Hoy el cine español, y ampliando mucho más al de terror en general, se ha quedado de piedra y entristecido al saltar la noticia de que uno de sus maestros en el siempre curioso cine de serie B nos ha dejado. Juan Piquer Simón, hombre singular y enamorado de lo que hacía, ha fallecido a los 74 años de edad por culpa de un cáncer de pulmón que sufría desde hace varios años. Nunca se perfiló como un director de esos que pretendía crear escuela, pero en la década de los 70 y 80 fue capaz de realizar en nuestro país cine digno de la fantasía y el horror que en esos años se cocía al otro lado del charco. Su aportación a nuestra industria fue el apostar por el uso de efectos especiales como parte importante de lo que se pretendía mostrar y por dar al cine castizo un aroma que hasta ese momento nunca había tenido. Desde Viaje al centro de la Tierra (1976), pasando por Escalofríos (1978) y hasta Misterio en la isla de los monstruos (1981) – film que contó con la participación de Peter Cushing y Terence Stamp -, su etapa gore es la más conocida de todas con obras como Mil gritos tiene la noche (1982), Slugs, muerte viscosa (1988), La grieta (1990) – en esta película los efectos corrieron de la mano del mago Colin Arthur – y La mansión de Cthulhu (1990).

Juan Piquer Simón
Juan Piquer Simón (imagen de Metrópolis Libros)

No se cuantas veces habré vistos sus películas. Pero pese a tragarme La grieta en buen puñado de ocasiones, me suena que la tenía en vídeo, fue hace pocos años cuando recapacité que uno de sus protagonistas no era otro que Pocholo Martínez- Bordiú.

Una pena.