Leo con pena en el Correo Gallego que el próximo día 30 de junio echarán el cierre tras 30 años de vida los multicines Valle Inclán de Santiago de Compostela, 6 trabajadores más que se suman al paro. No recuerdo el momento de su inicio, pero mi vida cinematográfica en esta ciudad ha estado íntimamente ligada durante muchísimos años a los cines clásicos Capitol, Yago, Salón Teatro, Avenida, Compostela y Valle Inclán. El conocido como Ensanche, la zona nueva de la ciudad, ha vivido mejores épocas y no se puede negar que en estos momentos salvo las ópticas y poco más da bastante pena andar por la zona. Pero si bien el Valle Inclán sobrevivió sin problemas a los cines Área Central de Cinesa, en su momento la crème de la crème en Galicia, y a los Compostela en sus dos etapas de vocación semi-independiente – grandes sorpresas me vi en esos cines como joyas ocultas del nivel de Primer (2004) -, ahora no ha podido hacer frente al claro empuje de As Cancelas, nuevamente la apisonadora Cinesa, y menos a la progresiva pérdida de espectadores debido al IVA, internet, etc.

Esos neones ochenteros se apagarán el 30 de junio
Esos neones ochenteros se apagarán el 30 de junio

¿Ha sido definitiva la subida del IVA? Pues hay que dejar claro que culpa ha tenido, pero debe tenerse en cuenta que competir en calidad con unos cines nuevos como As Cancelas, la pantalla más grande de Galicia, y al mismo precio es, seamos realistas, francamente complicado aunque deba aplaudirse la apuesta por los tickets de "a 5 euros" que se dan aun ahora cuando ves una película en el Valle Inclán. Pero igual que la muerte de los Compostela, la de estos cines tiene otros factores añadidos que deben ser contemplados pese a quien pese. Aunque hubo renovación del material técnico notable – sala 3D, emisión en Digital, etc. -, todo una pasta que debe ser sufragada con precios impuestos y más desde la subida del IVA, si hablamos de recursos para la comodidad del espectador hace tiempo que merecen un cero patatero. Las butacas siguen siendo las mismas que hace chorrocientos años, la ventilación de las salas siempre ha dejado mucho que desear, el 5.1 falla más que una escopeta de feria que sumado al pobre aislamiento sonoro entre salas… pues eso. Un par de ejemplo, en una de las últimas películas que vi en esos cines recuerdo que los subtítulos estaban tapados, no cabían en pantalla, y pese a comentarlo para que subieran un poco el plano para poder enterarnos de lo que decían unos rusos pues caso omiso. Con el comentado sonido pues similar efecto, había veces que subía el sonido pero en otros desaparecía casi por completo hasta hacerse casi inaudible el diálogo y escuchabas más las explosiones u orgasmos de la sala colindante que lo que acontecía en la película que estabas tratando de ver. Así también se pierden espectadores.

Pero si, es duro ver como se va al traste el único medio "oficial" para poder ver películas como exitos de años pasados del nivel de Intocable (Intouchables, 2011) o The Artist (2011), más piezas con menor distribución nacional como por ejemplo Balada triste de trompeta (2010), The Master (2012), Los últimos días (2013), Stoker (2013) o La caza (Jagten, 2012). Además, aunque ahora a As Cancelas comienza a rescatar cine nacional, el Valle Inclán había aliviado en parte esa vena que se había quedado ahí bloqueada tras el cierre de los Compostela. En fin, Santiago de Compostela, ciudad con un censo de 95.000 habitantes pasa de 14 pírricas salas a 8 y no tiro porque no me toca. Al menos podremos ver cine, en Pontevedra, 82.000 habitantes, ya no tienen ni cine.

Si antes trataba de ver 1 película por semana en cines, ahora la cosa se reducirá no por que quiera, si no porque no pueda hacer otra cosa.