Injustamente ha llegado a Prime Video, que también es un menos mal, la adaptación del mítico relato artúrico "Sir Gawain y el Caballero Verde". Y digo injustamente porque el mundo del cine sigue en modo tristón, y lo que antes era obligado ver en cine, ahora no queda otra que ser disfrutado en casa. Sí, esta película debería haber sido estrenada en cines… en fin.

Dev Patel reivindicando que es un pedazo de actor
Dev Patel reivindicando que es un pedazo de actor

Cuando uno piensa en leyendas artúricas llevadas al cine no puede más que pensar en la vigorosidad caballeríl de John Boorman y su magistral Excalibur, la deliciosa fantasía de La espada y la piedra (The Sword in the Stone), o la tremebunda gloria sarcástica adornada con cocos, golondrinas y adivinanzas de Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (Monty Python and the Holy Grail). Pero también uno debe fijarse en rocambolescas ensoñaciones de la talla de la románica El rey Arturo (King Arthur) de Antoine Fuqua, u otras ponzoñas nivel El primer caballero (First Knight) con Richard Gere. Todo vale. Sin embargo, llega ahora El caballero verde (The Green Knight), un sorprendente viaje por una de las adaptaciones artúricas más únicas, oníricas y virtuosas jamás imaginadas.

David Lowery (A Ghost Story o En un lugar sin ley) se cubre de gloria, y transforma o concibe todo aquello que en otro tiempo vimos de forma más lineal (espada y brujería, acción, comedia, fantasía infantil o drama de alcoba), en una mezcla de carácter episódico donde coinciden diversos estilos como la épica medieval, la picaresca, el terror fantasmal gótico o el erotismo (madre mía con Alicia Vikander). Dev Patel, primoroso protagonista, encarna a ese Gawain que, sin pensarlo, y sin valorarlo tampoco, afronta un reto donde chocan la arrogancia que ejemplifica su personaje, con el acto de honor a la postre trágico que supone la decisión tomada. Lowery, tras un imaginativo tránsito donde en modo titiritero asistimos a la representación del acto de nuestro héroe y su fatal destino, nos lleva entonces por varios capítulos que a modo de lienzo pintado darán forma al viaje de Gawain: desde el encuentro inicial con un pizpireto pícaro (Barry Keoghan), pasando por una historia digna del mejor horror fantasmagórico nipón (parece un relato más de El más allá – Kaidan con al pecosa Erin Kellyman), o el roce con un par de aristócratas que no por su parte no se rozan lo suficiente entre ellos (la Vikander vs. el entregado Joel Edgerton). Hilvanados al tránsito de la edad de la irresponsabilidad a la del darse cuenta que los juegos de niños han tocado a su fin, Lowery modela un relato entretenido y de cómico apego a la vida con momentos curiosos donde el tiempo, o su paso, juegan un papel fundamental. Magníficos ese par de what if que dan reflejo del destino de Gawain, al tiempo que retroceden para ver el camino tomando en realidad por nuestro protagonista.

¿Cuál de los caballeros plantarán cara al Caballero Verde? Pues el aventurado Gawain
¿Cuál de los caballeros plantarán cara al Caballero Verde? Pues el aventurado Gawain

A los ya mencionados Patel, Vikander, Edgerton o Keoghan, vale la pena mencionar el enfermizo y apagado aspecto de un Rey encarnando por Sean Harris, y su ojerosa y plagada de caries Reina, Kate Dickie. Papel también a disfrutar el de la manipuladora Sarita Choudhury, madre de Gawain y que no duda en jugar la baza de su hijo para medrar sea como fuere. En fin, El caballero verde hay que verla, con paciencia y dedicando el tiempo a esos mil matices que atesora durante su extenso metraje.

Precioso póster de El caballero verde
Precioso póster de El caballero verde

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