Ayer me fui con dos amigos a ver Transformers (2007), uno de los blockbusters más esperados de este año. Antes de meterme en los tejemanejes del film hay que indicar que este es bastante sencillo, o incluso plano según se mire, y este detalle es lo que le hace ideal para una sesión de entretenimiento sin necesidad de estrujarse el coco, pagar, sentarse y disfrutar sin miramientos. El producto, dirigido por Michael Bay con sobrada espectacularidad y artificio, es un conjunto de secuencias de acción y comedia perfectamente hiladas que, durante dos horas y pico, entretienen sobradamente al espectador. Vamos, lo esperado.

Con una rápida primera fase centrada en la presentación de los principales personajes protagonistas, un Shia LaBeouf (Sam Witwicky) muy potable y particularmente simpático, y una Megan Fox (Mikaela Banes) de armas tomar, el film transita durante casi una hora por la comedia más adaptable a un film de acción puro y duro. Con algunos chascarrillos a lo American Pie (1999) de risa fácil muy destacables, y regado con detalles dignos de las mismísima Pixar que afectan a los espectaculares Autobots, vamos conociendo la razón de la visita robótica a la tierra. La búsqueda del Cubo de Energon, la Chispa Vital, que es la causa del nacimiento y muerte de Cybertron, el planeta de los Transformers.

Mikaela Banes y Sam Witwicky...

En medio de este batiburrillo de comedia y acción vemos como los Decepticons llevan con nosotros más de lo que pensábamos, transformados en vehículos de guerra habituales se dedican a buscar a su líder Megatron y la ubicación del citado cubo. Todas las apariciones del grupo Decepticon ofrecen impresionantes secuencias de acción que no dejan tiempo para el respiro, la primera secuencia sin ir más lejos, y con Blackout como total protagonista, es alucinante. A partir de la mitad del film, y con la aparición de una unidad de investigación secreta conocida como Sector 7, la parte viral de la publicidad de la película era esta agencia militar, se desencadena la batalla… Es en este punto donde el film pierde un poco de su fuerza, el tono de comedia previo combinado con la acción que le hacía particularmente entretenido se disipa, y en el momento en que se pone todo serio se hace un poco más pesadito. Quizás el problema radique en la aparatosidad de las batallas entre Autobots, ejército y Decepticons. Hay momentos en los que cuesta mantener la atención y distinguir quien pega a quien.

Con respecto a la factura del film decir que es impresionante y de 10. Los efectos especiales, y en particular los perfectos Transformers son un espectáculo. La gente de Industrial Light & Magic ha realizado un trabajo fabuloso, el detalle de los robots, las transformaciones y como interactúan con la película nos llevan a un nuevo punto del desarrollo digital… sin lugar a dudas estamos ante la favorita para llevarse el montante de premios técnicos en todos los festivales habidos y por haber. Con respecto al resto del reparto, pues hay de todo. John Turturro está simpático, lo mismo que Anthony Anderson, luego participan con menor importancia Rachael Taylor o Jon Voight. Como los tipos duros del lugar tenemos a Josh Duhamel y Tyrese Gibson que hacen lo que deben, pegar tiros, gritos y brincar por todas partes.

Optimus Prime

En definitiva, yendo a ver Transformers uno sabe de sobra que no va a disfrutar de una obra clave en la historia de cine pero, dejando esto claro y haciéndose a la idea de que es cine palomitero y de Michael Bay, lo que se espera lo cumple sobradamente, entretenimiento, acción a raudales, efectos especiales de infarto, simpleza absoluta y un producto que generará ingentes cantidades de dinero en merchandising. Bastante mejor que la insulsa Spiderman 3 (2007) y, todavía pendiente de comprobar en carne propia, Los 4 Fantásticos y Silver Surfer (2007). Producto ideal para pasar el rato que confirma que Michael Bay sólo sabe hacer cine espectacular… ¿tiene algo de malo?