Casi de forma tradicional el multidisciplinar Quentin Dupieux AKA Mr. Oizo, se pasa por el Festival de cine de Sitges para presentar su última rareza. Tras varios años de intensa actividad, Rubber (2010), Wrong (2012) y Wrong Cops (2013), Dupieux ha aparcado en Sitges con Réalité (2014), casi con toda seguridad y sumada a la infumable y demasiado marciana La distancia (2014) o la brazilesca The Double (2014), el film más surrealista que se ha podido ver estos días. Este tipo es un genio digno del aplauso y sigue explorando su mundo de irrealidad y estupidez inclasificable para contarnos esta vez la historia de un cámara de televisión que decide probar suerte rodando un film de terror. La película, Dalí estaría sumamente orgulloso, juega con el espectador introduciéndonos en cuatro historias que aparentemente ocurren en paralelo pero que ocultan un extraño e inexplicable vínculo entre ellas… un vínculo de irrealidad. Con la búsqueda, absurda, de un grito merecedor de Oscar que otorgue a nuestro director el derecho a filmar su película la cosa se lía cosa fina entre diálogos paranoicos y personajes que parecen haberse metido todo el LSD que una farmacia podría llegar a almacenar. Como colofón un final magistral y tronchante en el que Dupieux pone en claro que para irrealidad toda la que debe almacenar en su bendita cabeza. Por mi que sigua así por muchos años, es un genio.

El único cartel que he encontrado de Réalité
El único cartel que he encontrado de Réalité