una notable banda sonora compuesta por Benjamin Wallfisch (Blade Runner 2049 o La cura del bienestar). La Moss se crece, encarnando como nadie a una mujer superada, aterrorizada y convencida de lo imposible. Whannell crea al hombre invisible del 2020 pero sin dejar de lado los seminales terrores en los que se basa.

Al igual que ocurriera con Upgrade, El hombre invisible no necesita de grandes artificios y parafernalia para dejar claro que los buenos guiones y las mejores ideas son suficientes para dar como resultado films sobresalientes. Por otro lado, poco más de 7 millones de presupuesto para contar una historia actual en un entorno irreal. Leigh Whannell aprendió con James Wan, y ahora no para de demostrar que es uno de los directores de género más a tener en cuenta de aquí en adelante. Tras esta El hombre invisible llegará si nada se tuerce Wolfman con Ryan Gosling, de nuevo la reinvención de un clásico en versión bajo presupuesto pero, no cabe duda, repleta de buenas e innovadoras ideas.

Cartel IMAX de El Hombre Invisible… una historia para no dormir como la copa de un pino
Cartel IMAX de El Hombre Invisible… una historia para no dormir como la copa de un pino

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Publicado por Uruloki en

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