El pasado viernes acudimos, como de costumbre, a nuestra cita con el mundo del celuloide. La película elegida fue la segunda parte de la fabulosa Spiderman, titulada como era de esperar Spiderman 2.
Dirigida nuevamente por el rarito Sam Raimi, sigue manteniendo ese reparto que a pocos gusta, Tobey Maguire continua interpretando, si se puede decir eso de lo que hace, a Peter Parker / Spiderman, y Kirsten Dunst a Mary Jane Watson.
Vuelven a aparecer James Franco como Harry Osborn, el hijo del mal parado Norman Osborn / Duende Verde, nuevamente interpretado en un sueño por Willem Dafoe. La Tía May sigue siendo ella y J.K. Simmons continua provocando carcajadas con su genial participación como J. Jonah Jameson, director del Daily Bugle.
El enemigo seleccionado para esta película es el poderoso Doctor Octopus / Dr. Otto Octavius, bien llevado por Alfred Molina, visto en Frida, Chocolat, Maverick o En busca del Arca Perdida, aunque también tenemos cameos de futuros archienemigos del hombre araña como el Dr. Connors / El Lagarto.

Spiderman y el Doctor Octopus

El film, igual o más espectacular en cuanto a efectos digitales que la primera parte, es un poco irregular. Debe ser por que se centra mucho en los problemas personales de Peter Parker, que no son pocos, sus dudas ante el hecho de ser un superhéroe, su relación con Mary Jane y Harry Osborne, y un ataque de stress que le provoca una repentina perdida de poderes, aunque no total. Hay momentos en los que se hace ciertamente aburridilla pero luego recupera el ritmo a base de golpes, patadas, vuelos y demás.
Nuevamente salen los colegas del señor Raimi en algunos papelillos sin importancia: Ted Raimi como un empleado del Daily Bugle o Bruce Campbell como el portero del teatro, en la primera parte era el presentador de la sala de los combates. Otros que salen son Scott Spiegel, director amiguete de Raimi desde sus comienzos con Whithin the Woods o Posesión Infernal, y John Landis (Un hombre lobo americano en Londres).
En definitiva, una peli que podía estar mejor pero que de todas formas entretiene, irregular pero llena de fabulosos efectos digitales creados por un clásico como es John Dykstra (Spiderman, Star Wars, Galactica o Fuerza Vital / Lifeforce) y de brazos animatrónicos diseñados y manejados por Steve Johnson y sus chicos de EDGE FX (La Liga de los Hombres Extraordinarios, Blade II, Species o Abyss).
La banda sonora sigue con la tendencia de la primera, más que nada porque al frente de la misma continua el genial y gótico Danny Elfman.

Comentar que el cine Valle Inclán de Santiago de Compostela es una basura de local, es lamentable que un lugar que presume de Dolby Digital y demás tecnologías para mejorar el cine, nos presente una película en donde el sonido estaba todo el rato vibrando, se notaba muchísimo cuando subía el volumen y era notable el desastre que provocaba, insufribles gorgoteos en la voz, como si estuvieran en el fondo del mar. Lo peor de todo es que esto viene de atrás, las últimas películas que hemos visto en esas salas, Troya, Van Helsing, El día del Mañana, etc… han sufrido el pasotismo de los dueños de la sala, ya que fallaba el Dolby desde el principio de los films.
Recomiendo acudir a otros cines. Un saludo.