Aunque ya ha pasado una semana desde que vi en cines Ghost in the Shell de Rupert Sanders, aprovecho ahora un pequeño hueco entre tanta noticia y compromiso para hacer un breve recorrido por esta adaptación de la icónica y estupenda obra manga de Masamune Shirow y su excelsa versión anime dirigida por Mamoru Oshii.

Obviamente las pretensiones de Hollywood cuando hablamos de remakes, y más de esta índole, suelen tirar hacia abajo. En este caso no es para menos y pese a todo lo visualmente imponente que resulte el producto final, que lo es, la impersonalidad de un director como Sanders o de guionistas cero relevantes auguraban lo que finalmente ha resultado… no es una castaña pilonga, no, pero tampoco es el Ghost in the Shell que seguramente esperábamos ver (aunque ese modelo iba a ser sumamente complejo de presentar a un público mainstream). Pero ojo, porque adaptar la obra de Shirow y la visión de Oshii no es cosa fácil, de hecho el proyecto lleva dando vueltas casi una década sin que nadie se haya decidido a dar el paso definitivo… hasta ahora. Y no creo que este periplo haya sido por no querer hacerlo, si no porque el cómo ha sido algo francamente complejo de decidir.

Ghost in the Shell versión Rupert Sanders juega con los elementos más simples de la obra original, añadiendo nuevos de posteriores en la franquicia anime, olvidando otros cruciales, pero mostrando en pantalla auténticos planos / cuadros que son fieles reflejos visuales de lo que Oshii creó. Lo que sí queda claro es que todo está simplificado para ser digerido por el público en general, abandonando (aunque esté ahí medio presente) lo más metafísico que rememora a los cánones sobre los que se aposentó la obra maestra Blade Runner: el ser humano, la propia identidad, el sentido de pertenencia y la inteligencia artificial. Aquí todo se soslaya, si, hay detalles de humanidad e identidad, pero en definitiva mucho más cine de acción que una narrativa compleja que te obligue a devanarte los sesos para comprender (como ya ocurriera con el film de Ridley Scott).

El reparto pues correcto, a Scarlett Johansson no es que la vea en el papel, más a Pilou Asbæk o Takeshi Kitano que logran un acondicionamiento mucho más solvente que la megaestrella. Pero bueno, es cine de acción, es cine de Hollywood y muchas veces tampoco se le puede pedir mucho más. Eso sí, visto el resultado que está teniendo en taquilla uno se plantea qué habría pasado si se hubiera pasado por entrar hasta el fondo en las dudas filosóficas del anime. ¿Le hubiera ido igual de mal? Pues puede que sí, pero entonces habría sido eternamente recordada, cosa que ahora no será así.

El cartel más molón hasta la fecha de Ghost in the Shell
El cartel más molón hasta la fecha de Ghost in the Shell