Vie 24 Jun 2005
Ayer fue uno de esos días en los que, aunque la temperatura no era sofocante (unos 30 grados al sol), la humedad que había en el ambiente provocaba que la sensación real fuera bastante pegajosa, asquerosa y bochornosa. Estas condiciones climáticas hacen que mucha gente pierda la cabeza, véase Lawrence de Arabia para entender el efecto, y por lo tanto puedes cometer locuras.
La nuestra fue menor pero bastante simpática, por una vez en nuestra vida nos hemos sentidos caballeros Jedi de pro, en la imagen que os pongo podéis ver como Anakin "Uruloki" Skywalker y Obi-Wan "Flanagan" Kenobi ponen pose de cágate lorito. Resulta que encontramos uno de esos cartones con agujeros en los jetos de los personajes para que metas tu careto y luego te hagan una foto. Ni cortos ni perezosos nos lanzamos a la aventura y pusimos cara de Jedi para la ocasión. Tengo que reconocer que por un momento sentí la fuerza, me dieron ganas de controlar a la peña y amputar miembros a diestro y siniestro.
Luego, puedo admitir que comprendo porque Anakin se pasó al Lado Oscuro de la Fuerza, poéticamente hablando El Reverso Tenebroso, en unos minutos… a mi me ocurrió igual, sentí la llamada del mal en cuanto puse el careto en el hueco realizado para tal propósito.
Bueno, después de esta chorrada de comentario, sólo me queda deciros las palabras que todo buen Jedi tiene anotadas en la palma de la mano para no olvidar nunca… "Comentaré en este blog. Este es el blog que estaba buscando. Adelante, adelante." (Esta frase debe ir acompañada de un suave movimiento de la mano en dirección izquierda a derecha).



Hay poco que contar en estos días dentro del ámbito del frikismo más puro. Por lo tanto voy a recuperar una de las series más cutres que te puedes echar en cara… SUPAIDA-MAN!
El protagonista pasó de llamarse Peter Parker a Takuya Yamashiro (o como debería decirse Yamashiro Takuya). La historia que cuentan es la siguiente: El grupo de malos "Iron Cross Army" (en divino japones Testsu-Jyuuji-Gun) asesina al papuchi Yamashiro Hiroshi e intenta matar también a su hijito del alma Takuya. Este es rescatado de una muerte inminente por Garia, el hombre araña, un alien que ha llegado a la tierra en su nave Marveller. Garia inyecta un suero en Takuya para curar sus heridas pero, además de esto, le proporciona súper fuerza, la habilidad de escalar muros y le súper desarrolla sus sentidos que, a partir de ese momento, le avisan de los peligros que le acechan.


















