Y con Ant-Man son ya unos cuantos. Marvel Studios vuelve a presentarnos a un nuevo personaje de su vasta librería de carismáticos héroes y letales villanos, uno que además promete dar mucho juego visto lo visto en esta incursión tras las cámaras del inesperado director Peyton Reed. Esta vez el turno es el de un miembro "menor" de Los Vengadores que al igual que otros ha tenido varias encarnaciones a lo largo del tiempo. Lo que por otro lado demuestra el estudio con esta introducción es que no siempre es necesario extenuar al espectador con artificio de escándalo o con mil personajes en pantalla que son difíciles de seguir. Ant-Man es pequeña en pretensiones pero gigante en logros, un film que aúna lo personal de la vida del Dr. Hank Pym (Michael Douglas) y Scott Lang (Paul Rudd), con la habitual descarga de acción en la que, nuevamente, juntan el aspecto más físico de los personajes con el apoyo de los efectos visuales modernos que tantas piruetas permiten hacer. Ant-Man juega además con soltura con la comedia y los chascarrillos, obra del trío calavera Michael Peña, David Dastmachian y T.I., lo que añade como ya ocurriera con Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) una dosis de frescura muy agradable.

Como era de esperar el MCU sigue cohesionado y Marvel Studios aprovecha un buen rato para recordárnoslo. Nada mejor que arrancar el proyecto con una ración de flashbacks donde conocemos los orígenes reales de Ant-Man, de su encarnación Hank Pym y de cómo S.H.I.E.L.D., breve paseo de Peggy Carter (Hayley Atwell) y Howard Stark (John Slattery), trató de sacar provecho de las investigaciones del doctor y su señora esposa Janet Van Dyne… curioso es que nunca le veamos el rostro. Por ello aunque la película trata de poner el foco principalmente en la vida de Scott Lang, la historia no escatima en darle toda la importancia que merece el pasado de Hank Pym, héroe que a la par que otros históricos como el Capitán América han luchado contra los villanos hace un buen puñado de años. Y de ahí saltamos a lo que todos ya sabíamos: Ant-Man es un film de robo, de uno a gran escala en pos de cumplir con lo habitual responsabilidad que recae sobre los hombros de los héroes de Marvel… salvar al mundo de amenazas que no logramos ni imaginar. Esta es la historia parida por Edgar Wright y Joe Cornish, y escrita en definitiva por estos dos aunque matizada por Adam McKay y el propio Paul Rudd.

La gran ventaja de Ant-Man, inversamente proporcional a su tamaño, es lo cercano del personaje. Recuerdo ahora lo bien que lleva el paso del tiempo películas como Capitán América: El primer vengador (Captain America: The First Avenger, 2011) o su reciente secuela. Sus héroes son creíbles, humanos con características especiales sin egos que todo lo absorben. Ant-Man usa un traje para ofrecernos las secuencias de lucha más inesperadas y molonas de lo que lleva de historia el MCU. No tienen por qué ser mil secuencias, que va, llega con un par para dejarnos ojipláticos y concienciados de lo divertido que puede ser ver a Ant-Man miniaturizarse y agrandarse para zurrar al que se le ponga delante… sea quien sea. Además, mucha atención, Ant-Man es un director de orquesta, uno que se apoya en su ejército de hormigas que tienen tanto o más protagonismo que el propio personaje, y eso mola porque quita peso a la responsabilidad del héroe por estar presente en todo momento.

En definitiva, Marvel sigue haciendo su trabajo de forma muy especial con una Fase II compensada a la que habrá que echar un vistazo un día de estos al ser este el cierre de la misma. Ant-Man es una de las grandes de esta fase, no voy a decir que del nivel de Guardianes de la Galaxia ya que el carisma que tiene Chris Pratt no lo logra ni de broma Paul Rudd, pero se le acerca con mucho merecimiento. Por lo tanto, adelante con su visionado, más de uno se llevará una grata sorpresa por todo lo que puede ofrecer algo tan pequeño como el Hombre Hormiga.

Ah, del reparto… Paul Rudd correcto, Michael Douglas correcto, Evangeline Lilly pues normalita, Corey Stoll como ese minúsculo villano Yellowjacket pues endiosado y paranoico total, cosa de su Darren Cross y del odio que profesa hacia su mentor Hank Pym. Lo más llamativo la presencia de Michael Peña merced a un personaje que aporta tanta frescura al producto que deseas que te suelte sus impagables speechs modo "la prima de la novia del amigo del hermano de mi tío me ha dicho que el abuelo del vecino de tu colega de trabajo… blablabla". En definitiva, film totalmente compensado que aúna comedia, acción y mucha personalidad. La pregunta es obvia: What if Edgar Wright? Nunca lo sabremos pero podemos intuirlo.

El cartel IMAX de Ant-Man es bastante molón
El cartel IMAX de Ant-Man es bastante molón