Buscando un hueco sigo con mi periplo por el SITGES 2011 – 44 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Comienzo con mi cuarto día por el festival y el visionado de dos películas orientales, la superlativa y coreana The Yellow Sea (Hwanghae , 2010) de Na Hong-jin y la japonesa y desconcertante Hara Kiri: Death of a Samurai (Ichimei, 2011) de Takashi Miike, que de paso llegaba bajo el sello 3D que en muchos casos es más bien un estigma que otra cosa.

The Yellow Sea (Hwanghae , 2010) de Hong-Jin Na

Probablemente una de las mejores películas que vi en el festival y, para regocijo del respetable, una de las más violentas que me pude echar a los ojos este año. The Yellow Sea es una nueva vuelta de tuerca del cineasta especialista en acción Na Hong-Jin, sin dudarlo y pese a su corta carrera a la altura de otros maestros llegados de Corea como Boon Jonn-Ho o Park Chan-Wook. Tras la potente The Chasers (Chugyeogja, 2008), otra triunfadora en Sitges hace unos años, es el turno de The Yellow Sea, un thriller que nos cuenta la historia de Kim Goo-Nam (Ha Jung-Woo), un taxista que vive a duras penas en la marginal y pobre frontera entre China y Corea del Norte asediado por las deudas con la mafia que ha contraído desde el día en el que su mujer decidió fugarse a Corea del Sur para encontrar trabajo. Al borde de precipicio y con una hija a la que mantener, Kim decide aceptar una propuesta laboral del mafioso local Myeon Jeong-hak (Kim Yoon-seok), una propuesta que le llevará a cruzar el denominado como Mar Amarillo para, en la Corea del Norte, acabar con una persona. Su misión dentro de la dureza que implica parece sencilla… matar a alguien, cortarle el dedo pulgar como prueba y volver a casa. Pero será en ese momento cuando las cosas se compliquen y Kim acabe siendo el centro de todas las miradas en una carnicería sin control con una trama repleta de enrevesados giros, múltiples traiciones, pasados sin resolver, celos de todos los colores y mucho dinero. Dos horas y media de películas dividida en cuatro fases del viaje del protagonista a un infierno donde no existen las pistolas, el férreo control en Corea del Norte se traslada al cine, y todo se mide por el filo del cuchillo o el hacha que lleves en el mano. Acción a raudales, persecuciones trepidantes, fotografía de tono digital que recuerda en muchos aspecto al estilo de filmación de maestros como Michael Mann y mucho movimiento de cámara. Todo esto y el personaje de Kim Yoon-seok… el mafioso más tremendo de los últimos tiempos, decir que está pirado es quedarse corto. Fabulosa.

Cartel de The Yellow Sea de Hong-Jin Na
Cartel de The Yellow Sea de Hong-Jin Na

Hara-Kiri: Death of a Samurai (Ichimei, 2011) de Takashi Miike

Por segundo año consecutivo la máquina de hacer películas que es Takashi Miike se pasó por el festival, esta vez además por partida doble. En mi caso solo pude ver Hara-Kiri: Death of a Samurai, remake de la homónima obra maestra dirigida por Masaki Kobayashi y protagonizada por Tatsuya Nakadai de 1962 que ya triunfara en su día. Miike vuelve a narrarnos la historia de Hanshirô Tsugumo(Ebizô Ichikawa), un samurai que ante la desesperación de seguir viviendo pide realizar el ritual de seppuku en la residencia del clan Li dirigido por el veterano y obstinado Kageyu (Kôji Yakusho). Como últimamente son varios los samuráis en desdicha que acuden a los clanes para el suicidio ritual, Kageyu le advierte a Hanshirô que en es casa no se andan con monsergas y que esa nueva moda del falso seppuku no se tolera. Aprovechando la coyuntura decide contarle la historia de Motome (Eita), un joven samurai que acudió a ese mismo clan con un objetivo similar al de Hanshirô… aunque en su caso no pensaba llevarlo a cabo. Al finalizar la historia Hanshirô pide un último deseo antes de iniciar el ritual y decide contarle a todo el clan presente su propia historia, la de su hija Miho (Hikari Mitsushima) y la de su yerno. Film duro el de Miike, por la historia y por la duración, que cuenta con un uso del 3D que no llega a aportar mucho salvo para destacar alguna secuencia de copos de nieve y aquellas donde importa la disposición de los personajes en la profundidad del plano, muy buscado esto por Miike para sacar todo el provecho posible a la grabación estereoscópica. Si bien es un remake perfectamente trabajado Miike dilata la historia de Hanshirô hasta la extenuación llegando a resultar francamente cargante. Si alguno tenía la idea de que esto iba a ser otro 13 asesinos (Jûsan-nin no shikaku, 2010) pues que no se confunda, es una historia de amor, honor y venganza que es preferible disfrutar en el formato clásico de Kobayashi. Eso si, contiene algún que otro momento de extrema dureza.

Cartel para Cannes de Hara-Kiri: Death of a Samurai 3D de Takashi Miike
Cartel de Hara-Kiri: Death of a Samurai 3D de Takashi Miike