Primera toma de contacto que me como en la 46 edición del Festival Internacional de Cinema Fantastic de Catalunya y, la verdad, como arranque no es que haya sido todo lo deseable que uno hubiera querido. Tras 9 años haciendo no se qué, y con una opera prima compleja, sesuda y que todavía hoy sigue siendo difícil de asimilar como Primer (2004), todavía tengo un colega que me la tiene guardada por convencerle para verla en el cine, Shane Carruth regresa a la gran pantalla con Upstream Color (2013), historia mucho más grotesca que Primer donde los gusanos, los cerdos y las vidas enlazadas de los protagonistas son lo que debemos tener en cuenta… o eso creo. Podría decir eso de que Carruth ha hecho poesía cinematográfica, que Upstream Color es en el fondo un mensaje sobre las adicciones, o una oda a las profundas relaciones debidas la padecimiento de cisticercosis. Pero no, Carruth ha parido un coñazo sublime donde la vida de un par de cerdos está íntimamente vinculada a Kris (Amy Seimetz) y Jeff (Shane Carruth). Probablemente lo más llamativo del film es la relación entre los cerdos, Kris y Jeff, que va más allá de lo imaginable y en donde las vivencias de los primeros, y por sorprendente que parezca, son en parte sufridos por los segundos. El espectador podrá disfrutar hasta de un tremebundo y matriarcal mensaje gorrino que le dejará bastante perplejo. Por lo demás la obra de Carruth es un experimento ideal para festivales pero difícil de digerir. Rara no, lo siguiente!

De lo poco asumible del film, el cartel
De lo poco asumible del film, el cartel