Menuda semana llevamos. Tras el hasta siempre de David Bowie y el adiós de Angus Scrimm, hoy me llevo las manos a la cabeza al leer que Alan Rickman ha fallecido… a los mismos 69 años que Bowie y por una enfermedad de corte similar, el cáncer. Mítico actor británico, lo conocimos encarnando a ese villano de los atracos financieros de altura llamado Hans Gruber en La Jungla de Cristal (Die Hard). Fue un histriónico Sheriff de Notingham en Robin Hood, príncipe de los ladrones (Robin Hood: Prince of Thieves), el coronel Brandon de la novela de Jane Austen "Sentido y sensibilidad", un ángel Metatron asexuado para Kevin Smith, el actor de serie B Alexander Dane en Héroes fuera de órbita (Galaxy Quest), o ese marido llamado Harry que se equivocaba en sus decisiones en la recomendable Love Actually. Pero en este momento la gran mayoría le recordará por ser Severus Snape en la adaptación cinematográfica de la saga Harry Potter de J.K. Rowling, no en vano encarnó al personaje a lo largo de 8 largas películas y 10 eternos años. Polifacético donde los haya, y con una cara de mala hostia permanente, hasta le dio al canto en el sangriento musical Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet (Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street).

Alan Rickman se despide con antelación pero nos dedica un último "Yippi ka yei, hijo de puta"
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