Esta triste pasada madrugada ha fallecido el icónico maestro del horror George A. Romero. Aunque como ser ya era conocido gracias a obras cinematográficas como La legión de los hombres sin alma (White Zombie), el muerto viviente moderno, el ser caníbal contemporáneo fue redefinido y parido con visionaria originalidad por George A. Romero y John A. Russo. Batallas legales aparte con el cocreador, Romero fue un cineasta que vivió entre zombis, que los hizo evolucionar a lo largo de cuatro largas décadas, pero que no dejó de lado buscar un sentido más profundo y terrorífico al horror que de por sí subyace en la criatura… el verdadero monstruo era el ser humano. En 1968 llegó La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead), donde se relataban los inicios del levantamiento zombi al tiempo que se ponían sobre la mesa los primeros debates sociales de esta lúgubre visión del destino de la humanidad, en 1978 fue el momento de Zombi (Dawn of the Dead), segundo magistral paso del fin del mundo repleto de nuevo de connotaciones de la sociedad del momento, en 1985 Romero estrenaba la extrema El día de los muertos (Day of the Dead), se jugaba ya en una liga donde se jugaban con ideas más avanzadas dentro de la podrida psique del zombi, y ya en la década pasada el giro más inesperado, o el nacimiento de una nueva sociedad, se veía reflejada en la ya inferior La tierra de los muertos vivientes (Land of the Dead). Un poco obsesionado y encasillado en su propio género, tuvieron que llegar dos piezas extra poco justificadas como El diario de los muertos (Diary of the Dead) en 2007 y La resistencia de los muertos (Survival of the Dead) en 2009, donde un ya avejentado Romero demostraba interés por revivir su modelo zombi cuando otros directores, Zack Snyder o Edgar Wright por ejemplo, ya lo habían transformado.

George A. Romero, adiós al padre del zombi contemporáneo
George A. Romero, adiós al padre del zombi contemporáneo

Director no excesivamente prolífico, 20 películas en unos 40 años de carrera, se le recordará también por otras piezas icónicas dentro del género de terror como la vampírica Martin, la circense medieval Los caballeros de la moto (Knightriders), o los films de segmentos Creepshow y Los ojos del diablo (Due occhi diabolici). Mención especial a la obsesiva zoofílica Atracción diabólica (Monkey Shines), esa otra infección llamada Los Crazies (The Crazies) y la adaptación La mitad oscura (The Dark Half). Un cineasta singular, seguramente único en su estilo y germen de muchas de las obsesiones y terrores de la sociedad de medio siglo pasado. Un cineasta con visión más allá de lo que trascendía de sus películas, siempre poniendo sobre la mesa más mensajes que los propios del género. Así le lloran quienes le conocieron…