Si hay un autor literario que me trae de cabeza, a la par que el idolatrado J.R.R. Tolkien, es el genio de Providence H.P. Lovecraft. Desde mis años más mozos he adquirido, y regalado, múltiples ediciones de todas las obras del terror cósmico – de bolsillo, ilustradas, versiones en cómic, imaginativos bestiarios – y cuando comienzas a repetirte más que el ajo y a sentir que nada podrá sorprenderte más, que alguien como Cels Piñol se aventure en el terror de lo innombrable con su versión modo Fanhunter de la magnífica "La montañas de la locura" pues no queda otra… dar gracias a los seres primigenios porque esto haya ocurrido. A Cels, no lo conozco personalmente, lo descubrí en 1995 con el recopilatorio "Fan Letal / Fan Con Nata" y un par de años después, con "Cels Piñol Destroys the Forum Universe", me ganó por la tremenda simpatía de sus narizones y toda esa cultura pulp que emana de sus diálogos. De ahí en adelante le seguí de forma irregular pero siempre animándome cuando lo necesitaba con las aventuras de Don Depresor, John Konstantin, Belit, Ridli Scott, Alejo Cuervo, Killerdog o el Padre Merrin. Aquellos duros años de facultad fueron mucho más amenos al estar rodeado por ese pack de héroes donde adoradores del cine, melómanos extremos, lectores de cómic y roleros varios trataban de sobrevivir en esa Barcelona donde estaba prohibido todo tipo de expresión cultural…

Pues nada, el pasado mes de marzo salió a la venta "Las montañas de la locura – Electric Boogaloo", Panini Books editando, y en nada me pondré manos a la obra con su lectura. Tengo ganas de otra visión de los Mitos de Cthulhu y de toda la mitología que tiene la obra de Lovecraft, y en manos de los Fanhunter de Cels Piñol puede ser la repanocha. Como cuenta la contraportada…

En 1930, la Expedición Pabodie, financiada por la Universidad de Miskatonic, partió hacia el Continente Antártico para realizar prospecciones geológicas. Parte del equipo falleció y algunos de sus miembros regresaron sufriendo graves secuelas psicológicas debido a los horrores insondables y primigenios que allí encontraron.

A finales de 1934 se perdió el contacto con la Expedición Starkweather-Moore. Habían seguido los pasos de la primera, pero todos sus integrantes desaparecieron sin dejar rastro.

En 1937, el millonario filántropo Alejo Crow emprende una investigación para esclarecer los hechos. Su biógrafa, Erika Konstantin, cazafantasmas de la Sociedad de Naciones y escritora pulp, lo acompañará en sus pesquisas.

Y les espera el horror en estado puro

Portada de Las Montañas de la Locura - Electric Boogaloo por el maestro Cels Piñol y Àlex Santaló
Portada de Las Montañas de la Locura – Electric Boogaloo por el maestro Cels Piñol y Àlex Santaló