Entre tanta novela YA siendo adaptada a la gran pantalla hay que reconocer que la obra de Suzanne Collins es la que mejores resultados está ofreciendo, y más cuando el producto opta por no explotar los menudillos del muy presente, casi lamentable y agotador cine de corte teenager. Los Juegos del Hambre: en llamas (The Hunger Games: Catching Fire, 2013) es más adulto de lo que uno puede pensar, y aunque está más que claro que una de las bases de la historia es el obligado tira y afloja a tres bandas entre Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), Gale Hawthorne (Liam Hemsworth) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson), el nuevo film ahora en manos del solvente Francis Lawrence contiene en su interior una mayor carga de crítica social que viaja entre esa situación de icono objeto en la que se encuentra convertida la protagonista por parte del dictatorial régimen del Capitolio vs. el oculto y cada vez más presente manejo de la rebelión. En llamas es un film más completo que ese prometedor debut que resultó ser Los Juegos del Hambre (The Hunger Games, 2012) de Gary Ross, aunque también se le puede gritar a la cara eso de que ya se podían haber esmerado más en trabajar la estructura porque pese a tener ideas que subyacen tras los diversos acontecimientos se hace descaradamente un sota, caballo y rey clavadito al anterior film… que ojo, igual es que la novela también es así y no hay más que evolucionar.

Sea como fuere los amigos Lawrence, director y actriz, ofrecen un producto entretenido, dos horitas y media del ala a día de hoy son complicadas de manejar y aquí aunque con matices cumple bien. Además, la protagonista, peso pesado en Hollywood y que figura como atronador bellezón con ese carisma / encanto de andar por casa, se echa a la espalda toda el peso de la película y carga con un debate moral con consecuencias físicas donde parece que haga lo que haga lo que debe ocurrir inevitablemente ocurrirá. Y es que la realidad confirma que ese juego que de forma obligada monta el Presidente Snow (Donald Sutherland) contra la Katniss no tiene ganadores, si bien apunta a que solamente habrá vencidos. La intención es la misma, aplacar el clamor de las masas pisoteadas; el primero porque es lo que espera ya que como dictador se vive muy bien, la otra porque desea evitar el figurar como mecha que prendió la llama que llevó a sus iguales a su previsible aniquilación. Pero pese a las amenazas del viejo, y dado que todo es inevitable, aquí solo queda asimilar lo que te tiene previsto el destino y adelante con las consecuencias.

El resto de En llamas es lo que se espera del producto. Nueva visita a la estrafalaria tierra del Capitolio, unos nuevos juegos – digamos que muy descafeinados en comparación con los anteriores y en donde el tema de las alianzas vs. las necesarias sospechas toman protagonismo -, nuevos personajes con bastante sustancia como los interpretados por Philip Seymour Hoffman, Sam Claflin, Jeffrey Wright o la "en llamas" Jena Malone, y un final de esos que te tocan ligeramente las narices, por no decir otra parte del cuerpo, y que con perdón funciona como el culo si hablamos de cine. Que si, que ahora toca esperar un puñetero año al estreno de Los Juegos del Hambre: Sinsajo – parte 1 (The Hunger Games: Mockingjay – Part 1, 2014) y con ese final te dejan bastante con el culo torcido y bastante cabreo. Aun así mola.

Fabuloso cartel IMAX de Los Juegos del Hambre: en llamas
Fabuloso cartel IMAX de Los Juegos del Hambre: en llamas