Esta había que verla pese a todo lo que se estaba diciendo de ella, que no es poco. En la última década Hollywood se ha marcado seguir varias tendencias en cuanto a inventiva se trata. Una de las que más destacan, casi predominante sobre el resto, es esa fiebre por adaptar todo lo adaptable si en el relato existen los siguientes elementos: teenagers, fondo fantástico y factor enamoramiento (si es a tres bandas mejor). Otra de las tendencias, y que nos trae hoy aquí, es la imperiosa necesidad por contar historias que ya han sido narradas y que por razones meramente económicas, siempre será mejor trabajar sobre seguro que arriesgar, acaban explotando obras en muchos casos magníficas que merecen mejor trato o ser descubiertas a las nuevas generaciones porque ya fuero llevadas a la gran pantalla. En fin, este pasado viernes se estrenó en cines Desafío total (Total Recall, 2012) de Len Wiseman, nueva adaptación del relato corto "Podemos recordarlo por usted al por mayor" del maestro Philip K. Dick y en parte, aunque injusto terminológicmente hablando, remake de la mítica, insuperable y mutante Desafío total (Total Recall, 1990) de Paul Verhoeven. Voy a ser bastante claro… este Desafío total es, como afirman un buen amigo, sota, caballo y rey. Cine de acción en un entorno de ciencia ficción. Nada más, plana y sin sentimiento. Entretenida, con pocos momento para poder respirar, pero ofreciendo un resultando insulso donde predomina una francamente elaborada dirección artística que, sin embargo, no llega a innovar nada. Grandes y elaboradísimos efectos visuales que se acomodan en demasía en conceptos ya vistos como Blade Runner (1982) o Minority Report (2002)… ¿el efecto Dick? En cuanto al paquete que han montado, pues una persecución sin fin entre una "esposa" despechada encarnada por Kate Bekcinsale, impresionante esposa de Len Wiseman, y un afortunado Colin Farrel que aburre aunque no lo quiera.

Cartel español de Desafío total
Cartel español de Desafío total

Douglas Quaid (Colin Farrel) es un obrero con una vida imperfecta. Pese a lo jamona de su mujer (Kate Beckinsale) sufre pesadillas que le hacen pensar que ha venido a este mundo para ser otra persona o protagonizar una misión más relevante que ensamblar robots en una cadena de montaje. Un día decide pasarse por Rekall para disfrutar de nuevos recuerdos y algo cambia… Quaid pasa a ser Hauser y a verse perseguido por todo el mundo, incluyendo su esposa que resulta ser una agente secreto que trabaja para Cohaagen (Bryan Cranston), un mandamás con ocultos objetivos sobre el futuro de la conexión Inglaterra – La Colonia. ¿Qué hay almacenado en la memoria de Quaid / Hauser? Pues eso es lo que quiere Cohaagen y lo que Matthias (Bill Nighy), líder de la resistencia, podrá extraer para aclarar a nuestro protagonista quién es y qué ha venido a hacer aquí.

Siendo realista esta adaptación / versión de la obra de Philip K. Dick decide no aportar nada nuevo salvo esquivar la molona idea de viajar a Marte y disfrutar de sus deformados y enfermizos habitantes. En su lugar ahora tenemos una batalla entre dos polos opuestos del globo terráqueo que mediante un absurdo y fallido enlace mundial vía el centro de la Tierra se comunican sin mayor intención que servir exclusivamente para sacarse de la manga escenas a la Matrix con gente flotando por todas partes. El resto es todo demasiado conocido. Ponemos a Colin Farrel en lugar de Arnold Schwarzenegger, fusionamos los personajes de Lori (Sharon Stone) y Richter (Michael Ironside) de la versión de Verhoeven y obtienes una dulce terminatrix que mola lo suyo, viva la Beckinsale, pero que acaba siendo demasiado más protagonista de lo que debería. Y ojo, porque en el polo opuesto tenemos a Melina, encarnada por la también guapa Jessica Biel. El resto recuerdos al pasado… guiños probablemente innecesarios para tratar de agradar a la generación pasada. ¿A qué narices viene una tipa con tres pechos? ¿Si no hay mutantes se ha operado y puesto un tercer pecho por amor al arte? Y luego mil casualidades que mejor no me pongo a citar, porque salvo originalidad este proyecto lo tiene todo. Eso si, Wiseman sabe dirigir acción, acción PG-13 sin atisbo de sangre, sin mala baba, sin humor negro, sin frases chocantes ni hologramas y carcajadas. Un producto de relleno desarrollado por los guionistas Kurt Wimmer y Mark Bomback que una vez visto será olvidado… o más bien recordado gracias al film de 1990.

Ah, y el momento piano es lo peor.