Pese a la deficiente distribución que está teniendo por España, son muchos los que tristemente se quedarán sin verla en pantalla grande, ayer tuve la ocasión de ir al cine a ver Moon (2009), el debut cinematográfico de Duncan Jones, hijo de David Bowie, y personaje a tener muy en cuenta desde ya siempre que se le pase por la cabeza una idea para contar en pantalla grande.

En la historia de Moon, imaginada por el propio Jones y adaptada al guión de cine por Nathan Parker, se nos presenta el fin del periplo lunar de Sam Bell, un astronauta minero que lleva casi tres años solo en una estación lunar de la compañía Lunar Industries. Su misión durante estos tres años ha sido llevar adelante el mantenimiento de la base y la recolección del gas helio-3 de la zona oscura de la Luna, gas que permite obtener una gran cantidad de energía mediante fusión y que ayuda a que el deterioro terrestre se paralice. Tras ser introducidos, sencillamente y como si de una promoción se tratara, en la problemática energética mundial, asistimos a un día del trabajo de Sam Bell. Nuestro protagonista se levanta, desayuna y hace algo de deporte. Luego disfruta cuando tiene ocasión de alguna esporádica transmisión en diferido que le llega desde la tierra y que tiene por lo general a su mujer e hija como protagonistas. La mayor parte del tiempo la dedica a interactuar con un robot llamado Gerty, cuya misión es supervisar el trabajo de Bell al tiempo que cuida de el. Los momentos de ocio, vitales para combatir la monotonía y el aislamiento al que está sometido, Bell los distribuye entre cuidar unas plantas en una especie de invernadero y completar una maqueta de madera que ya estaba iniciada cuando el llegó. A dos semanas de su partida para la tierra Sam Bell comienza a sufrir alucinaciones, esto desemboca en un accidente que tiene cuando se dirige a supervisar una de las máquinas cosechadoras. Tras permanecer un tiempo en coma la vida de Bell dará un vuelco imprevisto. Y hasta aquí puedo contar.

Cartel de Moon
Cartel de Moon

Moon es ciencia ficción de la buena y de la que decide apostar por ser diferente y más clásica. Además de contener una trama basada en una muy buena idea, aporta suficiente tensión, claustrofobia, drama, pesar y desesperanza como para enganchar de principio a fin. Moon prefiere describirnos un futuro muy similar al tiempo que vivimos ahora mismo, no deriva en parafernalia increíble y sofisticada, y se centra más en la aislada experiencia de un astronauta con el problema presente que esto conlleva. Hay una extraña combinación de modernidad, la base o la presencia de Gerty son el mejor ejemplo, con elementos más de andar por casa como el uso de marcadores post-it que decoran toda la nave o las músicas que Sam Bell escucha de vez en cuando. Su director, Duncan Jones, tiene momentos para todo, para ofrecernos una obra original y para recordarnos retazos de otras piezas cinematográficas que tocan el tema de la soledad. Hay presencias de la locura de Naves misteriosas (Silent Running, 1971) de Douglas Trumbull, del aislamiento y las visiones de Solaris (1972) de Andrei Tarkovsky o de la modernidad artificial de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968) de Stanley Kubrick. Para alucinar y quitarse el sombrero es el trabajo de Sam Rockwell que, al igual que el de Sharlto Copley en District 9 (2009), se lo come todo el solito. Rockwell es todo el Sam Bell que nos podemos imaginar.

Uno de los escenarios de Moon
Uno de los escenarios de Moon

Gerty, con su pantalla emoticon y sus post-it
Gerty, con su pantalla emoticon y sus post-it

Mención especial merecen diversos aspectos técnicos del film. Primero la banda sonora que ha compuesto Clint Mansell y de la que se puede escuchar el tema central "Welcome to Lunar Industries" en su web de MySpace. Mansell ofrece un score minimalista, de esos que rezuman melancolía y que encaja como anillo al dedo en una película como esta. Segundo el destacadísimo diseño de producción de Tony Noble y la dirección artística supervisada por Hideki Arichi y Josh Fifarek, es para estudiar y plantar en el rostro de algún directivo de esas majors que pululan por Hollywood cómo han logrado lo que han logrado con el poco presupuesto que han tenido. Tercero y final, los excelentes efectos digitales de Cinesite, al igual que todo el trabajo de producción comentado antes me cuesta entender como lo han hecho con esos 5 millones de dólares.

No se que más decir. Id a verla. Seguro que la disfrutáis.