El pasado 9 de febrero, visto así hay que reconocer que ya ha llovido, tuve la ocasión de comenzar a leer la novela "Una de Vampiros" del curioso y dicharachero Martín Piñol. Como bien puntualizo "tuve", porque como me embarco en cien mil proyectos simultáneos la obra pasó a engrosar la lista de debes que crece y crece en mi mesilla de noche, la que ahora mismo parece una Torre de Babel complicada de digerir. Pero nada, hace unos días me marqué una pauta de lectura y fue ese el momento real en el que le llegó el turno a la obra de señor Piñol. Cual vampiro sediento de sangre me abalancé sobre ella y la he ido degustando a lo largo de un número de madrugadas de número indeterminado. Una vez leída lo primero que pensé fue… quiero más, necesito más dosis de ese antihéroe que es Costales, quiero ver actuar otra vez al Adolecedor, necesito más referencias cinematográficas frikis, debo conocer más ese mundo que durante años disfrutas del otro lado pero sobre el que no llegas a profundizar.

Portada de "Una de vampiros"
Portada de «Una de vampiros»

La obra escrita por Martín Piñol nace en una era donde los vampiros están hasta en la sopa, pero a diferencia del romanticismos de dientes largos que nos golpea con dureza a los fans de los señores de la noche deseosos del "no beber vino", tanto vampiro brillante emo está haciendo demasiado mal a la concepción de la criatura, Piñol se une al lado oscuro y se saca de la manga un despiporre que arranca con tonos detectivescos de andar por casa pero que acaba transformada en una sorpresa digna de leerse con gusto, una serie-B en papel que hará las delicias de aquellos que disfrutéis con la mala baba. Aquí los vampiros son como deben ser, primero unos cabrones de tomo y lomo, con un objetivo inclasificable y que no desvelaré porque vale la pena descubrirlo por uno mismo, y segundo, vampiros de esos que se queman con la luz del sol y que cuando el agua bendita les salpica acaban algo más que doloridos y largando improperios de primer nivel. Sumemos a todo esto que Piñol aprovecha al máximo una de las características más brillantes que atesora, un sentido del humor, muy negro en esta ocasión, y una capacidad de escribir diálogos molones que hacen que la lectura sea, además de interesante, divertida e incluso de esas que te obligan a largar una sonora carcajada dadas las situaciones y diálogos que acontecen.

En definitiva, serie-B novelesca, digna del Hollywood independiente y donde no se escatima en sangre, insultos y violencia vampírica de primer nivel. Además, cuando un escritor es un fan, uno de esos que ve y asimila cual esponja permanentemente seca, pues no puedes pasártelo mal con todas las referencias que utiliza. Ahora que se acerca el calor veraniego "Una de Vampiros" se presenta como ideal para animar vuestras lecturas de bajo presupuesto…

Costales, un treintañero de Barcelona, egoísta y despreocupado, es enviado a Hollywood para cuidar de un joven depresivo que estudia cine. Pero el día en que Obama puede convertirse en presidente, el chaval es secuestrado por un grupo de vampiros que ruedan una snuff movie. Ayudado por un homeless ex marine con ansias de venganza, Costales tendrá veinticuatro horas para enfrentarse a estudiantes de cine, actores con pretensiones y otros seres del averno, y encontrar a su amigo.

Retrato de los jóvenes cineastas del Hollywood actual, novela negra narrada con mentalidad europea y relato vampírico muy particular, lo que sí certificamos ante notario es que la lectura de «Una de vampiros» resulta maliciosamente divertida. Y si le hubiéramos puesto fotos y direcciones, también serviría de guía básica para la ciudad de las palmeras y las autopistas. Para que luego se diga que sólo aprendes cosas con las novelas históricas.

Algunos datos informativos…

  • Editorial: Timunmas
  • Colección: Terror
  • Fecha Publicación: 08/02/2011
  • ISBN: 978-84-480-4028-4
  • Páginas: 257
  • Cubierta: Rústica con solapas
  • Precio: 14.00 €