Es increíble ver lo que cuesta escribir una opinión con cierto sentido cuando lo que has visto ha sido algo plano y sin interés alguno. Esta semana 20th Century Fox ha estrenado mundialmente Jumper (2008), un film de ciencia ficción dirigido por Doug Liman, basado en una obra de Steven Gould, y que cuenta con un reparto con actores conocidos como Hayden Christensen, Samuel L. Jackson, Jamie Bell , Diane Lane, Michael Rooker, Tom Hulce y Rachel Bilson. Vale, está claro que nadie esperaba ver una revolución cinematográfica que nos dejara con lo ojos como platos y la boca abierta. Eso lo sabemos todos, pero también sabemos lo que no contábamos encontrar, un film plano, francamente desconcertante y desilusionador en todos los sentidos posibles. Mirando atrás en su carrera creo que sorprende que Liman haya sido capaz de semejante tedio, porque no se le puede llamar de otra manera, teniendo en cuenta parte del reparto y el supuesto poder de un guión escrito por David S. Goyer.

Quizás uno pueda disculpar al responsable arguyendo que es la primera incursión en la ciencia ficción de Liman, pero la cosa no tiene perdón. La película es rematadamente fraudulenta. Durante los últimos meses nos han vendido un producto de acción, con una premisa casi genial barajando las posibilidades que daría tener el increíble poder de la tele transportación, y lo que parecía ser una especie de caza de brujas o enfrentamiento entre bandas rivales en esto del desplazamiento ultrarrápido. Pero nada, que va, lo que se presentaba como un concepto ambicioso se ha transformado en una completa pantomima. Un joven al que todo el mundo le da por machacar, compañeros de escuela y padre, descubre un día que tiene el poder de tele transportarse. Ni corto ni perezoso se las ingenia para robar a gran escala durante un número indefinido de años y convertirse en un ricachón que vive en New York. Su repentina falta de toque al hacer uso de su poder, esto me parece irrisorio teniendo en cuenta que lleva usándolo al mismo ritmo un buen puñado de años, llevará a que nuestro héroe sea descubierto por uno de sus iguales, un potable Jaime Bell como Griffin, y por una sociedad de paladines que se dedican a dar cuenta de los conocidos como "jumpers" y que está encabezada por el violento Roland (Samuel L. Jackson) .

Cartel de Jumper

De antemano hay que decir que no se puede negar que Doug Liman es un  director con cierta mano para hacer cosas buenas o, por lo menos, entretenidas. Es el responsable de Swingers (1996), El caso Bourne (2002) o Mr. y Mrs. Smith (2005). Estos proyectos sorprendieron en su momento. Por ejemplo, la primera parte de Bourne fue el correctísimo inicio de una saga muy prometedora que renovó el género de espías hasta unos límites poco esperados en ese momento. Lo de la familia Smith no estuvo mal aunque fue un proyecto descaradamente publicitario para aprovechar a la pareja de moda en el año de su estreno. Pero vamos, lo de  Jumper no tiene perdón, es floja de narices por no decir que es mala de solemnidad. La historia no aporta nada bueno en ningún momento, deja de lado lo que casi con toda seguridad puede resultar más interesante, y opta por centrarse, ojo, esto igual es cosa de la novela, en el personaje de Christensen, su simplona existencia y como llega a ser lo que es en poco más de 5 minutos. De ahí se pasa de sopetón a una cacería sin sentido donde la acción es tan breve que resulta más bien ausente. Todo esto nos viene regado con una relación surrealista cogida con pinzas que no sirve para nada más que odiar toda aparición de Rachel Bilson.

En fin, continuemos con el problema del reparto. El amigo Hayden Christensen es uno de los peores actores que se ha sacado Hollywood de la manga en los últimos años. Nacido a la sombra de George Lucas demuestra nuevamente en Jumper por qué es odiado por tanta gente. Tiene más cara de palo que Matt Damon, protagonista de Bourne, y si bien de aquella Liman le sacó un partido impresionante al actor, con Hayden se demuestra que donde no hay, pues no hay. Samuel L. Jackson muy en su línea, actor duro para un papel duro y mucho más dinámico y entretenido que el principal protagonista. El rol de Jamie Bell no está nada mal y se agradece que tenga las cosas claras. El resto es un chiste… Michael Rooker y Diane Lane salen un par de minutos y, si bien el primero tiene cierto sentido, la participación de la segunda es tremenda y patética. ¿A que narices viene ese personaje? Pues a que si la película funciona en taquilla nos puedan ofrecer una segunda parte con ella de protagonista. Menos mal que la crítica mundial la pone a caldo avisando de las grandes carencias que presenta el film.

Ridícula, previsible e incoherente. Esta es la mejor manera de describir lo que es Jumper.