¿Pero qué ha pasado? Creo que esta es la única forma de comenzar una charla acerca de The Predator, el retorno en solitario de la genial creación de Jim y John Thomas ahora revisitada por el siempre gratificante Shane Black, director y guionista, y su amigo Fred Dekker, un obligado de la serie B de los 80 gracias básicamente a cosillas como House, una casa alucinante (House), El terror llama a su puerta (Night of the Creeps) y, sobre todo, Una pandilla alucinante (The Monster Squad). Y es que si bien todos teníamos claro que The Predator era pura serie B con envoltorio de gran estudio, 20th Century Fox, una vez vista y pensada, se te queda la cosa en serie B, correcta, pero carente de la entereza que se le presuponía gracias a la mitología detrás del ser que hay tras el título. Ojo, la película está repleta de referencias al pasado / presente de Black y Dekker (risa enlatada), por ejemplo ese grupo de militares con problemas mentales enfrentados a la criatura del espacio, que no dejan de ser una evolución adulta y militar de aquella pandilla disfuncional que plantaba cara a Drácula, la Momia, Frankenstein o el Hombre Lobo en 1987, o esa metralleta en forma de diálogo plagada de humor negro y comentarios mordaces (marca de la casa Black). Hay saludos al Depredador (Predator) de John McTiernan, hay un uso masivo de la música original de Alan Silvestri, pero también hay un nuevo rumbo chocante con lo que todos esperábamos ver… y da la sensación de que la idea original era esa.

Por lo tanto, The Predator no engaña y ofrece lo que promete, cine de acción de primera fila del que todos disfrutamos, pero incumple con uno de los mínimos que se le puede exigir ya no a un film de esta saga, si no a un director como Black. Claro está, viendo al cantidad de rodaje de nuevas escenas que ha tenido el proyecto, los ajustes pedidos por le estudio para cerrar referencias y, sobre todo, la ausencia de un montón de secuencias vistas en los trailers ahora en la película… pues eso, suena a proyecto de estudio más que de su director (o eso quiero pensar). Volviendo al tema, resulta que The Predator sufre de un mal terrible en forma de caos narrativo o de abrupto montaje repleto de inconsistencias. Esta narración a trompicones hace que uno se pierda de principio a fin dejando, de paso, un poso de incongruencia cuando ves las decisiones que se toman o las situaciones a las que se enfrentan el elenco de protagonistas del film.

Porque hablando de protagonistas, partimos de Boyd Holbrook, un francotirador de no se sabe qué cuerpo que tan pronto está en México dando buena cuenta de narcotraficantes, como sabiendo usar artilugios extraterrestres que se encuentra tras el accidente de la nave del inicio del film, hasta liderando una unidad de combate estrambótica y claramente encuadrada para ser un múltiple alivio cómico (no queda claro si necesario o innecesario), pasando por Olivia Munn, una bióloga de universidad que de buenas a primeras se encuentra no sólo delante de una criatura como un Depredador, si no que dando buena cuenta de él en modo berserker, también sabiendo usar artilugios extraterrestres de buenas a primeras, y recolectando aquello que hará recordar a los caídos (estén donde estén sus restos), hasta Jacob Tremblay, un chaval con autismo convertido en una máquina de matar ante la intrigada mirada del nuevo Depredador, y este ya no es que sepa usar artilugios extraterrestres, es que es el gurú en esta parte de la galaxia. De estos tres, principales, saltamos a la unidad de locos militares, donde destacan con diferencia Trevante Rhodes, Keegan-Michael Key y Thomas Jane, o a ese tipo que no se sabe que narices pretende y que responde al nombre de Traeger (Sterling K. Brown).

The Predator es en definitiva cine de antaño, cine de estantería de videoclub, cine de serie B, pero hay que ser conscientes de que demasiada mano le han metido provocando un estropicio impropio del cine de Shane Black. Y ese final, ese final… ese final de que no se puede hablar aquí porque sería un SPOILER como una casa, pero ese final es indigno, y no digo más, de una saga como esta. Ah, para terminar habría que hablar de los problemas de iluminación, del uso de CGI para el gore, de las criaturas extra que no vienen a cuento y de ese triste recuerdo a la olvidable y olvidada Mercury Rising. En fin, demasiadas cosas mal colocadas, dando la sensación de que The Predator ha sido construida con retales de si misma tras ser despedazada en un despacho de directivos de 20th Century Fox.

Han sido pocos los carteles de The Predator, pero cada nuevo conocido ha molado más que el anterior
Han sido pocos los carteles de The Predator, pero cada nuevo conocido ha molado más que el anterior