Al fin se ha estrenado una de las secuelas que más expectativas a levantado en los últimos tiempos. Son casi 30 los años que han pasado desde que en 1982 la Disney ofreciera al mundo TRON (1982) de Steven Lisberger. 30 años que han hecho que esta película de culto se ganara con respeto la honra de ser una de las pioneras en el uso de escenas generadas completamente por ordenador y que estas fueran combinadas además con actores reales. Eso si, 30 años que no han pasado como si tal cosa y que han dejado a la ya de por si normalita obra de Lisberger, ciencia ficción original pero entretenida y basta, con un aspecto demasiado retro, inmerecido y a todas vistas superado.

Pero para ello estamos en nuevo siglo, uno en el que la tecnología mejora en el simple intervalo de meses y en donde los efectos especiales están alcanzando cotas probablemente inimaginadas por aquellos que se esforzaron en 1982. TRON: Legacy (2010) de Joseph Kosinski es un proyecto sublime en muchos aspectos, esto no se puede negar, pero demasiado simple y poco original en otros, cosa no mala si uno quiere ser condescendiente con los tiempos que corren. Disney Pictures ha decidido apostar por la grandeza visual, atronadora y brutalmente llamativa, remozando el mundo virtual de TRON hasta un extremo que no dejará indiferente al fan de su predecesora. Además, la ha regado con una banda sonora que desde ya es obligada y que ha sido orquestada por los no menos legendarios Daft Punk. Viendo TRON: Legacy uno no puede más que vibrar y soñar con ese universo imaginario dentro de nuestros ordenadores. Eso si, lo que se cuenta no le sorprenderá tanto como igual pudiera o se debiera esperar. ¿Y el 3D? Bastante transparente como de costumbre.

Uno de los carteles de TRON: Legacy
Uno de los carteles de TRON: Legacy

Han pasado 20 años desde que el presidente de Encom, el mejor desarrollador de videojuegos del mundo, desapareciera. Un día Kevin Flynn, Jeff Bridges en todas sus formas, se despidió de su hijo como de costumbre pero esta vez para no volver. Tras la desaparición de Flynn, Encom sufrió y a punto de quebrar se recuperó bajo el mando de terceros que la llevaron de nuevo a lo más alto. Obsesionado desde aquel día, Sam Flynn (Garret Hedlund) ha vivido aparte de la dirección de Encom no gustoso con el rumbo que ha tomado la empresa. En pleno acto de rebeldía, Sam es un experto en tecnología como lo fuera su padre y aprovecha su capacidad como reto hacia otros, recibe un misterioso mensaje de su desaparecido padre que llega desde la cerrada sala de recreativos que este poseía. Tras encontrar la puerta secreta al mundo inimaginable que creó su padre, acaba atrapado en él. Pronto se dará cuenta de que nada es lo que parece y ayudado por Quorra (Olivia Wilde) deberá reunirse con su padre en una batalla a vida o muerte contra Clu y sus ejércitos.

Como ya he dicho TRON: Legacy es un desafío visual, extremo, colorista, moderno y repleto de imágenes de impacto que disfrutadas como se deben te pueden dejar clavado en la butaca. Pero la verdad es que, salvo por la música y la dinámica que ofrece, se queda en eso. A nivel historia tampoco es que sorprenda con la originalidad de su predecesora y poco ayuda el protagonismo que recae en un bloque de hielo facial que demuestra ser Garret Hedlund…. parece un molde casi tan digital como Clu. Menos mal que tenemos a Olivia Wilde en el fregado, una musa en potencia de una belleza tal que en el compás hiperactivo de TRON: Legacy logra dejar al respetable más enamorado de lo que está viendo. El tercero en discordia, Jeff Bridges hasta en la sopa, se ofrece primero como un uso excesivo de una arriesgada técnica de performance capture que no exenta de grandeza, la recreación del Bridges joven es perfecta aunque tan poco vívida que asemeja por momentos un muñeco de cera, acaba contando con más presencia de la recomendada. Segundo la transformación de Kevin Flynn a una especie de semidios zen y del que se prefiere no justificar ciertas habilidades que ha obtenido porque si. La verdad, mucha de la grandeza que se gana con todas las de la ley por un lado, vivan los efectos especiales, el neón, el vinilo sobre la piel y la música electrónica, la pierde poco a poco por otro.

Por lo tanto 100% recomendable, será disfrutada más por aquellos de imaginación desbordante y conformistas con una historia plana o degustadores de la obra original. TRON: Legacy viene a cubrir una deuda que había contraído con los años TRON y que gracias a la nueva era del cine ha sido pagada con creces.